"Estoy como agua derramada, todos mis huesos están descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas. Tengo la garganta seca como una reja, y la lengua se me pega al paladar; me has hundido en el polvo de la muerte. Me acorralan mastines, me cerca una banda de malvados: taladran mis manos y mis pies, puedo contar todos mis huesos; me lanzan miradas de triunfo, se reparten mis vestiduras, echan a suerte mis ropas".

Sl 22, 15-19

"Al llegar al lugar llamado Gólgotha, esto es, el lugar de la calavera, dieron a Jesús vino mezclado con hiel para que lo bebiera, pero, después de probarlo, no quiso beberlo. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestiduras echándolos a suertes. Y se sentaron allí para custodiarlo, sobre la cabeza pusieron un letrero con la causa de su condena: Este es Jesús Nazareno Rey de los judíos".

Mt 27, 33-37

La escultura sedente del Cristo de la Humildad y Paciencia, a tamaño natural, tiene las siguientes medidas: desde la piedra hasta la cabeza, 144 cm; desde el pie hasta la cabeza, 132 cm; anchura desde la parte inferior de la piedra, 103 cm, y largo o profundidad 127 cm. Talla completa en madera de cedro en su totalidad -a excepción son las puntas de los espinos, que son de acacia oscura-, incluyendo la piedra, la corona de espinas y los ojos. Realizada en bloque. Policromía al oleo al pulimento tradicional en todo el conjunto de la escultura; en la "piedra fría" sobre la que se asienta se han utilizado otros procedimientos pictóricos, a través de ceras naturales, pigmentos y plata.

Además del citado pasaje evangélico, el escultor e imaginero malagueño se ha inspirado en la profecía de Isaías, sobre en el profundo dolor de Jesús, reflejado en la obra final a través de su expresión y postura corporal, los músculos agotados y convulsionados, la languidez en sus extremidades, el pecho hundido y la espalda curvada avanzando los hombros hacia adelante, con un gesto de recogimiento y soledad. Un sentimiento de fría angustia y dolor, completamente agotado por el martirio. Las numerosas contusiones, el mapeado de la flagelación y los efectos de la carga de la cruz se reflejan en la policromía, cuidadosamente detallada. Incluso se mantienen las gotas secas del sudor y la sangre derramados durante la oración en el huerto de los olivos, la llamada "hematidrosis", reflejada en este caso no solo en el rostro, sino también a lo largo de su cuerpo.

La postura sigue la icónica representación tradicional de la Humildad y Paciencia establecida por Alberto Durero en su famoso grabado, con la cabeza apoyada sobre la mano derecha. También aparecen símbolos arraigados en el seno de su corporación -Venerable Hermandad Carmelita y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, María Santísima de Dolores y Esperanza y Nuestra Señora de la Aurora-, como la salamandra o salamanquesa. Asimismo, un relicario que alberga un fragmento del sacro monte Golgotha de Jerusalén: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular" (Sal 118, 22).

Cristo apoya el pie derecho sobre la calavera de Adán, símbolo que da nombre al Golgotha, que significa "lugar de la calavera". En el Antiguo y en el Nuevo Testamento, Jesús es el nuevo hombre, el nuevo Adán, la nueva alianza del hombre con Dios, la sangre derramada a la que se alude, en este caso, a través de una gota posada sobre la zona parietal del cráneo, de la que emerge de la oquedad derecha una salamandra, la cual mira a Cristo, en el que se reconoce. Estos anfibios regeneran una y otra vez su cerebro o su corazón, una lectura a modo de alegoría de la resurrección de la carne y la vida eterna en Cristo. Su túnica derramada de color rojo es la vestidura que sería repartida entre sus verdugos, como símbolo del despojo de su rango real y de su amor a la humanidad.