RAOUL DUFY


 

 
 

Retrato del Artista

Raoul Dufy
1898
Óleo sobre lienzo
39 x 30 cm
Musée Eugène-Boudin de Honfleur

 

El 3 de junio de 1877 nace Raoul Dufy en la localidad normanda de El Havre, en el seno de una modesta familia y siendo el segundo de diez hijos. Su padre, contable en una empresa metalúrgica, compaginó su profesión con su pasión por la música, algo que inculcó a sus hijos.

Tras obtener el título de bachillerato, Dufy decide dejar los estudios para comenzar a trabajar en la compañía importadora de cafés brasileños Luthy & Hauser. Su trabajo consistía en controlar el género que llegaba en los navíos, lo que le influyó en gran medida para su obra artística:

 

"He pasado mi vida sobre el puente de los barcos: es una formación ideal para un pintor. Respiraba todos los perfumes que salían de las bodegas. Por el olor, yo ya sabía si un barco venía de Texas, de las Indias o de las Azores, y eso exaltaba mi imaginación."

 

En 1893, dándose cuenta de su verdadera vocación, Dufy comienza a compaginar su trabajo con cursos nocturnos en L'École Municipale des Beaux-Arts, donde el pintor Charles Lhullier imparte clases centradas en la práctica del dibujo. En Ruan, el artista contempla por primera vez La Justicia de Trajano de Delacroix, una de las impresiones más violentas de su vida. Durante esa época dedica sus obras a pintar a sus allegados, realizando autorretratos y trabajando al aire libre, sobre todo en los muelles de El Havre y Honfleur.

Tras librarse del servicio militar por el alistamiento simultáneo de su hermano en 1899, la ciudad de El Havre le concede una beca de 600 francos anuales que le permite matricularse en la École Nationale des Beaux-Arts en París, donde cursa sus estudios en el taller de Léon Bonnat. Durante su estancia en París, Dufy prefiere visitar las galerías de arte al Louvre y, de esta forma, descubre a Gauguin, Cézanne, Pissarro o Monet. Desde 1901 expone en distintas galerías, como la de su amiga Berthe Weill, donde también exponían Picasso, Matisse o Derain. Dos años más tarde, Dufy se inicia en la técnica de la xilografía.

A partir de 1905, comienza una intensa actividad expositiva sobre todo en el Salon des Indépendants, donde descubre Lujo, calma y voluptuosidad de Matisse:

 

"Ante ese cuadro [...], comprendí todas las nuevas razones para pintar y el realismo impresionista perdió para mí su encanto con la contemplación del milagro de la imaginación en el dibujo y el color. Comprendí de súbito la nueva mecánica pictórica".

 

En 1906, Dufy celebra su primera exposición monográfica en la galería de Weill e inicia su participación en el Salon d´Automne, donde al año siguiente tiene lugar una importante retrospectiva de Paul Cézanne; en esa edición Dufy expone tres de sus óleos. En 1908 se instala en L'Estaque; ahí recibe la visita de Georges Braque. Ambos artistas comparten sus inquietudes en sesiones conjuntas de trabajo al aire libre. En 1909 conoce al modista Paul Poiret y accede al mundo de la moda, en el que el artista desarrollará su creatividad y, durante varios años, trabaja con la firma Atuyer-Bianchini-Férier en la producción de estampados.

En 1910, Dufy acepta el encargo de ilustrar el Bestiario o Cortejo de Orfeo de su amigo Guillaume Apollinaire. En el Salon d'Automne presenta cuatro grabados independientes (La Danza, El Amor, La Caza y La Pesca) y una parte del Bestiario. Al año siguiente, Dufy se casa con Eugénie Bisson en París y presenta una obra en la Sezession berlinesa junto a Braque, Picasso o Derain, entre otros artistas.

 

 
 

La Reja

Raoul Dufy
1930
Óleo sobre lienzo
130,2 x 162,5 cm
Colección privada de Suiza

 

En 1913, dos de sus cuadros figuran en la exposición de arte moderno Armory Show, celebrada en Nueva York, Chicago y Boston, que supuso un punto de inflexión para el arte y los artistas norteamericanos. Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, Dufy regresa a su ciudad natal donde funda la "Imagerie Raoul Dufy", una pequeña empresa que le sirvió para difundir imágenes a favor de la propaganda patriótica. Su deseo de ser diseñador para el ejército francés le lleva a alistarse como voluntario en marzo de 1915.

En 1921 expone por vez primera en el Salon des Artistes Décorateurs, al tiempo que se celebra la primera retrospectiva de su obra en la galería Bernheim-Jeune. Un año más tarde, conoce al escultor español Francisco Durrio, quien le presenta al ceramista catalán Josep Llorens Artigas y se inicia una estrecha colaboración entre ellos. Poco después conoce a Alexandre Roudinesco, un médico francés que se convierte en uno de sus principales coleccionistas. Tras pasar una temporada en Marruecos con Paul Poiret, donde realiza una serie de acuarelas, regresa de África por España y se detiene en Sevilla, para ver los toros, y en Madrid, para disfrutar de los Tizianos del Museo Nacional del Prado de Madrid.

En 1929, la Galería Dudensig le dedica la primera exposición monográfica en Nueva York. Un año más tarde comienza a trabajar para la casa de productos textiles Onondaga de Nueva York, mientras realiza varios trabajos cerámicos, textiles y pinturas por encargo, como los retratos de la familia de Auguste Kessler, un importante empresario petrolífero de origen holandés. En 1934, se presenta en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas la primera retrospectiva sobre Dufy en una institución museística.

