BICENTENARIO DE RAMÓN ÁLVAREZ
SOLEDAD

09/02/2025


 

 
 
Foto: La Congregación (Zamora)

 

Ramón Álvarez realiza La Soledad por encargo de Joaquín Muñiz Arribas para regalarla a La Congregación de Zamora, efectuando su primera salida procesional en 1886. Es la talla más popular del artista y, para muchos expertos, la más perfecta de su producción. Levantó tanto entusiasmo en la ciudad que la apodaron La Señora de Zamora, y como la Madre de las Angustias del mismo autor, goza de extraordinaria devoción en la ciudad, recibiendo culto en la céntrica iglesia románica de San Juan de Puerta Nueva.

La dolorosa es el culmen del arte de Álvarez, de un estoicismo sereno, alejada de estridencias y actitudes declamatorias en una sabia expresión de introspección del dolor, como una dama enlutada perteneciente a la burguesía que ha asumido el sufrimiento de un suceso trágico inevitable. En la realización de las manos colaboró su discípulo Ramón Núñez.

El impacto de esta imagen hizo que la cofradía zamorana del Santo Entierro encargase a Álvarez, en el verano de 1886, otra dolorosa, la Virgen de los Clavos, la última imagen en la trayectoria del artista. Sesenta años después, por interés del entonces canónigo magistral de la Catedral de Almería, José Antón Ortiz, vinculado eclesiásticamente a Zamora, la imagen de la Virgen del Consuelo de Antonio Castillo Lastrucci, titular de la hermandad almeriense del Silencio, siguió los preceptos estéticos de la Soledad de Álvarez.

Se trata de una imagen de tamaño natural, realizada en madera de pino. Posee cuerpo de candelero, de serena belleza, definido realismo y cercana al prototipo de las dolorosas granadinas, si bien conserva el rostro y las manos más bajo de lo habitual. Es por ello, por lo que Álvarez utilizó, muy posiblemente, el modelo de la Virgen de la Soledad del Calvario, de Granada, obra cumbre de José de Mora efigiada en el 1671, aunque la pieza granadina se muestra de rodillas y con las manos cruzadas sobre el pecho. Es tan evidente la huella de la estética granadina en la Soledad de Álvarez que, incluso la peculiar caída de los brazos, en clara evocación del desfallecimiento por el dolor, se corresponde con la de una Dolorosa de José Risueño que se halla, al igual que la Soledad de Mora, en el templo de San Gil y Santa Ana.

Otra versión al respecto sobre el modelo utilizado es la apuntada por Jesús Francisco Hernández Pascual, quien sitúa a la obra como copia fidedigna de la Soledad de Madrid, imagen de Gaspar Becerra tallada en 1565 para el convento de los Mínimos de la Victoria de la capital de España y desaparecida en las revueltas del año 1936, cuando se hallaba en la capilla de la Catedral Basílica de San Isidro, debido a la exclaustración de monjes ocurrida en la centuria anterior.

 

 
 
Foto: La Congregación (Zamora)

 

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FUENTES

https://www.lahornacina.com/articulosconsuelo.htm

RAMOS DE CASTRO, Guadalupe. "Ramón Álvarez y su escuela", en El arte del siglo XIX, vol. 1, Valladolid, Comité Español de Historia del Arte, 1978, p. 131.

ZAMBUDIO MORENO, Antonio. "Ramón Álvarez Moretón, hacedor de una escuela de imaginería", en Arte y Semana Santa, Monóvar (Alicante), Hermandad Penitencial y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo Crucificado y María Santísima de la Esperanza, 2016, p. 339.

 

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