MAYO MARIANO 2010 - JUAN MARTÍNEZ CERRILLO
VIRGEN DE LA ESPERANZA (CÓRDOBA)

Sergio Cabaco y Jesús Abades. Fotografía de Antonio Arrebola Romero


 

Con motivo del Centenario del nacimiento del escultor e imaginero bursabolitano Juan Martínez Cerrillo, dedicamos este especial de Mayo a varias de las creaciones marianas labradas por un prolífico artista del siglo XX, especialmente en Córdoba y provincia.

 

 

Dolorosa perteneciente a la Ilustre y Venerable Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza, labrada por el escultor e imaginero de Bujalance (Córdoba) entre 1946 y 1947. Al igual que el titular cristífero de dicha corporación de penitencia, y como suele suceder con los titulares de las cofradías de gitanos, presenta tonos cetrinos y facciones propias de la etnia.

Según los historiadores María Dolores Díaz Vaquero y Alberto Villán Movellán, se trata de una de las Dolorosas con personalidad más definida de cuantas salieron de las manos de Martínez Cerrillo. Esta imagen, obra de juventud del popular artífice, reemplaza a una efigie anónima de talla completa, propiedad particular y tamaño ligeramente inferior del natural que procesionó en la hermandad entre los años 1939 y 1946.

La Dolorosa de Martínez Cerrillo se halla concebida como una mujer morena en su juventud, desfallecida por la angustia y con los anhelantes labios en actitud de emitir un gemido de dolor, lo que provoca también la contracción de los músculos del cuello. Al ser efigie de candelero, sólo tiene completamente tallados el busto y las manos, las cuales se muestran extendidas para portar el pañuelo de encaje y el santo rosario.

La cabeza de la Virgen de la Esperanza aparece ladeada hacia el lado izquierdo y se halla enmarcada por oscura cabellera, con la mirada perdida hacia el infinito y un semblante provisto de ojos de cristal, pestañas postizas en la parte superior de los párpados, nariz recta y puntiagudo mentón. También son vítreas las lágrimas que surcan las mejillas de María, cuatro por la izquierda y tres por la derecha.

Fue restaurada en dos ocasiones por su propio autor. La última intervención la hizo Antonio Bernal, quien talló nuevo candelero. Para Antonio Flores Muñoz sus rasgos están inspirados en una joven que vivía en la calleja de los Cidros, aunque Maribel Gómez, colaboradora suya durante muchos años, afirma que el propio Cerrillo decía haberse inspirado en una gitana que vendía espárragos en el arco alto de la Plaza de la Corredera.

 

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