EL ARTE FUNERARIO EN ESPAÑA A TRAVÉS DE SUS AUTORES 2024 (I)
VENANCI VALLMITJANA
23/10/2024
Tercera entrega de una especial que repasa algunos de los ejemplos artísticos más interesantes de los principales recintos funerarios del país. Todos ellos son ejemplares
de gran valor estético, histórico e incluso literario, que cada vez cuentan con más aceptación al ser un recurso emergente en el ámbito del turismo cultural. |
La Trinidad se halla compuesta por el Dios cristiano en su representación como Padre Eterno, un anciano venerable con larga barba vestido con túnica y manto atemporales. Sostiene entre sus piernas el cuerpo inerte de su hijo Jesús, que se muestra como si acabara de ser descolgado de la cruz donde lo crucificaron, vestido solo con el paño de pureza. Entre padre e hijo, justo encima del pecho de Dios, vemos a una paloma volando con las alas desplegadas, representación física y simbólica más habitual del Espíritu Santo o la fuerza divina. El Padre Eterno está sentado en su trono celestial, hecho de nubes. La forma sinuosa y compacta sobre la cual reposa se alarga por la parte inferior, recogiendo y ayudando a sostener el cuerpo de Cristo. Entre las piernas de Jesús sobresalen dos angelitos que acogen y cuidan el cuerpo del hijo de Dios. Padre, hijo y Espíritu Santo constituyen la Santísima Trinidad o triple naturaleza de Dios, tema que Venanci Vallmitjana (1830-1919), uno de los escultores catalanes más reconocidos y prolíficos del siglo XIX, quiso representar en esta escultura para el sepulcro de Josep Arnau i Presas del cementerio de Arenys de Mar. Su origen se encuentra en una pequeña terracota esmaltada (hacia 1880) que se conserva en el MNAC, de la cual Vallmitjana hizo dos versiones en mármol blanco a escala superior con destino a sepulcros, la que nos ocupa (1907) y otra posterior (1914) para la tumba de Joan Niqui en el cementerio del barrio Poblenou de Barcelona, ciudad natal de Vallmitjana. La proximidad de la Trinidad con las pinturas sobre el tema del Greco y Ribera, ambas en el Museo del Prado, es más que evidente. Algunos autores observan también una influencia de Miguel Ángel en la escultura. La Trinidad nos permite apreciar perfectamente las cualidades artísticas de Vallmitjana, que supo resolver de manera armónica el vínculo corporal y volumétrico entre padre e hijo, situando a Jesús en una posición más baja respecto al padre, como también hizo Ribera en su cuadro. Con esta disposición, que da valor a una gran verticalidad a la escultura, la figura del Padre Eterno queda bien destacada y diferenciada de la de Cristo, que el escultor representa de manera vertical, casi como si estuviera derecho y se sostuviera sobre sus propios pies. El desnudo de Jesús permite a Vallmitjana mostrar sus habilidades en la anatomía, muy bien resuelta y con un trabajo muy minucioso. La inclinación del cuerpo y la cabeza hacen que sobresalga el volumen generado en el busto y en el hombro. Los rostros son muy bellos y han sido moldeados con un gran detallismo. Aunque el Padre Eterno acoge y sostiene a su hijo con cura y delicadeza, la expresión facial de Dios y de los angelitos es muy sobria y contenida. Esta falta de emotividad es habitual en la mayoría de esculturas de este artista. |
Foto: Jordi Montlló Bolart
Especial relacionado en este |
FUENTES https://www.amicsmuseunacional.org/ca/la-trinitat AZCUE BREA, Leticia. "La melancolía de Roma: la escultura religiosa académica en la Corte alfonsina. Ecos puristas en la obra de Martín Riesco, los hermanos Vallmitjana o Samsó", en Svmma stvdiorum scvlptoricae. In memoriam Dr. Lorenzo Hernández Guardiola, Diputación Provincial de Alicante e Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2019, p. 83. |
www.lahornacina.com