JENARO PÉREZ VILAAMIL

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Interior de la Catedral de Sevilla
 
El Castillo Roquero

 

Considerado uno de los menores paisajistas del Romanticismo en su país, el pintor español Pérez de Villaamil (su nombre completo era Jenaro Pérez de Villaamil y Duguet nació en Ferrol (La Coruña) el 3 de febrero de 1807, y se inició como dibujante topográfico con su padre, profesor en la Escuela Militar de Santiago de Compostela.

Con tan sólo 8 años de edad obtuvo el cargo de ayudante de profesor. Cuando contaba con 12 años de edad su familia decidió trasladarse a Madrid, donde continuó sus estudios. Sin embargo, siguió los pasos de su padre e ingresó en el año 1823 al Ejército, donde luchó valientemente. A los 17 años de edad, en Cádiz, al combatir a las tropas francesas enviadas por del Duque de Angulema para reinstaurar el absolutismo de Fernando VII, fue herido, por lo que permaneció en esta ciudad y aprovechó para estudiar en la Escuela de Bellas Artes.

La habilidad de Jenaro Pérez Villaamil para la pintura fue rápida y evidente, razón por la que, en el año 1830, fue enviado a Puerto Rico, que todavía era una isla española, para realizar los decorados del teatro de la ciudad.

A su regreso a España, en el año 1833, conoció al pintor romántico escocés David Roberts, a quien se unió para descubrir un nuevo modo pictórico, con monumentos estilizados, montañas escarpadas, paisajes, gente y escenas pintorescas tratados con una carga poética de misterio y fantasía. Tiempo después realizó numerosos viajes a Francia y a Bélgica, donde vivió durante una temporada en Bruselas.

 

 
     
     
Claustro de San Gregorio en Valladolid
 
Interior de la Catedral de Toledo

 

En 1835 recibió la cátedra de Paisaje en la Escuela de San Fernando, de la que más tarde fue director. Se relacionó con Isabel II y llegó a ser pintor de cámara de la casa real. Fue uno de los principales exponentes de la pintura de paisaje en la España del siglo XIX e incitó a otros artistas a incursionar en esta rama de la pintura.

Sus paisajes se caracterizaron por una neblina dorada que otorga un aspecto romántico a la composición y el empleo de una amplia perspectiva. Además, elaboraba atmósferas vaporosas que envuelven objetos y crea ambientes de ensoñación y misterio, en los que introduce gran número de personajes populares o de carácter histórico.

En la trayectoria artística de Pérez Villaamil también se encuentran pintura histórica, aunque en menor medida, y siempre prestando más interés al ambiente que a la escena en sí. Tal es el caso de El Juramento de Álvar Fáñez Minaya o de El Viático en la Posada. Sin lugar a dudas, Pérez Villaamil fue uno de los grandes representantes del paisajismo romántico español. Murió el 5 de junio de 1854 en Madrid, a causa de una enfermedad hepática.

 

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