Con motivo de la Exposition Internationale de 1937, le encargan el mural del Hada Electricidad para el Pabellón de la Luz que estaba diseñando el arquitecto Robert Mallet-Stevens. Durante el siguiente año y con la ayuda de su hermano Jean y de André Robert, Dufy pinta los 600 metros cuadrados de este trabajo en una antigua central eléctrica puesta a su disposición en Saint-Ouen, al norte de París. Mientras realiza este ambicioso proyecto, comienza a notar los primeros síntomas de la poliartritis que sufrirá hasta el final de su vida. Ese mismo año firma, junto a Matisse y otros artistas, la protesta del crítico de arte judío-alemán Paul Westheim contra la exposición organizada por los nazis bajo el título de "Arte degenerado". Con el avance de la invasión alemana, abandona Niza junto a su esposa y se marcha a Céret, en el Rosellón, buscando un clima más benigno para su salud. En plena ocupación alemana, el Palais des Beaux-Arts de Bruselas organiza una exposición sobre su obra. Dufy es invitado oficialmente por el gobierno de la ocupación para visitar diversos museos alemanes junto con otros artistas franceses, pero no acepta la invitación.

En 1952, Dufy representa a Francia en la XXVI Bienal de Venecia con 41 pinturas y recibe el Gran Premio de Pintura. En junio se inaugura en el Musée d'Art et d'Histoire de Ginebra la mayor exposición dedicada al artita francés en vida. Tras probar suerte con distintos tratamientos en diversas ciudades del mundo, como Boston o París, Dufy decide trasladarse a Forcalquier, una localidad en la Alta Provenza, con la esperanza de que aquel clima seco le fuera bien a su delicado estado de salud. Un año más tarde, justo después de que la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague inaugurara una importante exposición titulada "Raoul Dufy", el 23 de marzo, a las cinco de la madrugada, Raoul Dufy muere en Forcalquier.  

 

 
 

Jarrón con Espigas de Trigo

Raoul Dufy
1934
Cerámica
41,5 x 19 cm
Colección Larock-Granoff de París

 

La obra de Raoul Dufy posee una complejidad que a menudo ha sido pasada por alto. Sus populares escenas de regatas y carreras de caballos hicieron que, ya a finales de la década de 1920, los críticos e historiadores se refiriesen a su pintura como nacida bajo el signo del placer. Sin obviar la innegable faceta hedonista de su obra, la presente exposición se distancia de esta interpretación para mostrar la lenta gestación de su lenguaje personal, su búsqueda constante de nuevas soluciones plásticas y, sobre todo, su faceta más introspectiva.

Aunque Dufy se reconoció heredero del impresionismo, pronto comprendió la necesidad de superarlo. Él mismo cuenta cómo mientras pintaba la playa de Sainte-Adresse advirtió la imposibilidad de capturar los continuos cambios de la luz. Si Monet, Sisley o Pissarro habían intentado capturar en sus lienzos las impresiones de su retina, la nueva generación de artistas aspiraba a algo más que la mera satisfacción visual.

Como muchos artistas de su época, Dufy se sintió profundamente impresionado por Cézanne y Matisse. Tras la Primera Guerra Mundial, visita a menudo el sur de Francia; imbuido por la naturaleza serena de la Provenza, trata de dotar a su obra de un nuevo equilibrio clásico. Además de las formas esculturales del paisaje, la luz del Mediterráneo es determinante en su pintura. Trata de hallar una síntesis entre el espectáculo de la naturaleza y el disfrute de pintar al aire libre, por un lado, y el afán de encontrar un orden estrictamente plástico, vinculado a la labor reflexiva en el estudio, por otro. Para conseguirlo, somete a sus paisajes a una ordenación en bandas cromáticas, y organiza luces y sombras en base a la luz que emana de los propios colores.

El tiempo y su representación también están presentes en su obra madura. Para él, la pintura debe representar no solo lo visible, sino también un cúmulo de recuerdos, tradiciones y vivencias vinculadas a un lugar determinado. Así, en sus representaciones del mundo moderno incluye a menudo elementos alegóricos, mitológicos o construcciones del mundo clásico.

En sus últimos años de vida Dufy dedica gran parte de su producción, de carácter más intimista, a la música. El ambiente musical de su infancia en El Havre explica su amor sin reservas por esta disciplina que le lleva a buscar, a lo largo de toda su carrera, equivalencias plásticas para las sonoridades musicales.

El negro alcanza en Dufy un mayor protagonismo en sus cuadros tardíos de corridas de toros y, sobre todo, en su serie titulada El Carguero Negro. Este motivo, presente desde 1925, vuelve en una serie desarrollada entre 1946 y 1953, donde recurre de nuevo a este color para representar la máxima luminosidad. Si bien Dufy nunca quiso convertir su pintura en un vehículo de expresión de sus sentimientos personales, la mencionada serie puede ser interpretada como el presentimiento de su muerte cercana.

 

 
 

Sainte-Adresse, El Carguero Negro

Raoul Dufy
1951
Óleo sobre lienzo
66 x 81,3 cm
Colección particular de Bremen

 

Exposición Raoul Dufy en el Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado 8, Madrid) del 17 de febrero al 17 de mayo de 2015. El comisario de la exposición, Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen- Bornemisza, propone un recorrido que se organiza cronológicamente, siguiendo la evolución de su pintura en cuatro apartados: sus primeros pasos (del impresionismo al fauvismo); la época en la que bajo la influencia de Cézanne su pintura se acerca al cubismo (periodo constructivo); sus creaciones vinculadas a la estampación de tejidos y ornamentación de cerámicas (decoraciones); y, por último, su etapa de madurez (la luz de los colores). Horario: martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas; sábados, de 10:00 a 21:00 horas.

 

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