La advocación de Nuestra Señora del Buen Remedio cuenta con más de 800 años de historia, siendo patrona de la Orden de la Santísima Trinidad y de los cautivos cristianos que habían sido capturados y vendidos como esclavos por los musulmanes. Dicho patronazgo fue aprobado por el papa Juan XXIII en 1961.

La tradición cuenta que, con el patrocinio del Buen Remedio, en una redención de cautivos en el norte de África realizada por San Juan de Mata, fundador y patriarca de la Orden Trinitaria, la Señora remedió la falta de fondos para el rescate de muchos cristianos en manos del Islam.

En España la Virgen es conocida popularmente por "Los Remedios". Al utilizar Juan XXIII en su decreto pontifical el título italiano "Buen Remedio", la comunidad trinitaria de Algeciras (Cádiz) ha decidido acoger el título avalado por la Santa Sede para venerar la nueva obra que nos ocupa.

Se trata de una talla de candelero para vestir a tamaño natural (mide 167 cm de altura) del escultor e imaginero jiennense Antonio Parras Ruiz. En su ejecución se ha empleado madera de cedro y pelo natural para las pestañas de los párpados superiores. Su policromía al óleo, de tonalidad intermedia, es suave, presentando las cejas arqueadas y las mejillas y los labios sonrosados.  

De inspiración clásica, el rostro de la Virgen se halla provisto de volúmenes envueltos y simplificados. Con la mirada al frente, sus ojos de color azul oscuro están ligeramente entornados. La boca, cerrada, esboza una leve sonrisa. Es una imagen concebida por su autor para llevar también pelo natural.

En cuanto a sus manos, la derecha está adecuada para portar el atributo legendario de la bolsa de monedas que la Virgen dio a San Juan de Mata para liberar a los cautivos, mientras la izquierda presenta una posición más relajada, con la palma abierta. También sostiene en ellas otros atributos como la azucena y el rosario.