Imagen de Cristo yacente para la Cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad de la localidad almeriense de Dalías. Fue presentada y bendecida ayer en la parroquia-santuario de Santa María de Ambrox, sede de dicha hermandad de penitencia. El escultor e imaginero cordobés ha seguido muy acertadamente la línea clásica desarrollada en el Cristo de la Misericordia que realizó el pasado año dentro del grupo escultórico de la Virgen de la Caridad en su Sexto Dolor (Piedad) para una agrupación parroquial de Chiclana de la Frontera (Cádiz).

En este caso, la hechura es nuevamente de tamaño natural (175 cm), en talla completa de madera de cedro real y policromía con técnica de oleo bruñido. Para darle una mayor visibilidad, tanto en el altar como en la urna en la que va a procesionar, Luque Bonillo gira la cabeza hacia el lado derecho y eleva la cabeza y el torso de Cristo, de ahí los almohadones sobre los que reposa. Destacan también la dulzura del semblante y la suavidad de una anatomía pormenorizada al detalle pero sin excesos dramáticos en sus carnes y en su expresión facial, que refleja la serenidad alcanzada con el descanso eterno tras los tormentos sufridos durante su pasión y muerte en la cruz.