A pesar de no haber transcurrido ni veinte años desde su ejecución, la Virgen de la Salud ha sufrido un deterioro importante, tanto en la policromía como en el soporte.

Durante poco más de dos meses, Adrián Valverde ha renovado completamente el candelero de la imagen, acoplando otro con la talla de un nuevo cuerpo. Así mismo, ha saneado las uniones de las piezas y los ensambles y ha restañado varias grietas que habían aparecido en el cuello y otras partes del cuerpo.

También ha sustituido los brazos fijos por otros articulados, incorporando el sistema de rotación, y ha labrado una nueva peana de capilla, dorada y marmolizada, sobre la que se asientan los pies.

Por último, el imaginero egabrense ha enriquecido la Dolorosa con unas nuevas policromías, con la intención de realzar su belleza, y ha colocado nuevas pestañas de pelo natural en los párpados superiores.