Ecce Homo

Anónimo sevillano
Siglo XVI
Terracota policromada al óleo
42 x 25 x 23,5 cm
Dependencias de la Hermandad de San Esteban (Sevilla)

Se han identificado varios bustos de Ecce Homo, de procedencia sevillana, cuyas características y materiales de ejecución son casi idénticas al de la popular imagen sevillana de Jesús de la Salud y Buen Viaje, lo que nos hace plantearnos la hipótesis de un origen común relacionado con la producción en serie. En el caso del titular de la Hermandad de San Esteban, a partir del busto se creó la imagen completa, cuya morfología se ha modificado con distintas intervenciones que han configurado la talla actual: sustitución en 1931 de la peña en la que estaba sentado por el actual sitial, acortamiento de la clámide, repolicromía... El resultado es una obra excepcional dentro de la imaginería andaluza. Según el historiador Jesús Porres Benavides, el busto podría datarse a principios del siglo XVI. Asimismo opina que, quizás cuando fue trasladado a San Esteban, se le incorporase el cuerpo de madera tallada -excepto su pie izquierdo, que como hemos visto también se modeló en terracota-, así como las cinco lágrimas que tiene en el rostro. Dicho historiador ha recopilado los cinco ejemplares que, de momento, se conocen como vaciados de un mismo molde del Ecce Homo: el busto de Jesús de la Salud en Buen Viaje, la obra que nos ocupa en poder de la Hermandad de San Esteban desde que fue adquirido al anticuario Antonio Plata de Sevilla -restaurado el pasado año 2020 por Carlos Peñuela Jordán-, otro en la Parroquia de las Nieves del municipio sevillano de La Campana, otro en la Iglesia de Santo Domingo de Lima y otro en el convento toledano de Santo Domingo el Antiguo, proveniente a su vez del convento sevillano de Dueñas.

Cristo de la Humildad

Rafael Martín Hernández
2021
Madera de cedro policromada al óleo
193 cm de altura
Iglesia de San Francisco (Peñarrodada, Berja, Almería)

Una de las piezas más ambiciosas de la referida muestra en el campo de la imaginería, realizada por el escultor e imaginero Rafael Martín Hernández para la Hermandad de San Francisco del barrio de Peñarrodada en Berja (Almería). Esta imagen representa a Cristo crucificado, que incorporándose sobre los clavos, inhala una gran bocanada de aire que ensancha su caja torácica para iniciar una conversación con el fiel, comunicándose no sólo a través del gesto de sus labios, sino mediante la expresión de su mirada, recreada pictóricamente sobre la madera. Compositivamente, el crucificado que nos hace llegar el reconocido artista está dominado por el equilibrio, la armonía de formas y el reposo, para evocar la rectitud moral y la naturaleza divina de Cristo. Como contrapunto, tanto el "titulus crucis" como el cabello y el sudario, recrean la sensación de estar agitados por el viento, incorporando ritmos diagonales y mayor claroscuro, con el fin de aportar más dinamismo a la composición. Mediante una expresión formal realista, su cuidada anatomía resalta la morbidez del cuerpo a través de un modelado suave de la piel y de una policromía rica en matices y efectos de transparencia. Todo ello enriquecido con un análisis de los padecimientos de la Pasión, que describe pictórica y volumétricamente las contusiones generadas por los golpes, los varazos, la flagelación, la corona de espinas y la crucifixión. Por último, cabe destacar que la cuerda que anuda el sudario incorpora los tres nudos del cíngulo de San Francisco, en alusión al carácter franciscano de la hermandad que le rendirá culto. La cruz ha sido tallada por el tallista cordobés Rubén Luna. Cuenta con un juego de potencias del orfebre Manuel Fernando Martínez.

Mater Dolorosa

Alberto Pérez Rojas
2020
Madera de cedro policromada al óleo
170 cm de altura
Colección del autor

Se trata de una imagen de candelero para vestir realizada por Pérez Rojas en su estudio de Sevilla sin encargo previo, siendo posible su adquisición por cualquier corporación o persona interesada. Presenta un rostro de profundo dolor aunque contenido gracias a la idealización de sus rasgos y la serenidad expresiva que le confiere el autor siguiendo la línea más tradicional de la escuela sevillana de escultura sacra, lo que se refleja igualmente en las manos abiertas sobre el pecho. Para la ocasión, como pueden ver también en la galería fotográfica que acompaña la noticia, la imagen luce un sobrio atuendo de color negro, con espléndida corona y corazón con siete puñales de orfebrería, labrados por el taller sevillano de Jesús Domínguez, y cíngulo o cinturilla del bordador ecijano Jesús Rosado Borja.

San Ambrosio

Lourdes Hernández Peña
2021
Madera de cedro policromada al óleo y estofada
165 cm de altura
Adeje (Santa Cruz de Tenerife)

Sigue la representación clásica del santo como Padre de la Iglesia occidental, maduro, con barba y cabellos canos, mirando embelesado al cielo para mantener una conversación mística con Dios que le inspirará en sus dictados de teología y ataviado con ricos hábitos episcopales, en cuya ornamentación pictórica la artista ha vuelto a contar con la colaboración de Manuel Peña Suárez, que ha pintado motivos y escenas de corte renacentista con la imposición de la casulla al santo, apóstoles y el Padre Eterno, entre otras representaciones. El báculo de madera que porta en su mano izquierda ha sido realizado por el tallista Francisco Verdugo.

