SAN PEDRO DE RUBÉN FERNÁNDEZ PARRA
24/03/2010
Tras la Dolorosa, la imagen de Santa María Magdalena y la Virgen del Carmen con el Niño, le toca el turno ahora a la talla de San Pedro Apóstol que el escultor e imaginero sevillano ha tallado para sustituir una obra anterior, desaparecida en el incendio fortuito que arrasó un importante edificio del casco histórico de Comayagua.
El santo, un candelero para vestir en madera de cedro policromada, se halla representado en el pasaje de sus Negaciones y Lágrimas, acaecido durante la Pasión de Jesús. Es por ello que aparece arrepentido, con la mirada elevada hacia el cielo y las manos entrecruzadas a la altura del pecho, suplicando el perdón del Maestro.
Por su condición de Padre de la Iglesia, San Pedro lleva ropas propias de la alta jerarquía eclesiástica, en telas adamascadas. Aunque son fácilmente reconocibles los rasgos estilísticos de Rubén Fernández Parra en la hechura, el artista reconoce cierta inspiración en el malogrado simulacro hondureño, posible obra del siglo XVIII.
A través del icono que encabeza la noticia, verán más fotografías de una obra que representa al santo anciano, con la barba y el escaso cabello de color gris, si bien su autor no insiste demasiado en avejentar sus rasgos, acercándolo así más a la madurez que a la senilidad. Sus ojos son vítreos y se halla tocado con el nimbo propio de la santidad.
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