SINE LABE CONCEPTA - FRANCISCO DE ZURBARÁN

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

   

 

La obra del pintor extremeño, frente a la grandilocuencia propia del barroco de su época, se caracterizó por la sencillez de las composiciones, la simplicidad de las formas, el gusto por reflejar las pequeñas cosas que conforman nuestra vida diaria y, en el caso de los temas sacros, la espiritualidad propia de los ambientes monásticos; no en vano, mercedarios, cartujos y franciscanos estuvieron entre sus principales clientes.

La Inmaculada Concepción que se conserva actualmente en el Museo Diocesano de Sigüenza (Guadalajara), conocida como la "Inmaculada de Jadraque", está considerada como el prototipo de su larga serie de Inmaculadas y una de las piezas que mejor viene a resumir el estilo de Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598 - Madrid, 1664). Fue pintada en torno al año 1630, en óleo sobre lienzo, y sus medidas son 174 x 138 cm. Otras celebradas versiones sobre el tema inmaculista se conservan en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (1632) y en el Museo de Bellas Artes de Burdeos (1661).

Volviendo a la "Inmaculada de Jadraque", podemos observar que la figura de María aparece aislada e ingrávida, recreando a la perfección la humildad y entrega de tan piadoso pasaje. Del rostro de la Virgen, aniñado a la vez que solemne, emana gran serenidad y paz interior, de forma que casi parece percibir el espectador el silencio con el que ha sido concebida la obra.

Como bien ha apreciado el historiador Arsenio Moreno Mendoza, la Señora muestra una silueta triangular y viste pesados ropajes cuyos pliegues se hallan recogidos por las cabezas de querubines que le sirven de escabel. El manto es azul y la túnica blanca, como será habitual en la iconografía a partir de las visiones experimentadas por Santa Beatriz de Silva. Una larga cabellera desciende sobre sus hombros, al tiempo que una aureola de angelitos y estrellas se dispone circularmente en forma de presea.

Se halla concebida como una Inmaculada Apocalíptica, flotando ante un rompimiento de gloria y sobre una media luna dispuesta con las puntas hacia abajo. A los lados, aparecen varios símbolos de las virtudes marianas: el espejo simboliza su condición de espejo sin mácula y el pórtico la puerta cerrada; por su parte, el jardín de la parte inferior derecha con el surtidor en su centro, simboliza a la vez el huerto cerrado y la fuente sellada, mientras que la urbe amurallada del lado izquierdo sería la "Civitas Dei" o Ciudad de Dios.

 

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Fotografía de Oronoz

 

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