La ejecución de esta obra, primera que el escultor e imaginero de Morón de la Frontera (Sevilla) realiza sobre la iconografía de San José, ha durado casi dos años. Su encargo parte de la popular hermandad hispalense de la Esperanza Macarena, que, con motivo de su 425 aniversario, ha querido recuperar para su basílica el altar y la imagen del Patriarca; tras haber sido destruida en el templo de San Gil, sede de la corporación entre 1653 y 1949, la antigua imagen, cuya ejecución se atribuye a Benito de Hita y Castillo (1714-1784).

El conjunto mide 175 cm de altura con las dos peanas, la de talla y la de los ángeles. La imagen de San José mide 135 cm y la del Niño Jesús casi 90 cm. Toda la obra es de madera de cedro real, dorada al completo en oro fino de ley y estofada. La orfebrería (galleta y vara florecida de San José y potencias del Niño Jesús) ha sido diseñada por el pintor sevillano Manuel Peña Suárez y cincelada por Miguel Ángel Cuadros, orfebre de San Fernando (Cádiz).

La representación creada por Manuel Martín Nieto muestra al santo muy sereno, mirando a Jesús y apoyando su mano sobre el hombro del Niño, que mira al frente con expresión muy dulce, mientras bendice al espectador y señala a su padre adoptivo, indicando al espectador la virtud y humildad de San José, el cual marcó el camino de Cristo desde su infancia con santidad y generosa entrega.

El artista agradece a todos los que han colaborado en su ejecución -Manuel Peña Suárez (colaboración en su diseño y autor de los estofados), Francisco Javier Gutiérrez Sánchez (dorado), Juan Jiménez (peana de talla), Francisco Pardo (dorado de la peana de talla) y Juan José Fernández Almagro y Antonio Verdugo (oficiales de su taller)-, así como a la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena -presidida por José Antonio Fernández Cabrero-, al historiador Andrés Luque Teruel y a José Manuel Pastor Bermúdez por servir de modelo para el rostro de San José.