Con gran acierto ha atribuido Hernández Clemente a Ricardo Bellver esta talla de la Virgen del Carmen que se conserva en el templo parroquial de San Miguel Arcángel del municipio vasco de Urnieta (Gipuzkoa), hasta entonces relacionada con la producción de su padre Francisco Bellver.

Según la historiadora, podemos admirar la excelencia de la talla y también la extrañeza ante el cambio de estilo de su autor. Es una imagen realista, de acusado naturalismo, que se aleja de la estética que hasta ahora hemos observado en Francisco, pues, si bien es verdad que en otras de sus creaciones marianas como la Virgen del Río o la Virgen de las Angustias, ambas en la localidad almeriense de Huércal-Overa, podemos hablar de realismo, no es menos cierto que en ellas también se pueden observar influencias renacentistas, barrocas y neoclásicas, e incluso cierto romanticismo en su realización, mientras que en el caso de la Virgen del Carmen de Urnieta apreciamos un estilo rotundo, que se desmarca, sin duda, del resto de la obra de Francisco Bellver.

Para Hernández Clemente lo anterior se puede apreciar más claramente si analizamos el Niño que porta la Virgen del Carmen, bien diferente a todos los niños que conocemos de Francisco. La extrañeza se convierte en certeza cuando lo comparamos con la obra de Ricardo Bellver, pues el niño es muy parecido a los niños que llevan la Virgen del Rosario, de la Iglesia de San José de Madrid, y La Virgen de las Victorias, de la Iglesia de Santa Lucía de Santander, aunque existen diferencias de estilo entre las tallas y también muchos años entre la realización de unas y otras.

Tampoco le choca a la historiadora pensar que la Virgen del Carmen de Urnieta pertenece a Ricardo Bellver y no a su padre, pues la imagen en su conjunto se ajusta más al estilo del hijo en la obra religiosa que llevo a cabo que al estilo de Francisco Bellver.