Nos encontramos ante dos pequeños cobres que representan a la Virgen con el Niño (16 x 22 cm) y Las Dos Trinidades (18 x 24 cm). Las pinturas, de bella y fina factura, son barrocas y se fechan en torno a los siglos XVII y XVIII. Pertenecen a la colección del Museo del Santo Ángel de Sevilla (MUSAN).

Especialmente destaca la delicadeza, virtuosismo e impecable técnica de la pintura que representa a Las Dos Trinidades, la terrenal y la celestial. En una composición triangular vemos, en el plano inferior, a Jesús, José y María, y en la superior al Padre sobre el Espíritu Santo en forma de paloma, que sujeta una corona de espinas entre sus patas, alineada con Jesús.

Ambas pinturas estaban, esencialmente, oscurecidas por depósitos ambientales. Las Dos Trinidades presentaba, además, un acusado amarilleamiento debido a la oxidación del barniz aplicado, así como un repinte de pudor en la pieza de la Virgen con el Niño, en la zona del escote, descubierto bajo la observación de luz ultravioleta. En ambas piezas aparecían también pequeñas zonas de pérdida de estrato polícromo que dejaban ver la capa metálica del soporte subyacente. Todo ello dificultaba la observación completa y total de las pinturas y su cromatismo original.

Respecto a la intervención, se consolidaron puntualmente, con resina acrílica en disolución cetónica, las zonas de lagunas faltantes y se realizaron, tras ello, test de limpieza y solubilidad. Así, se retiraron las capas de barniz oxidado y los estratos de suciedad adherida sobre la pintura. El caso del repinte de pudor fue retirado para dotar a la pieza de su contemplación original. Finalmente, y tras un primer barnizado protectivo del estrato original, se reintegraron los faltantes cromáticos con colores al barniz y se protegieron las pinturas con un barnizado final de retoque pulverizado.

Los marcos han sido limpiados e intervenidos levemente. A uno de ellos, en madera barnizada, le ha sido retirado el barniz antiguo y ha sido protegido con cera natural para devolverle lustre. El otro estaba parcheado con papel dorado de baja calidad, intentando paliar las pérdidas que tenía. Al retirarlo de forma mecánica, se observó que no conservaba el dorado original, que había sido lijado, así que se aplicó un nuevo dorado al mixtión de base acuosa y, para asemejar el cromatismo anterior, se ha realizado una corla de tonalidad tierra sombre natural.