Cristo Crucificado

Juan Manuel Miñarro
2020
Madera de cedro policromada al óleo
212 x 80 cm
Parroquia del Corpus Christi (Miami)

Impactante creación del autor en la que cobra protagonismo el instante en que su costado fue atravesado por la lanza, descrito en el evangelio de Juan, que no deja lugar a dudas de que la muerte de Cristo fue previa a la lanzada. En realidad, no se especifica si la lanza atravesó el costado derecho o el izquierdo; no obstante, por aquella época se piensa que el órgano vital es el hígado, situado en el lado derecho, y no el corazón. Prácticamente todos los textos antiguos coinciden en considerar que el costado alanceado es el derecho y así se representa en el arte, incluyendo esta escultura. Posteriormente cuando se comprueba que el corazón es el órgano vital, el peso de la iconografía cristífera es tan fuerte que no se intenta variar la ubicación de la lanzada. Miñarro además representa la lesión con orificio de salida, llevando a cabo una creación insólita hasta la fecha en la imaginería procesional. Tanto los rasgos faciales como el resto de detalles anatómicos y polícromos del crucificado, fijado a un madero irregular de sección cuadriforme, han sido cuidadosamente elaborados, inspirándose en la fuente habitual del Hombre de la Síndone. Como elementos postizos lleva ojos de cristal, coronas dentarias en pasta cerámica y corona de espinas de material polimérico.

María Santísima del Desconsuelo

Salvador Madroñal
2020
Madera de cedro policromada al óleo
173 cm de altura
Colección del autor

Esta imagen mariana abre sus brazos y mira al cielo, desconsolada, en un patético gesto que parece buscar alivio para su aflicción. El hecho de que porte en sus manos, junto a los habituales atributos del pañuelo y el rosario, la corona de espinas de Cristo y los tres clavos con los que ha sido crucificado, la ubican en los momentos en los que se queda sola y abatida en el monte Calvario, una vez que ha sido descendido de la cruz el cuerpo de Jesús por los varones de la comitiva fúnebre. Es imagen de candelero para vestir en la línea del barroco sevillano de los siglos XVII y XVIII, con lágrimas de cristal y pestañas naturales en su rostro. Se halla ataviada con ricas telas y ornamentos de cariz inmaculista entre los que destacan los bordados del XIX.

Niño Jesús

Antonio Castillo Lastrucci
1954
Madera policromada al óleo
44 x 21 cm
Parroquia de San Bartolomé (Paterna del Campo, Huelva)

Pertenece a la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de la localidad onubense. La difusión de esta devoción en Paterna del Campo se debe a la fundación de dos conventos carmelitas en la villa: de monjas y de frailes, fundados en 1537 y en 1693, respectivamente. A la talla primitiva, destruida en 1934, sustituyó una de candelero de escaso valor artístico, reemplazada en 1954 por la actual de Castillo Lastrucci. El Niño, sujeto sobre el brazo izquierdo de María, bendice con la diestra mientras en la mano derecha lleva el escapulario del Carmelo en actitud de entregarlo a los fieles. Su presencia en la muestra obedece a la restauración que le ha practicado en 2020 Laura Pérez Meléndez (Sevilla, 1984), conservadora y restauradora de obras de arte.

Cristo de la Salud
(Foto: Fernando Aguado Hernández)

Fernando Aguado
2020
Terracota policromada
70 cm de altura
Colección particular

Su admiración por el crucificado titular de la hermandad sevillana de San Bernardo llevó al artista a realizar esta obra concebida para ser contemplada desde la visión que se ofrece. Se trata de una pieza única, en la que se ha buscado reflejar la dulzura de la muerte dormida del Cristo de la Salud, excelente escultura realizada entre los años 1668 y 1669 para presidir la capilla que la Santa Escuela de Cristo poseía en el hospital del Espíritu Santo de Sevilla. Atribuida durante mucho tiempo a Andrés Cansino, las nuevas teorías la relacionan con la labor de un anónimo seguidor de José de Arce, maestro flamenco del siglo XVII. Aguado no se obsesiona con la réplica exacta, ya que su intención es que, al contemplar el busto, lleve a la imagen original pero desde el lenguaje artístico que caracteriza su trayectoria. Cabe destacar los tonos pálidos y verdosos de la policromía, rememorando la original del Cristo de la Salud y el tratamiento de texturas del barro.

San Ginés de la Jara
(Foto: José María Leal Bernáldez)

José María Leal
2016
Madera de cedro policromada al óleo
182 cm de altura
Colección particular de Los Palacios y Villafranca (Sevilla)

Imagen de candelero para vestir que representa al santo ermitaño en una de sus famosas predicaciones, interpelando a los fieles con la cruz sujeta en su mano izquierda. Es evidente el recuerdo de la famosa imagen tallada por la escultora sevillana Luisa Roldán que se conserva en Museo Getty de Los Ángeles, aunque el escultor e imaginero hispalense apuesta por una impronta más juvenil y por un gesto más reposado en este caso, destacando la penetrante mirada y la barba entorchada de tonos castaños, muy meticulosa en su talla al igual que el singular corte del cabello. El nimbo es obra del orfebre sevillano Joaquín Ossorio.