La Real Basílica de San Francisco el Grande, edificio de estilo neoclásico en cuya construcción intervinieron célebres arquitectos como Francesco Sabatini, muestra entre las arcadas que dan paso a las capillas laterales doce estatuas que representan a los Apóstoles de Cristo, de 210 cm cada una, emplazadas sobre elevados pedestales de 266 cm de altura labrados en mármol rojo de Rentería (Gipuzkoa).

Esta ornamentación estatuaria fue realizada entre los años 1885 y 1886. Todas las figuras fueron modeladas en barro por sus autores, célebres escultores españoles de la época, y enviados los bocetos a Italia, en donde fueron concluidas empleando mármol blanco de Carrara por canteros que no en todos los casos supieron copiar la destreza del original.

Así, Agapit Vallmitjana modeló a San Pedro y a Santiago el Mayor y San Pedro, Elías Martín Riesgo a Santiago el Menor y Santo Tomás, Antonio Moltó a San Felipe y San Simón, Mariano Benlliure a San Mateo, Juan Samsó a San Juan, Jerónimo Suñol a San Pablo y Justo Gandarias a San Judas Tadeo.

Ricardo Bellver sería el encargado de realizar a los apóstoles San Andrés y San Bartolomé. Al igual que las diez restantes, se encuentran adosadas a las paredes circulares del interior.

A las imponentes medidas que tienen las esculturas, hay que sumar la expresividad de sus facciones y extremidades, de gran realismo. Los barrocos pliegues de las vestiduras, otorgan movimiento a unas figuras que, en conjunto, denotan una ejecución cuidada y un interés en la perfecta traducción del martirio de estos santos -el primero (imagen superior) atado de pies y manos a la cruz y sobre el martirio del segundo (imagen inferior) hay diferentes versiones- siempre sin restar potencia escultórica.