RESTAURADA LA GRAN OBRA DE JERÓNIMO JACINTO DE ESPINOSA EN VALENCIA
08/12/2024
El cuadro La Inmaculada Concepción y los Jurados de la ciudad de Valencia, pieza de propiedad municipal, pintada en 1662 por Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667), fue presentado el pasado jueves a la ciudadanía tras las tareas de restauración realizadas durante el último año en las dependencias del Museo Histórico Municipal, un trabajo conjunto llevado a cabo por el Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento, el Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVCR+i), el Museo de Bellas Artes de Valencia, y la empresa Noema Restauradores S.L. Este cuadro es una de las obras de arte más importantes de las colecciones pictóricas municipales y tiene un marcado carácter simbólico para la ciudadanía de Valencia. Se trata de un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones (360 x 350 cm) que representa a los jurados de la ciudad bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Su historia arranca en el año 1661, cuando el valenciano Juan Crespí de Borja (o de Valldaura, según documentos), embajador del rey Felipe IV, logra un decreto a favor de la creencia en la Inmaculada Concepción de María, uno de los elementos ideológicos de la Contrarreforma, antes de ser declarado dogma de fe católico. La noticia llega a Valencia, y los jurados de la ciudad, que habían expresado firmemente su apoyo a la doctrina, refuerzan su defensa de esta por diversos medios, encargan una escultura conmemorativa, y juran defender siempre la creencia. Precisamente, esta jura es lo que se refleja en el cuadro: el juramento al dogma. Su elaboración por parte del artista Jerónimo Jacinto de Espinosa fue un encargo realizado precisamente por los jurados de la ciudad a mediados del siglo XVII y, tal como ha explicado el director del Museo de Bellas Artes de Valencia (MuBAV), Pablo González Tornel, se trata de un lienzo que recoge lo mejor de la tradición pictórica barroca valenciana, caracterizada por un realismo muy potente, que refleja a los jurados con su aspecto verdadero, con una apariencia realista y reconocible, no idealizada, y que identifica a su autor con los Ribalta o el mismo José de Ribera. En el cuadro, además de la imagen de la Inmaculada en primer plano, puede verse a izquierda y derecha a distintos miembros del gobierno municipal y/o representantes de la élite local, algo que, a tenor de González Tornel, demuestra que Valencia había hecho suya la causa inmaculista. De este modo, el inmaculismo valenciano no aparece como una simple muestra de apoyo a la política desarrollada desde Madrid, más allá de que ambas esferas de poder compartieran su apoyo a la pía opinión, sino como un símbolo de la compleja estructura política y constitucional de la Monarquía de España, auténtico "macrocosmos" compuesto, entre otros elementos, por municipios que demostraban su identidad e historia propias a través de cultos como la Inmaculada. El inmaculismo simbolizaba al mismo tiempo la adhesión de la ciudad al conjunto de la Monarquía a través de su lealtad y pacto con el rey, dando cuenta de ese carácter compuesto o agregativo de la Monarquía, por el cual las distintas partes participaban del conjunto sin dejar en ningún momento de demostrar su idiosincrasia particular. El cuadro de Espinosa sirve nuevamente como metáfora visual de esta idea, pues, tal y como señala González Tornel, a los pies del mismo pueden apreciarse, de izquierda a derecha, los escudos de la Monarquía habsbúrgica, el del Pontífice Alejandro VII y el de la ciudad de Valencia, que adquiere un lugar prominente dada su presencia en un espacio de tanta carga simbólica como el manto de la virgen. El lienzo presentaba un estado de conservación muy deficiente, especialmente debido a que, a lo largo del tiempo, se han efectuado numerosas intervenciones sobre la tela, muchas de ellas inadecuadas. Asimismo, en sus más de tres siglos de antigüedad, ha estado instalado en lugares muy diferentes y, a veces, en condiciones irregulares. Por ello, y con el objetivo de recuperar el esplendor de una pintura estrechamente vinculada al municipio y al gobierno local, el Ayuntamiento abrió en su momento una convocatoria para restaurarla de manera integral. Previamente, fue trasladada al MuBAV para realizar los estudios previos necesarios para orientar el trabajo a realizar, dado que no era factible hacer dichos análisis en las instalaciones del Museo Histórico Municipal. El proceso de restauración arrancó el pasado mes de octubre. Personal especializado de la empresa Noema Restauradores S.L. ha llevado a cabo los trabajos durante un año en el Museo Histórico Municipal, tanto la consolidación del bastidor como de apoyo de la capa pictórica, la limpieza de polvo y suciedad, la retirada de barnices y repintes, y la consolidación general, para proceder, seguidamente, a la reintegración cromática. Todos los trabajos en vertical se han realizado a la vista del público, que durante este tiempo ha podido observar en directo la labor de restauración. |
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