Es entre los años 1403 y 1412 cuando parece tener su origen el Monasterio de Santa María de la Rábida, un cenobio franciscano, situado en el municipio onubense de Palos de la Frontera, de fundamental significación en la gesta colombina, cuya construcción tuvo lugar a lo largo de los siglos XV y XVI, aunque en las sucesivas centurias fueron necesarias algunas reformas y se levantaron nuevas dependencias.

A la entrada del monasterio, flanqueando la rotonda previa a su acceso, se encuentran sendos bustos de los frailes franciscanos Antonio de Marchena y Juan Pérez, realizados con el sabor de lo antiguo por el escultor ayamontino Antonio León Ortega en el año 1970. En ellos se conjuga la solemnidad propia de la estatuaria monumental con la afabilidad de sus expresiones, lo cual entronca con la faceta imaginera del autor.

Las figuras de Fray Antonio de Marchena, el fraile astrólogo del monasterio, y de Fray Juan Pérez, "que de mozo había servido a la Reina en oficio de contador", resultaron decisivas en el Descubrimiento de América, algo no sólo reconocido por el propio Cristóbal Colón, sino también corroborado en las declaraciones de los testigos de Palos de la Frontera y Moguer con motivo de los Pleitos Colombinos. Ambos ayudaron al almirante a llevar adelante su tarea, poniéndole en contacto con marineros del lugar e interviniendo a su favor ante la reina Isabel I de Castilla, llamada Isabel la Católica, respectivamente.