LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
EN ANDÚJAR (JAÉN)
Adela Choclan y Jesús Abades
Cuenta una legendaria tradición que, en la noche del 12 de Agosto del año 1227, un pastor natural de la localidad de Colomera (Granada) acudió al Cerro del Cabezo atraído por unas extrañas luminarias y el insistente sonido de una campana. Encontro allí, en la oquedad de unas peñas, una imagen de la Virgen María, ante la que se postró, escuchando un mensaje en el que la Señora expresaba el deseo de que, en ese lugar, se le edificase un templo, al que habrían de acudir gentes de todas las generaciones.
Las obras se iniciaron en el año 1287 y se terminaron hacia 1304, siendo objeto de sucesivas transformaciones a través de los siglos, incluso a principios del siglo XX. Citado por Alfonso X en sus Cantigas, los árabes conocían el santuario como Jasna Gova. Según la leyenda, lo rehizo el militar Juan de Andújar, quien murió en la defensa de Budapest contra los turcos (1527) como capitán del rey Carlos I.
La romería propiamente dicha se viene celebrando desde el siglo XIV, organizada por la Hermandad de Andújar que había sido fundada en 1245. Las hermandades filiales, radicadas en todos los puntos de España, principalmente en la zona de Andalucía Oriental, llegan a Andújar generalmente el viernes de la romería por la tarde. El sábado, a primeras horas de la mañana, la Hermandad de Andújar desfila por las calles de la ciudad con sus banderas, insignias y jinetes. Marchan así hasta el santuario, recorriendo unos 20 kilómetros a través de Sierra Morena. Al atardecer se llega al santuario, donde ya se encuentran los peregrinos que han subido por la carretera.
Allí se rinde culto a la Virgen, comenzando las misas a medianoche y culminando a mediodía del domingo con la celebración de una solemne ceremonia religiosa, tras la cual tiene lugar la procesión de la Virgen que es llevada entre las peñas, sobre andas de plata cuyos varales llevan casi un centenar de romeros que se disputan este honor. Sobre las andas van dos monjes trinitarios que se encargan de acercar el manto de la Virgen a todos los niños que quieren recibir su bendición. El recorrido procesional dura unas dos horas.
Tras el asedio al que se vio sometido el santuario durante ocho meses, llevándose a cabo uno de los combates más sangrientos de la Guerra Civil, su patrimonio mueble quedó totalmente destruido, incluida la imagen gótica de la Virgen. Existía una leyenda que decía que el capitán Santiago Cortés había escondido tan bien la antiquísima obra para que no sufriera en los combates, que todavía hoy no había podido ser encontrada.
La actual efigie data del año 1944 y es obra del escultor malagueño, afincado en Granada, José Navas-Parejo Pérez, quien se inspiró al labrarla en la primitiva. Se trata de una talla completa, en actitud sedente, que aparece revestida con ricos ropajes de tejido natural. María se halla representada sosteniendo con la mano izquierda al Niño, que porta el globo terráqueo como símbolo de su papel redentor en el orbe cristiano, y mostrando al espectador en la mano derecha un fruto que parece ser un madroño, muy característico de la zona. El rostro aparece enmarcado por elegante rostrillo y como preseas la Señora lleva corona, ráfaga, cetro y media luna a sus pies.
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