Leoncio Baglietto González era hijo del también escultor Santiago Baglietto, de origen genovés y continuador de la obra de Francisco Salzillo y Roque López en el siglo XIX. Leoncio nació el 12 de septiembre de 1820 en la ciudad de Murcia, donde su padre se estableció siete años antes tras un periodo formativo en Madrid, siendo bautizado dos días después en la parroquia murciana de San Pedro Apóstol.

Leoncio Baglietto fue discípulo de su padre en el taller familiar, asistió a las clases de la Sociedad Económica de Amigos del País y se matriculó posteriormente, al igual que su padre, en la Real Academia de San Fernando. En la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla fue primero ayudante y más tarde profesor de modelado y vaciado de adorno. Obtuvo la Medalla de Plata en la Exposición Sevillana de 1858 por un busto colosal de Murillo, obra que también presentó en la Exposición Nacional de 1860.

En 1854 comienza su primera obra para Cádiz, la estatua en bronce del obispo Fray Domingo de Silos Moreno, trabajo muy elogiado en esta tierra. Por esas fechas, retocó la mascarilla de la sevillana Dolorosa de la Victoria, titular de la Hermandad de las Cigarreras, y rehízo una Inmaculada Concepción del siglo XVI que se conserva en el templo de las Angustias del municipio de Ayamonte (Huelva).

Recientemente, Rafael Jiménez Sampedro, director de la publicación cofrade "Boletín de las Cofradías de Sevilla", ha atribuido en la misma a Leoncio Baglietto la imagen de la Virgen de las Nieves que se venera en la iglesia sevillana de Santa María la Blanca, fechándola en 1864 y desmintiendo así la atribución a Juan de Astorga, que no pudo hacerla al haber fallecido en quince años antes. 

Durante 1866 y 1867 trabaja en Murcia realizando los cuatro Evangelistas y los relieves de San Pedro y San Pablo para el primer cuerpo del nuevo retablo mayor de la Catedral, obra en la que no estuvo afortunado, siendo sustituido por el artista yeclano Antonio José Palao, que ejecutó las restantes figuras de la pieza.

En 1882 regresa definitivamente a Murcia, permaneciendo en su ciudad natal hasta su fallecimiento en 1891. En estos nueve años realiza una serie de obras para la ciudad y pueblos cercanos. A finales de enero de 1882 acaba dos tallas, una Inmaculada Concepción y una imagen de San José. Durante 1886 restaura el espléndido paso procesional de la Oración en el Huerto labrado por Salzillo.

Probablemente, la comisión de Cultura del Ayuntamiento de Murcia fue la que le encargó la ejecución de siete medallones para decorar la fachada principal del Teatro Romea. Actualmente, hay tres bustos de Beethoven, Mozart y Liszt, así como cuatro medallones con relieves de otros tantos dramaturgos murcianos: Andrés de Claramonte, Damián Salucio del Poyo, Gaspar de Ávila y José Selgas.

En el escaparate de la imprenta del periódico "El Diario de Murcia", expone a finales de abril de 1889, una bella escultura de la Virgen del Amor Hermoso. Para las procesiones de la Semana Santa de Sucina (Murcia) termina un Cristo Yacente a finales de febrero de 1887. A últimos de diciembre del mismo año, acaba una talla de tamaño natural, esculpida en madera policromada, que representa a Nuestra Señora de la Aurora.

Otra obra de mérito es la Virgen del Carmen con el Niño Jesús en brazos, que Leoncio Baglietto realiza con destino al convento murciano de las Madres Agustinas. A finales de febrero de 1891, año de su muerte, marcha a la ciudad de Cartagena para retocar algunos pasos que procesionaba la Cofradía de los Californios.

FUENTES

MELENDRERAS GIMENO, José Luis. Escultores Murcianos del siglo XIX.

DÍAZ CASSOU, Pedro. Pasionaria Murciana.

MELENDRERAS GIMENO, José Luis. Escultura en Murcia durante el siglo XIX.