DIVINA PASTORA DEL TALLER PEŅALBA PARA HUELVA

Juan Manuel Valverde Bellido (12/01/2010)


 

 

 

El Taller Peñalba, situado en la localidad cordobesa de Cabra, ha realizado una nueva imagen de la Virgen destinada a recibir culto por la Real Hermandad del Rocío de Huelva. El solemne acto de bendición de la obra, a la que se le dio el titulo de Divina Pastora de la Aurora, tuvo lugar el pasado 3 de Diciembre de 2009, constituyendo una ocasión multitudinaria que concluyó con devoto besamanos.

La obra ha sido concebida para vestir, y va realizada en terracota y madera tallada y policromadas, con carnaciones al pulimento, de tamaño natural (125 centímetros de altura, dada su posición sedente). Se trata de una versión de María inspirada en el clasicismo sevillano imperante en los años finales del siglo XVIII, con claros influjos rococó propios de la escuela, en la que la Virgen aparece sentada, girando levemente la cabeza a su derecha, en actitud sosegada y dulce, dejando caer la mirada sobre el fiel que ante Ella se postra.

La cabeza y el busto, realizados en terracota, siguen los parámetros del estilo referido, con rasgos clásicos y a la vez refinados y minuciosamente trabajados, con nariz fina y recta, y boca menuda y carnosa, delicadamente perfilada. Los grandes ojos almendrados y suavemente entornados, y las cejas, que se dibujan arqueadas y finas, otorgan a la expresión un aire tenue de melancolía. Las mejillas son carnosas y a la vez tersas, creando un óvalo de rostro redondeado y juvenil. El cuello es grácil y esbelto, proporcionando a la cabeza un ligero movimiento. Aunque la imagen se ha ideado para llevar una peluca de pelo natural, la cabellera se ha modelado minuciosamente y va peinada con raya al centro, dejando ver los delicados pabellones auriculares y recogiéndose sobre la nuca en una trenza que se anuda con un lazo, en el que puede leerse la inscripción “SOY VUESTRA PASTORA”.

Las carnaciones son pálidas y nacarinas, muy brillantes, con delicados arreboles y fundidos a base de veladuras que dan a la efigie un carácter de lozanía y gracia casi infantiles. Los ojos llevan pestañas de pelo de marta. El cuerpo y el candelero se han realizado a base de listones de madera y lienzo encolado. Los brazos, también en madera, son articulados. Las manos se han tallado en madera, por ser así más consistentes y ligeras; mientras la derecha aparece extendida, la izquierda hace ademán de sostener un báculo u otro atributo. Se han interpretado con gran naturalismo y carnosidad, pronunciados hoyuelos y dedos finos de estudiada postura y ritmo. Las carnaciones de las mismas son también nacarinas y brillantes, con suaves arreboles a base de veladuras de óleo.

El conjunto de la nueva imagen onubense de la Divina Pastora respira gracia y dulzura, aunque lo clásico de sus rasgos y su evidente apostura le proporcionan un carácter regio de gran atractivo devocional.

 

 

 

Nota de La Hornacina: Juan Manuel Valverde Bellido es Licenciado en Historia del Arte.

 

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