ELISABETH LOUISE VIGÉE LE BRUN


 

 

Nacida en París durante el reinado de Luis XV, Louise Elisabeth Vigée Le Brun era la hija de un retratista especializado en la pintura al pastel que murió cuando ella tenía 12 años de edad. Precoz y en gran parte autodidacta, Vigée Le Brun en su adolescencia, bajo la atenta supervisión de su madre, ya trabajaba como retratista de forma independiente, contribuyendo así al sustento familiar.

Vigée Le Brun se unió al gremio de pintores en 1774 y expuso públicamente por primera vez a los 19 años de edad en el Salón de la Academia de San Lucas. En 1776 se casó con el principal marchante de arte y experto en el XVIII parisino, Jean Baptiste Pierre Le Brun, con el que tuvo una hija, Julie. Fue en gran medida un matrimonio de conveniencia, beneficioso para ambos; si bien, en un principio, la profesión de su marido impidió a Vigée Le Brun ser aceptada en la prestigiosa Real Academia de Pintura y Escultura.

A los 23 años de edad, Vigée Le Brun fue llamada a Versalles para pintar a María Antonieta (1755-1793), tan solo unos meses más joven que ella. Entre sus retratos a la reina destacan Maria Antonieta en Traje de Corte (imagen superior, 1778, Kunsthistorisches Museum, Viena), entregado en 1779 a la madre de la reina, la emperatriz María Teresa de Austria, y sobre todo María Antonieta y sus Hijos (Musée National des Châteaux de Versailles et de Trianon), una pieza de propaganda para la monarquía, expuesta en el Salón parisino del año 1787, en la que se presenta a María Antonieta como una madre real con el delfín y sus dos hermanos.

 

 

El arte de la pintura fue fomentado en Francia por la Real Academia de Pintura y Escultura, creada en París en 1648 bajo la dirección de Charles Le Brun (1619-1690). Las mujeres fueron excluidas de la escuela de la Academia porque los estudiantes aprendieron anatomía y los principios del dibujo mediante el estudio y el bosquejo del modelo masculino desnudo. La Real Academia también controlaba el acceso a la Academia de Francia en Roma, donde jóvenes artistas masculinos tuvieron la oportunidad de estudiar la escultura y los monumentos de la Antigüedad. A las mujeres solo se les concedía el más limitado el acceso a los Salones de la Academia, donde los miembros traían su trabajo ante los entendidos, críticos y clientes potenciales. De los 550 miembros de la Real Academia de Pintura y Escultura durante sus 150 años de historia, solo 14 fueron mujeres.

Como hemos apuntado antes, la Real Academia negó la entrada a Vigée Le Brun porque su marido era un marchante y la asociación de la augusta institución con el comercio estaba prohibida. Solo cuando María Antonieta y Luis XVI intervinieron, Vigée Le Brun fue capaz de obtener el acceso. La artista presentó La Paz trayendo la Abundancia (imagen superior, 1780, Louvre) como obra de admisión, convirtiéndose en una de las últimas integrantes femeninas de la Academia. El cuadro se exhibió en el Salón de 1783.

Vigée Le Brun mostró cerca de 40 obras en los cuatro Salones a los que tuvo acceso (1783, 1785, 1787, 1789). Combinando sabiamente innovación y tradición, la pintora creó tanto obras íntimas, como retratos públicos que incluyen los de la Duquesa de Polignac (1782, Versalles) y Emmanuel de Crussol-Florensac (1787, Metropolitan Museum of Art de Nueva York). Solamente vestidas de blanco con el pelo suelto, sin empolvar, varias de sus modelos femeninas ejemplifican el paso de formalidad a la nueva moda de la sensibilidad. Vigée Le Brun fue notable no sólo por sus dotes técnicas, sino por su comprensión y simpatía con sus modelos.

 

 

En 1789, Vigée Le Brun se vio obligada a huir de Francia por sus relaciones con la reina. La artista viajó con su hija a Italia, donde, en 1790, fue aceptada en la Academia de San Lucas de Roma. De forma independiente, trabajó en Florencia, Nápoles, Viena, San Petersburgo y Berlín.

Amasó una fortuna pintando, entre muchos otros, a la reina de Nápoles y sus hijos, a las tías del rey Luis XVI (Madame Victoire, imagen superior, 1791, Phoenix Art Museum, y Madame Adélaïde, 1791, Musée Jeanne d'Aboville, La Fère) y a la hermana de Napoleón, Carolina, que acabó covirtiéndose en reina de Nápoles (1807, Versalles). La artista pasó tres exitosos años en Viena (Princesa von und zu Liechtenstein, 1793, colección particular, Nueva York) y más de seis en Rusia, donde tomó como modelos a miembros de la familia de Catalina la Grande y del antiguo rey de Polonia (1797, Versalles).

Mientras estaba en el exilio, la obra de Vigée Le Brun (autorretrato en la imagen inferior) fue exhibida en los salones de París. Finalmente, regresó a Francia en 1805, siendo bien acogida, y más tarde publicó sus memorias (1835 y 1837), dando voz a los detalles acerca de su arte y su vida en la Europa de finales del XVIII.

Vigée Le Brun murió en París en 1842, a los 86 años de edad. Algunos de sus mejores retratos fueron creados bajo la influencia de Peter Paul Rubens (1577-1640) entre 1782 y 1787. Hoy en día está considerada una de las figuras capitales de la pintura francesa del siglo XVIII, así como una de las más importantes mujeres artistas de la historia. Una autodidacta con habilidades excepcionales como retratista, que logró gran éxito en Francia y en el extranjero durante uno de los periodos más turbulentos y llenos de acontecimientos de la historia europea.

 

 

El Metropolitan Museum of Modern Art (MET) de Nueva York exhibe hasta el 15 de mayo de 2016 la interesante muestra Vigée Le Brun. Woman Artist in Revolutionary France (Vigée Le Brun. Mujer Artista en la Francia Revolucionaria). Hablamos de la primera retrospectiva y solo la segunda exposición dedicada a Vigée Le Brun en los tiempos modernos. Las 80 obras expuestas en el MET incluyen pinturas y unos pasteles procedentes de colecciones públicas y privadas de Europa y América.

 

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