Dentro de la producción mariana de Lastrucci, la Inmaculada Concepción se caracteriza por la grandeza de la composición y las ondulaciones en el movimiento de las vestiduras, remitiendo a las fórmulas empleadas por los maestros hispalenses del siglo XVIII, destacando al respecto el estilo de Pedro Duque Cornejo y Roldán.

No obstante, el misticismo del rostro, la mirada ensoñadora de la Virgen, los pesados paños y la elegante desviación de las manos del eje central de la silueta adeudan el modelo montañesino que el escultor de Alcalá la Real inmortalizó en piezas tan aclamadas como la Cieguecita de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.

Uno de los más logrados ejemplos de la tipología inmaculista de Lastrucci lo encontramos en la escultura de talla completa que recibe culto en el retablo mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Lora del Río. Dotada de notable belleza formal y ropajes ricamente estofados en oro, pertenece también al grupo de tallas realizadas por el imaginero sevillano para reemplazar a otras destruidas en los disturbios de 1936. El retablo es una interesante pieza barroca del Setecientos que procede del Convento de la Merced.

También pertenecen a Castillo Lastrucci las imágenes del Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores del municipio sevillano de Lora del Río (1939), veneradas en la Parroquia de Nuestro Padre Jesús Nazareno y titulares de la corporación penitencial del mismo nombre. Al igual que la Inmaculada Concepción, ambas fueron labradas para sustituir a las desaparecidas en la contienda civil.