EL TRIÁNGULO CRETENSE EN CÁDIZ
Miguel Ángel Castellano Pavón
Crucificado. Horacio Borgianni. Museo de Cádiz |
Entre los muchos pensamientos de Kant, hay uno en particular que siempre me ha llamado poderosamente la atención: "La naturaleza del hombre no es para encontrar la calma y la paz en la posesión y en el placer". Ante un hecho estético, por muy insignificante que fuese, hay calma, hay paz, hay posesión, y hay placer. La ciudad de Cádiz está de una manera evidente expuesta a ello, y no deja de asombrar aún con los años cumplidos continuamente. Al poseer esta trimilenaria urbe andaluza tres obras artísticas de primera línea que, de forma más o menos directa, podemos conectar con la tradición pictórica desarrollada en la isla de Creta, me hizo pensar en la posibilidad de la publicación de un tríptico que recogiera las obras mencionadas, posibilitando al ciudadano acceder a ellas conjuntamente. La primera de las obras que componen este "Triángulo Cretense", es una tabla representando a San Juan Evangelista en la Isla de Patmos, obra resuelta en un claro estilo de tradición bizantina por el pintor cretense Michael Damasceno. Esta tabla, proveniente de la capilla de la Casa de Viudas de la Fundación Fragela, hoy se expone, acertadamente, en el Museo Catedralicio gaditano. Contemplamos en la tabla como un anciano San Juan dicta, inspirado por la Santísima Trinidad, el Evangelio a un joven discípulo. |
San Juan en la Isla de Patmos. Michel Damasceno Museo de la Catedral de Cádiz |
En la separata de la publicación Archivo Español de Arte (nº 47, Madrid, año 1941), el estudioso Cesar Pemán nos hace un estudio pormenorizado de la misma. Encontrada con la ayuda del filólogo don Antonio Tovar la firma del pintor en la tabla, ya no quedaba la menor duda:
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Visión de San Francisco. El Greco Capilla del Hospital de Mujeres de Cádiz |
El segundo vértice de este recorrido artístico lo ubicamos en el portentoso lienzo de la Visión de San Francisco con el Compañero de Espalda, obra, y de las maestras, del artista cretense Domenicos Theotocopoulus, apodado El Greco. La pintura forma parte de los bienes que adornan la suntuosa Capilla del Hospital de Mujeres, actualmente sede del Obispado de Cádiz. En la capilla del madrileño Museo Cerralbo encontramos el que podría ser el precedente de nuestra pintura, El Éxtasis de San Francisco; magnífico cuadro en tonos grises, de pincelada amplia y toque impresionista, ejecutada entre los años 1600 y 1605, y firmada, con letra cursiva griega, por el genial cretense, sobre un trampantojo simulando un papel que aparece en el tercio inferior hacia la derecha. En el estudio que el historiador Pablo Antón Solé realiza sobre el gaditano Hospital de Mujeres, publicado por la Caja San Fernando, nos recuerda:
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Detalle de la Jerusalem del Crucificado de Borgianni |
Cerramos nuestro polígono en el Museo de Cádiz, con un lienzo de Jesús Crucificado, del pintor romano del siglo XVI Horacio Borgianni (Roma, 1574-1616), obra que, al contemplarla, nos da la impresión de estar ante una pintura de un buen discípulo de El Greco. Magnífica en su ejecución, nos muestra el impacto que causó la contemplación de la obra de El Greco en un, por entonces, joven pintor durante su estancia en España. Se destaca de esta obra, su dependencia con respecto al Crucificado con Donantes, de El Greco, conservado en el Museo del Louvre de París, y añadimos como posible referencia el Calvario del Museo Nacional del Prado de Madrid. El portentoso y estilizado dibujo de la figura de Cristo Expirante; las pálidas, grisáceas, pero brillantes carnaciones, y la luz tenebrosa de las tinieblas que envuelven a Cristo Crucificado en el dramático momento del último aliento, son, a nuestro entender, referencias directas al personalísimo estilo que se observa en la obra madura del pintor de Candía. Observamos este mismo influjo en la Visión de San Jerónimo, también del Museo del Louvre, obra de las consideradas ejecutada por Borgianni en nuestro pais. Escasas son las noticias que se tiene del autor del cuadro que tratamos: su estancia en España, documentada hacia 1597, y, en lo pictórico, un estilo que va desde la asimilación de las maneras de El Greco a un marcado naturalismo, al modo de Caravaggio, que fue adquiriendo en su madurez en Roma tras su regreso de España. |
Crucificado con Donantes. El Greco (Museo del Louvre de París) y Crucificado de Horacio Borgianni (Museo de Cádiz) |
Este Crucificado del Museo de Cádiz, firmado por el romano en una piedra al lado de la Cruz, es un cuadro que atrae, que sobrecoge. Es llamativa la idealizada Jerusalem que se contempla, resuelta por el pintor a la manera italiana: se observan arquitecturas y monumentales ruinas de claro origen clásico, tal vez un mero capricho del pintor o curiosa recreación de su Roma natal, a los que se unen agudos obeliscos y zigurats coronados por ídolos, que terminan por conferir cierto aire oriental a la urbe recreada. El gusto por pintar ruinas parece una constante en este pintor, pues las observamos también en otras obras como San Carlos Borromeo, de la romana Iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane. Sin duda, fue un excelente pintor que, de haber vivido más años, figuraría entre los grandes maestros italianos. Pelayo Quintero, en el Boletín del Museo de Bellas Artes (nº 14, año 1930), nos comenta:
En el Cátalogo del Museo Provincial de Bellas Artes de Cádiz (Madrid, 1964), el director del Museo, el doctor don César Pemán y Pemartín, nos asegura que lo más importante de este cuadro es la patente influencia de El Greco, más evidente que en ninguna otra obra de su autor. |
Calvario. El Greco Museo Nacional del Prado de Madrid |
Nota de La Hornacina: Miguel Ángel Castellano Pavón es Licenciado
en Filosofía y Letras, y miembro del Voluntariado de Patrimonio.
www.lahornacina.com