Se trata de una escultura de Jesús Crucificado con el título de Santísimo Cristo de la Fe, obra del joven escultor e imaginero malagueño Valerio Téllez Bermúdez. La presentación tuvo lugar a mi cargo el pasado 27 de octubre en el altar mayor de la Iglesia Parroquial de Santa María de la Encarnación de Vélez-Málaga.

La obra es de tamaño natural y representa a Cristo muerto y desplomado por el peso de su propio cuerpo, apoyado en el madero por tres clavos situados en las muñecas. Vencida la cabeza sobre el pecho, quedando cubierta por una original corona de espinas. La melena corta que enmarca su rostro no estorba la visión de las facciones: la lengua pegada al cielo de la boca, los ojos ligeramente entreabiertos, la poblada barba que se funde en el tórax con un reguero de sangre que baja desde la cabeza, producida por la corona de espinas; en este caso, de una original estética pocas veces realizada y que aporta unos nuevos matices.

La presencia de sangre es sobria pero contundente, sin detalles estridentes que no permitan una lectura correcta de lo que nos quiere transmitir su autor. Y es que nuestro artista no bebe del hiperrealismo, sino de las fuentes clásicas a la hora de hacer sus imágenes. Se inspira en modelos ya asentados, pero aún vivos: en la devoción andaluza que surge de la escultura popularizada durante la época del Barroco.

Poseedor de una corta pero fructífera trayectoria, Valerio Téllez nunca ha recibido aprendizaje académico relativo a las Bellas Artes ni las enseñanzas de imaginero alguno, siendo su formación totalmente autodidacta. Entre sus proyectos se encuentra otra hechura cristífera a tamaño natural para Málaga capital, una Dolorosa para Benamocarra y un Niño para la patrona de Cútar, localidades ambas de la provincia malagueña.