Charlie Rennie Mackintosh, uno de los primeros modernos, fue un hombre medieval. Combinando la nostalgia que sentía hacia los castillos escoceses y las posibilidades que ofrecía la industria, él y su mujer, Margaret McDonald, diseñaron cada uno de los espacios, detalles y muebles que completan esta casa, popularmente conocida por su ubicación como la Casa de la Colina.

La proporción de las sillas, el estampado de las tapicerías, el tacto de los tiradores, los bordados de las lámparas y la redondez de las copas de los árboles que rodeaban la mansión, construida en Escocia en el año 1903, preocuparon por igual a un matrimonio tan exigente como austero que pasó a la historia de la arquitectura por haber construido una escuela, pocas casas y varios salones de té.