FERNANDO MARMOLEJO CAMARGO


 

 

El que para muchos fue, junto con su maestro Cayetano González, el mejor orfebre sevillano del siglo XX, nació en el año 1915, en la localidad de Santiponce. Comenzó su formación en el taller de su padre, José Marmolejo Díaz, conocido broncista y cerrajero de la capital, completándola en la Escuela de Artes y Oficios y en el prestigioso obrador del autor del paso de plata de Jesús de la Pasión.

Fernando Marmolejo Camargo compaginó su trabajo con la labor docente en la Escuela de Artes Aplicadas de Sevilla, donde impartió clases de metalistería y orfebrería. Tras muchos años de éxitos profesionales, fama y varios reconocimientos, Fernando Marmolejo falleció el 20 de septiembre del año 2006 en su localidad natal, instalándose la capilla ardiente en el Museo Municipal que lleva su nombre. Varios de sus descendientes continúan con el oficio legado por tan noble artista, caso de sus cuatro hijos.

Probablemente, la obra más ambiciosa de Marmolejo sea el camarín de la titular en la Basílica de la Esperanza Macarena, bendecido en el año 1959. Concebido como una estancia real, fue una creación aclamada desde la presentación de su maqueta por la ambición, calidad y originalidad del diseño.

Para la célebre cofradía de la Madrugada sevillana realizó también otras piezas como una reproducción académica de la Virgen de Guadalupe (1948), con destino a la peana del palio, que obtuvo el Premio de la Diputación Provincial; las lámparas de plata del altar mayor (1955), y la corona de plata del óleo sobre lienzo de la Virgen de Guadalupe, pintado en 1709 por Joseph de la Mata. Asimismo, con la colaboración de su hermano Antonio, labró el Sagrario (1951) de la basílica, donado por el Colegio Notarial, y las bocinas de plata (1948).

 

 

 

Otro gran trabajo de marmolejo en Sevilla fue el monumental Belén de la Cartuja (1992), con el Monasterio de Santa María de las Cuevas como telón de fondo y para el que utilizó unas figuritas decimonónicas de barro policromado que adquirió en El Puerto de Santa María (Cádiz).

También resultan sumamente destacables la reproducción del Tesoro del Carambolo que se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla; otra reproducción arqueológica de las muchas que hizo, la de la diadema fenicia de Ebora; un belén con forma de galeón (colección privada); el Sagrario de la parroquia sevillana del mismo nombre; el Lignum Crucis de Oro de la Virgen de la Estrella, de Triana, que reproduce uno donado por Pizarro a la Catedral de Cusco, y la corona de oro de la Virgen del Patrocinio de la Cofradía del Cachorro (1974), para cuyo paso de palio también llevó a cabo los respiraderos (1974-1976) y la peana (1976-1977), ambos en plata.

Para la provincia de Sevilla realizó igualmente piezas de gran mérito, entre las que se encuentran la corona en plata dorada de la Virgen de la Encarnación, de Aznalcázar (1965); los candelabros de cola de la Virgen de la Esperanza, de Estepa (1967); la Cruz de Guía de la Cofradía de los Dolores, de Albaida del Aljarafe (1962), y el Libro de Reglas de la Cofradía de la Piedad, de El Viso del Alcor (1995), cincelado en plata de ley.

Fuera de Sevilla, podemos mencionar las potencias de oro (1957) y la corona de oro (1965) labradas para la Cofradía del Santo Crucifijo de la Salud (Jerez de la Frontera); la ráfaga de oro y los trabajos de renovación y enriquecimiento de la corona de oro (1977) de la Virgen de la Cinta, patrona de Huelva, y la corona de procesión de la Virgen del Rosario (1984), titular de la Cofradía de la Sentencia de Málaga.

 

 

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