Representación del Ecce Homo con el título de Señor de la Humildad para una devoción particular de la provincia de Castellón. Talla completa de 150 cm de altura, policromada al óleo, con ojos de vidrios en su mascarilla y corona de espinas superpuesta de acacias naturales.

La figura de Cristo aparece con los brazos delante del pecho y las muñecas cruzadas, todo ello dispuesto para llevar otros dos atributos pasionistas: la soga que ata sus manos y una clámide púrpura de tela; símbolo este último de burla hacia su realeza, junto con la corona de espinos. Gira la cabeza hacia la derecha, con la mirada baja en señal de humillación, mientras los brazos se desplazan en sentido contrario. Esta disposición en diagonal es un recurso utilizado con frecuencia por los artistas desde el periodo renacentista para romper la verticalidad y dar movimiento a las imágenes.

El patetismo queda subrayado también por el gesto de dolor tras el castigo de la flagelación y las heridas sangrantes recreadas en la policromía, que salpican el escueto sudario de cóncavos pliegues. El tratamiento del cabello es otro de los exponentes de la calidad de esta pieza.