OBRAS DE ANTONIO LUIS TROYA PARA VERAGUAS (PANAMÁ)
07/10/2018
Reportaje gráfico que completa la noticia publicada el pasado 29 de agosto (ver enlace) sobre las últimas obras del escultor e imaginero de Dos Hermanas (Sevilla), cuyo destino final es el obispado de Veraguas (Panamá). Fueron protagonistas de la exposición La gubia de Troya: entre dos mundos, que tuvo lugar entre los días 3 y 7 de septiembre en la Sala Apeadero del Ayuntamiento sevillano. La imagen de Cristo Crucificado es de tamaño natural, de tres clavos, y recuerda a autores del barroco sevillano. Ha sido elaborada siguiendo el método tradicional: bocetos (dibujo y barro), vaciado (molde), talla, aparejo y policromía. De expresión fuerte, valiente y conmovedora, presenta signos de la tortura sufrida durante la Pasión. La cabeza, aún sin desplomar, refleja los signos de una muerte dulce. La corona es irregular y de grandes proporciones, compuesta por largas y afiladas espinas de acacias que aún provocan la emanación de sangre en su frente y sienes. El perizoma, bastante trabajado, aparece anudado en su pierna izquierda. En la parte superior de la cruz presenta los textos en judío, griego y latín, destacando como novedad la colocación del término "nazarinus", más típico del latín clásico que la forma "nazarenus", más acorde con las formas del latín vulgar. Respecto a la imagen de la Virgen Dolorosa, es de candelero para vestir, teniendo completamente anatomizados el busto y las manos. Presenta un tipo de rostro carnoso, recreándose Antonio Luis Troya en la blandura de la piel femenina con una encarnadura cálida. De perfil clásico, María manifiesta los labios entreabiertos en pesarosa súplica, sus dientes perfectamente tallados y la lengua descansando sobre la corona dentaria inferior. Por último, muestra la mirada y los párpados bajos a través de unos ojos grandes y rasgados realizados en vidrio. |
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