SINE LABE CONCEPTA - GREGORIO FERNÁNDEZ

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

   

 

El modelo inmaculista impuesto por la escuela castellana de escultura posee una concepción marcadamente vertical y muestra a María cubierta con un manto que le cae simetricamente por ambos lados, sin vuelo alguno, dispuesto sobre ambos hombros o abotonado al cuello. La cabellera, larga y ondulada, enmarca un rostro de mirada frontal y se organiza de la misma forma. Frente a la severidad de los ropajes y a la dureza de sus pliegues, contrasta el blando modelado de las carnes. Las manos apenas se desvían del eje de la figura.

La imagen que nos ocupa se venera en el Monasterio de Madres Mercedarias Descalzas de Toro (Zamora), del que es titular. Aunque no es obra directa del gallego Gregorio Fernández, máximo artífice del entorno castellano, sino de un miembro destacado de su círculo, la hemos seleccionado por su alta calidad artística y por el hecho de tratarse de una imagen poco conocida fuera de sus contornos.

El icono mariano ejemplifica a la perfección el prototipo de la escuela castellana, aunque introduce sugerentes matices, caso del recogido del manto bajo el brazo izquierdo, lo que no resta demasiada caída vertical al conjunto, o cierta inclinación del semblante hacia el lado derecho, mientras que las manos, unidas por las palmas, se mantienen estáticas y en el centro mismo de la silueta.

El manto es azul, rematado en sus orillas por anchos galones dorados, elemento también habitual en la escuela. La túnica, por su parte, es marfileña y, al igual que los galones, se halla decorada con finos motivos vegetales. La Virgen se orla con ráfaga y corona real, y la expresión de su rostro es grave y ausente. Se asienta sobre una nube de la que emergen tres querubines alados, cuyos rostros presentan idéntica expresividad.

La obra remite a los grandes modelos sobre el tema de Gregorio Fernández (Sarria, Lugo, 1576 - Valladolid, 1636), caso de las Inmaculadas de Astorga, Valencia, la del Carmen Extramuros de Valladolid o la que se halla en el colosal retablo mayor de la Catedral de Plasencia (Cáceres), considerada la obra cumbre del escultor.

 

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