Ecce Homo de tamaño natural, labrado en terracota, con la corona de espinas, la soga y la clámide doradas en oro fino, al estilo del barroco desarrollado en zonas centroeuropeas como Alemania o Austria. El material, barro negro, cuyo uso ha resultado muy satisfactorio para el escultor e imaginero malagueño, no es muy común en España, pero sí en otras zonas como Oaxaca (México), donde existe toda una cultura cerámica y escultórica desarrollada en torno al mismo. El busto, iconográficamente, sigue modelos italianos y españoles que muestran a Cristo presentado al pueblo con la mirada alzada al Padre, implorando, entre lágrimas y sangre, la salvación humana. Colección privada de Málaga.