JUAN MANUEL PARRA HERNÁNDEZ REPRODUCE EL NIÑO DEL SAGRARIO DE MONTAÑÉS
Luis Manuel Gómez Pozo. Con información de Jesús Abades (23/12/2021)
Una de las más deliciosas obras del maestro imaginero Juan Martínez Montañés es el Niño Jesús que hizo en el año 1606 para la Pontificia e Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento del templo parroquial de Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. El divino infante se muestra desnudo. Es imagen de vestir aunque se halla totalmente anatomizada. Está representado extendiendo las manos repartiendo bendiciones. Una vez más Montañés penetra hasta lo más hondo del tema, de forma que este Jesús niño no es un pretexto para llevar a cabo una maravillosa figurita infantil, sino que está interpretado con honda emoción religiosa. La réplica que el artista Juan Manuel Parra Hernández ha realizado para la Hermandad del Monte Calvario de Málaga posee una extraordinaria fidelidad a la obra original, como es habitual en sus reproducciones. Asimismo, comparte con la pieza montañesina no solo sus caracteres morfológicos, sino también la la mayoría de sus detalles técnicos: realizada en madera de cedro policromada al óleo, ojos de cristal artesanales, y dorado y estofado en la base-peana. La altura es casi similar (84 cm la copia). En este caso, las labores de dorado han sido realizadas por Francisco Javier Gutiérrez Sánchez, y las de orfebrería son de Miguel Ángel Martín Cuevas (Orfebrería Montenegro), en las potencias, y de José Manuel Bernet, en la peana. Respecto a las anteriores características técnicas, conviene señalar que la imagen de Martínez Montañés presenta un ahuecado interno en la cabeza, realizado para la colocación de los ojos de cristal en fecha indeterminada por manos anónimas; y es que, aunque no está documentado, los ojos que tiene actualmente la talla no son los primitivos, ya que Montañés los realizaba tallados en madera. Por otro lado, el material en el que están realizadas sus manos y la mitad de los antebrazos es plomo, y se debe a una intervención pagada en 1629 al pintor y bordador Pablo Legot, quien debió limitarse a la policromía y subcontratar su hechura. |
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