JUAN DE MONTEJO

27/06/2024


 

 
 
 
 
Relieves (detalles) del Museo Nacional de Escultura

 

El escultor Juan de Montejo (1555-1601) es una de las figuras más personales e interesantes, pero a la vez de las más desconocidas, de la plástica escultórica del tercer cuarto del siglo XVI en el occidente castellano. Hasta hace pocos años, este importante artista había pasado prácticamente desapercibido en los estudios dedicados a la escultura castellana de las décadas finales del siglo XVI.

Nacido en 1555 en la parroquia de San Adrián, procedía de un linaje familiar de artistas dedicado fundamentalmente al arte de la pintura, comenzando por su abuelo, Martín de Montejo Villárdiga. Aunque asentado en Salamanca desde las primeras décadas del siglo XVI, las raíces familiares se hunden en las localidades de Villalpando y Villafrechós, pertenecientes a la antigua Diócesis de León, actualmente en las provincias castellanas de Zamora y Valladolid.

La inclinación de Juan hacia las artes era lógica, aunque se decantó por la escultura, no por la pintura, pudiendo formarse en el entorno vallisoletano o con algún maestro conocedor del estilo de Juan de Juni, sustrato sobre el que asienta toda su obra. A partir de aquí, su vida transcurre entre las diócesis de Salamanca y Zamora, con algunas incursiones a fines de la década de 1590 en Medina del Campo, donde contacta con los escultores Francisco de Rincón, Pedro de la Cuadra y Esteban Jordán, entre otros, gracias a las empresas del Colegio de Jesuitas y del Hospital Simón Ruiz.

Su trayectoria juvenil se focaliza por la provincia de Salamanca y más concretamente por la localidad de Alba de Tormes. Desde aquí se localizan y atribuyen las primeras obras inéditas conocidas, incluso la que el historiador Sergio Pérez Martín -autor de la tesis "El escultor Juan de Montejo y su entorno (1550-1615)", primera monografía del artista (Universidad de Valladolid, 2022), dirigida por Luis Vasallo Toranzo- cree que es su primer trabajo, llegado curiosamente desde la vecina villa de Fuentesaúco (Zamora).

Tras su matrimonio y sus primeros hijos, se trasladó a la provincia de Zamora, donde asentó su primer obrador ya como maestro. En la ciudad del Duero y su diócesis permaneció y trabajo durante algo más de década y media, desde comienzos de la década de 1580 hasta 1597. En este tiempo atendió trabajos por todo el territorio diocesano, con diversas incursiones hacia su tierra natal, con labores cada vez de mayor calado: esculturas, retablos, sepulcros, etcétera, y en distintos materiales, madera, yeso, piedra, alabastro...

 

 
 
Cristo Yacente. Colegiata de San Antolín (Medina del Campo)

 

Sus excepcionales aptitudes y esta enorme versatilidad hablan de no solo de su buen hacer, sino también de su formación, donde afloraban continuamente unos innegables ecos junianos. Hoy está considerado uno de los precursores de la renovación artística conocida en la ciudad de Toro a partir de las décadas finales del siglo XVI, cuyos representantes más destacados son los escultores Sebastián Ducete y Esteban de Rueda.

Tras diversas etapas en su producción, Montejo llega a un periodo final en el que, por diversos motivos, retorna a su ciudad natal como maestro consagrado. Aquí llevará a cabo algunos grandes encargos, colaborará con otros artífices locales, formará en 1597 un nuevo taller -desmontado ya el que tuvo en Zamora- y abordará varios encargos en los territorios de la antigua Abadía de Medina del Campo, por entonces parte ya de la nueva diócesis de Valladolid.

Poco duraron las ilusiones puestas en este nuevo impulso vital, pues en 1601, y de manera inesperada, Juan de Montejo fallecía en Alba de Tormes, trabajando en el Convento de las Carmelitas, cenobio que le había visto nacer como aprendiz y que le acogió durante diversos momentos de su vida.

Entre los rasgos junianos, presentes en el modo de hacer del salmantino, destacan la anatomía magra y musculosa, pero nada hinchada, la utilización de un distintivo paño de pureza -cruzado en aspa dejando ver la parte superior del muslo, anudado sobre las caderas y con uno o dos colgantes laterales-, la minuciosa talla del cabello con abundantes caracoles, la terminación bífida de la barba y la disposición de ojos y boca entreabiertos (esta última mostrando parcialmente los dientes) o las composiciones dinámicas e inestables.

 

 
 
 
 
Dolorosa y San Juan (detalles) del Calvario de la Catedral de Zamora

 

Respecto a sus obras, en 1598, Cristóbal de los Cobos, rector del Colegio de la Compañía de Jesús en Medina del Campo, le encomienda ciertos trabajos en el retablo mayor de su iglesia. Este importante concierto desencadenó otros, pues en un arco cronológico muy próximo encontramos al escultor trabajando por otros edificios e instituciones de la localidad.

Podemos destacar varios crucificados zamoranos autógrafos tallados en la década de 1590, caso del que corona el retablo de la capilla de Cristóbal González de Fermoselle en la iglesia capitalina de San Cipriano.

También por el texto de últimas voluntades de Montejo sabemos de su particular devoción por San José, personaje al que dedica varias de sus esculturas, como la conservada en la cercana localidad de Castronuño o la que realizó para la iglesia hospitalaria de Simón Ruiz, hoy en el Museo de las Ferias (Medina del Campo), una de sus últimas creaciones.

La concepción juniana y la depurada técnica que muestran las obras del maestro salmantino puede contemplarse en otra importante escultura conservada en Medina del Campo: el Cristo Yacente que originariamente perteneció a la Cofradía de la Vera Cruz, conservado en la actualidad en la clausura del monasterio dominico de Santa María la Real.

Otras obras se encuentran en la Catedral de Zamora, la Colegiata de San Antolín y la Fundación Simón Ruiz de Medina del Campo, las iglesias de San Juan y San Pedro y el Museo Carmus de Alba de Tormes, la Iglesia de San Juan de Sahagún (Salamanca), la Iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid) y el Museo Nacional de Escultura.

 

 
 
San Roque (detalle). Iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey

 

Exposición El escultor Juan de Montejo y la Abadía de Medina en el Museo de las Ferias (Calle San Martín 27, Medina del Campo, Valladolid) del 27 de junio al 8 de septiembre de 2024, organizada por la Fundación Museo de las Ferias con la colaboración del Ayuntamiento de Medina del Campo y la Diputación de Valladolid. Esta muestra cuenta con la participación del profesor Sergio Pérez Martín, uno de los mejores conocedores de la obra de Montejo y autor del estudio monográfico del libro catálogo que acompaña a la exposición. La colección expuesta consta de una docena de magníficas esculturas y relieves procedentes, entre otras instituciones, del Museo Nacional de Escultura, el Museo Carmus de Alba de Tormes, la Catedral de Zamora o la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo, así como con documentación original del Archivo Simón Ruiz.

 

 
 
San José (detalle). Museo de las Ferias

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com