UNA OBRA EN CERA DE NICOLÁS DE BUSSY EN UNA COLECCIÓN PARTICULAR DE ALICANTE

13/12/2024


 

 

Nicolás de Bussy (1640-1706), nacido en Estrasburgo (Alsacia, Francia) y formado artísticamente en los Países Bajos, llegó a España en 1659 con el séquito de don Juan José de Austria, hermanastro de Carlos II, pasando años más tarde al servicio del monarca como escultor real.

Especialmente hábil tanto en estuco como en piedra, mármol, madera o barro cocido, Bussy fue muy estimado en la Corte y muy activo en Alicante, Valencia y, sobre todo, en Murcia, donde realizará algunas de sus obras maestras como el Cristo de la Sangre. En muchas ocasiones las obras realizadas por Bussy estaban policromadas de acuerdo con la preferencia hispana por el color en la escultura.

Bussy debió formarse junto a artistas como los Duquesnoy, los Quellinus o los Verbruggen. Tras una primera estancia en la Corte, en 1662 figura afincado en Valencia hasta que en 1678 regresa a Madrid al servicio de los monarcas decorando diversas estancias del Palacio de Aranjuez, consiguiendo en 1679 el título de "Escultor de Su Majestad".

En los años siguientes mantendrá un taller abierto en Madrid y realizará diversos trabajos en Elche y Murcia, donde talla, entre otras obras, el paso procesional del Pretorio. En 1699 cierra su taller madrileño y se traslada a Valencia, donde falleció siete años más tarde como novicio en el convento de la Merced.

 

 
 

 

Aunque hábil en el barro y en la piedra, la mayor parte de las obras de Bussy conservadas están realizadas en madera, con unos resultados que justifican el halago que Palomino hizo del escultor, del que señalaba que "a excesivos precios labraba, pero no hay ojos con qué mirarlas ni palabras con qué encarecerlas".

Precisamente, en la exposición del Museo Nacional de Escultora (Palacio de Villena) sobre La Roldana, titulada Luisa Roldán. Escultora real, se exhibe un soberbio busto en barro cocido y policromado de Ecce Homo (finales del siglo XVII), cuyas facciones recuerdan a las del Cristo de la Sangre y a las del Cristo del Pretorio tallado en 1696. Es una reciente incorporación a la producción de Bussy, propiedad de la archicofradía murciana de la Preciosísima Sangre, de la que el impresionante crucificado del estrasburgués es titular.

Tal atribución se fundamenta tanto en evidentes razones de estilo como en los resultados de los diversos análisis técnicos realizados en el Centro de Restauración de la Región de Murcia (CRRM), que señalan la cercanía de este Ecce Homo con otras obras documentadas del escultor.

Quizás con el taller madrileño de Bussy pueda relacionarse igualmente una imagen de la Inmaculada Concepción, también en barro cocido y policromado, conservada en el convento de las trinitarias de Madrid, de antiguo relacionada con la obra de La Roldana pero ya descartada de su producción.

 

 

En la colección particular del escultor e imaginero Ramón Cuenca Santo (Cox, Alicante) encontramos otro busto de Ecce Homo que muestra evidentes paralelismos con las piezas mencionadas de Bussy, especialmente con la de su misma iconografía que actualmente puede verse en la muestra de Valladolid.

Recientemente adquirido en el mercado del arte, hablamos en este caso de un busto con clámide fragmentado en su base y en su dorso, que cuenta con una altura aproximada de 25 centímetros. Los ojos son de cristal y los dientes de asta. El cabello muestra un modelado similar al de San Agatángelo que se encuentra en la hornacina central de la portada que lleva su nombre en la basílica ilicitana de Santa María (1680-1682), el primer trabajo de Bussy para Elche, labrado por el escultor en simultaneidad con la portada mayor del referido templo.

La pieza de Cox resulta aún más valiosa si tenemos en cuenta que se halla realizada en cera, un material que tampoco fue ajeno a Bussy, pues aunque no se conservan, están documentadas otras figuras en cera del escultor. Según el historiador José Alberto Fernández Sánchez, dichas piezas serían en su mayoría modelos en cera que luego serían llevados a la plata por los orfebres. No sería el caso del busto de la colección Cuenca Santo, del que se ignora su procedencia aunque, por sus características, podría haber presidido la hornacina baja de un retablo o un oratorio privado o monacal.

Será en la expresividad, la carnalidad y el dramatismo de obras como este busto donde se aprecie la influencia en Bussy de maestros flamencos y alemanes como Rubens, Van Dyck y Artus Quellinus el Viejo, entre otros.

Entre los rasgos fisonómicos característicos que el escultor imprime a sus figuras se encuentran la estrechez de las sienes, las frentes fruncidas, las cejas arqueadas, los músculos y tendones perfectamente reconocibles bajo la piel, el cabello muy volumétrico y plástico en su traza, la pareja de venillas en la sien, la boca entreabierta y los cuellos poderosos.

 


 

 

FUENTES

AA.VV. Luisa Roldán. Escultora real (catálogo de exposición), Valladolid, Fundación de Amigos del Museo Nacional de Escultura, 2024, p. 173.

https://www.lahornacina.com/semblanzasbussy.htm

 

 

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