LUIS SANGUINO


 

 

Nació en Barcelona, en el año 1934. Desde muy joven utilizaba la cera de las velas de su casa para convertirlas en pequeñas esculturas que escondía bajo su cama. Fue un aventajado discípulo del maestro Federico Coullaut-Valera, quien pronto se dio cuenta que tenía bajo su tutela a un muchacho con gran potencial.

Luis A. Sanguino, a sus tempranos 18 años, gano un Premio Nacional de Escultura con unas estatuas que representan la Unión de la Iglesia y el Ejército. Dicho conjunto consta de ocho monjes tallados en granito, que luego fueron colocados en la Basílica del Valle de los Caídos, situada en la Sierra de Madrid. Con dicho proyecto terminado, comenzó su extensa carrera artística entre España y América.

Primero fue a Nueva York y comenzó con varios encargos para magnates americanos y sus colecciones privadas. Muchas de estas esculturas talladas en mármol y piedra. En esta época, hizo el Monumento a Los Inmigrantes (F1), situado en Battery Park (en lo que era la entrada al nuevo mundo); y más tarde los representativos bustos de Kennedy y otro de La Guardia (éste último colocado en el aeropuerto que lleva su nombre).

Durante esa época expuso en la Galería de Armand Hammer, en la zona neoyorquina de Manhattan, y en la Galería de Palm Beach, en Florida. Cabe también destacar el busto heroico de B.J. Palmer, fundador de la Universidad Chiropractica B.J. Palmer en Davenport, Iowa, y la estatua de Diego de Gardoqui en Philadelphia.

 

 

Regresó a España en el año 1976, y le encargaron varios monumentos, muchos de los cuales se relacionaban con el mundo del toro, su gran afición. Durante esta época le fue concedida la Medalla de Isabel la Católica por el rey Juan Carlos I. Después viajó a México, donde vivió doce años y fue contratado para la creación de setenta y dos obras, entre las cuales destacan doce estatuas ecuestres de varios presidentes, como Móreles y López Portillo, la espectacular imagen de Zapata y la majestuosa Fuente de Neptuno en Monterrey (F2).

En 1986 volvió a España, y se asentó en El Castillo de Valdeprados (Segovia) donde ha continuado su incansable carrera y desde donde ha creado admirables monumentos ubicados en plazas y calles de importantes ciudades por todo el país junto con innumerables encargos para entidades privadas.

En Madrid destacan los monumentos de Antonio Bienvenida, El Yiyo y el mural de El Encierro en los alrededores de la plaza de toros de las Ventas; la Fuente del Triunfo de la Mujer (F3) y el Monumento de Despedida del Siglo XX y Entrada en el Siglo XXI, en el barrio de San Blas; el Homenaje a Cervantes y una estatua a Manolete en la calle de Alcalá; las puertas de entrada a la Catedral, y los doce apóstoles que rodean el exterior de su cúpula.

En Sevilla, los monumentos a Juanita Reina, en el Cementerio de San Fernando, y la estatua a Ángel Peralta en el Museo de la Maestranza; en Marbella (Málaga), la Fuente al Sol, colocada en uno de los paseos más transitados de la ciudad; en Segovia, el monumento de Cándido, famoso restaurador local; en Oviedo, tres esculturas representando Paz, Libertad y Vida; en Pamplona, delante de su plaza de toros, el busto heroico de Ernest Hemingway. Y para no perder contacto con América, durante esta etapa. Sanguino también fue requerido por el gobernador de Puerto Rico para hacer una fuente que alumbra el Paseo de la Princesa del Viejo San Juan.

Actualmente, y después de una incansable carrera con su amada y dura profesión, sigue modelando monumentos y bustos de personajes ilustres para localidades como Guadalajara o Navalcarnero (Madrid).

 

 

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