BONIFACIO
Bonifacio Alfonso Gómez Fernández, nació en San Sebastián, el 19 de junio del año 1933, hijo de Pedro Gómez Basterra, donostiarra, y de Dolores Fernández Nieto, oriunda de El Puerto de Santa María (Cádiz). Su padre muere en la Guerra Civil defendiendo a la República, tras este acontecimiento, su madre con sus dos hijos huye a Francia. De vuelta a San Sebastián, en su juventud, Bonifacio trabaja en innumerables oficios durante su juventud: botones, pinche de cocina, herrero, ebanista, lavandero, recadero y pescador profesional. Pero un oficio de torero será tan importante en su vida como la de pintor. Como torero profesional, llega a torear 25 novilladas con caballos, pero una cornada en Bilbao le retiró del toreo activo. Desde muy joven se acerca a la pintura, pero es con de manos de su primer maestro Julio García Sanz, nunca abandonará su pasión por la pintura ni siquiera durante su travesía por esta variedad de trabajos. En el año 1955 consigue el Primer Premio de Pintura de San Sebastián con una obra titulada Cristo Cubista. Asimismo, se matricula en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, aunque pronto es expulsado ya que no sigue las indicaciones dadas por sus profesores. En su ciudad vasca consigue realizar varias exposiciones, tanto en el Ateneo Guipuzcoano como en la Galería Aranaz Darras. En el año 1959 se instala con Ivonne y sus hijas en Bilbao, donde trabajará como dibujante en varias imprentas. Unos años más tarde rompe la relación con su primera mujer y comienza una relación con Mari Carmen Flores, quien será la que muestre su obra al galerista José Luis Merino, en cuya Galería Grises, además de exponer repetidamente, conocerá la obra de artistas tanto nacionales como internacionales. A través de esta galería también conocerá a Fernando Zobel, que años antes había creado el Museo de Arte Español en Cuenca y que participaba activamente en la comunidad artística que en esta ciudad se había formado. Zobel es quien animará a Bonifacio a trasladarse a Cuenca, donde vivirá entre 1968 y 1989. |
En Cuenca se introducirá en la colonia de artistas españoles que trabajaban en esa ciudad: Gerardo Rueda, Manuel Hernández Mompó, Manolo Millares, José Guerrero, Lucio Muñoz, Carmen Laffón, Eusebio Sempere, Gustavo Torner y sobre todo Antonio Saura con quien mantendrá una estrecha amistad. En 1989 abandona Cuenca y se traslada a Madrid, donde con la ayuda del litógrafo Antonio Gayo se inicia en la técnica litográfica. Bonifacio Muere en Donostia, su ciudad natal, el 16 de diciembre de 2011. Bonifacio tuvo una vida novelesca. Huérfano de padre por culpa de la Guerra Civil, vivió una postguerra dura y pasó por todo tipo de oficios. Junto a los citados, hay que mencionar los de monaguillo, batería de Jazz, pescador y pintor de brocha gorda. Su pasión por el toreo fue comparable con su pasión por la pintura. La pintura de Bonifacio, extremadamente personal y difícilmente clasificable, es un reflejo directo de su intensa vida a la que se entregó al igual que a su pintura de manera absoluta. Este pintor anarquista, como lo denominó Ignacio Ruiz Quintana, pintó siempre con toda libertad, como un espíritu libre sin atarse a ninguna moda ni estilo pero con un gran conocimiento sobre el arte. Los extraños personajes de Bonifacio, sus pinceladas furiosas y sus formas eróticas tienen variadas influencias: de la tradición pictórica española, Francisco de Goya y Diego Velázquez; de las corrientes europeas: el Grupo CoBrA, el Art Brut, Willem de Kooning y Jackson Pollock; por último, del arte primitivo y del arte africano, Bonifacio recogió las trazas que más le interesaron para construir su obra. |
Exposición en la Sala Kubo-Kutxa de San Sebastián del 21 de diciembre de 2012 al 7 de abril de 2013
(Avenida de la Zurriola, 1) Horario: martes a domingo, de 11:30 a 13:30 y de 17:00 a 21:00 horas.