LA ERMITA DE SAN VICENTE FERRER DE VELHOCO
Texto y fotografías de José Guillermo Rodríguez Escudero
Esta pequeña ermita, dedicada al santo dominico en el pago capitalino de Velhoco -jurisdicción de Santa Cruz de la Palma- fue fundada por el sargento mayor Francisco Ignacio Fierro y Monteverde (1669-1748), en una hacienda de su propiedad y con entrada del camino público, dada en escritura de 16 de julio de 1723 ante el escribano Antonio Vázquez. Dos días antes, había sido bendecida solemnemente junto a su hacienda de viñas, tierras y casa de campo. La licencia para edificarla fue autorizada por el Obispo Conejero de Molina, en un despacho dado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife el 23 de octubre de 1722.
El fundador se reservó el derecho, para sí y sus herederos, de poder cerrar la entrada y suprimir el culto público en esta ermita, cuando lo tuvieran por conveniente, sin que la autoridad eclesiástica pudiera oponerse a ello.
Desde el siglo XVI, la familia Monteverde había poseído las tierras del pago de Velhoco. Consta en el protocolo de tributos de la
Parroquia Matriz de la Asunción, de San Sebastián de La Gomera, que, en el
año 1555, Melchor de Ayala, hijo de los condes de esa isla, en nombre de Águeda de Monteverde, impuso un censo de
6.031 maravedís anuales sobre una heredad de viña, bodega, casas, tanque y lagar
“que la dicha doña Agueda de Monteverde tiene en dicha ysla de La Palma, que se llama Belhoco, e linda de una parte el Camino Real y barranco de la iglesia que viene de la fuente de Juan Mayor e por otra parte el barranco que viene de las tierras de Gonzalo Peres, regidor, difunto, e por arriba la
sierra.”
El templo responde a las características de la arquitectura religiosa tradicional, con muros de mampostería de piedra y barro y abundantes maderas en carpinterías y techumbre, con estructura mudéjar de par y nudillo a tres aguas. Su fachada
-rematada por tres almenas en piedra labrada- sigue el esquema de las ermitas palmeras: puerta con arco de medio punto, balcón de madera para tocar las campanas desde el coro alto
-hecho en 1866 gracias a la aportación de los vecinos del lugar- y la pequeña espadaña en el vértice superior.
Completan el ajuar de la ermita, dos lienzos dieciochescos de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán; en el fondo del primero se ven árboles y pájaros de gusto indiano, mientras que en el segundo se ve el santo dominico, portando un estandarte en una mano y azucena y libro en la
otra.
TALLA DE SAN VICENTE FERRER
En el retablo mayor, de estípites pareados y talla rococó de la segunda mitad del siglo XVIII, se venera la bella imagen del Patrono de Velhoco: San Vicente Ferrer. Es una cuidada escultura de vestir o de candelero de tamaño natural procedente del
Ex-Convento de San Miguel de Las Victorias, hoy iglesia de Santo Domingo de Guzmán, y que ha sido atribuida al imaginero dominico Fray Marcos Gil. Allí residió en los primeros años del siglo XVIII.
El santo valenciano tuvo en dicho convento un altar propio, fabricado en el siglo XVII gracias a la devoción de doña Juana de Santa Cruz Orozco,
“que lo hizo a su costa abriendo arco y poniendo un quadro con guarniciones y remate dorado en que están las imágenes pintadas de Nuestra Señora, del Santo Ferrer y de San
Caetano”.
Esta dama dejó en su testamento, que otorgó cerrado en
el año 1704, una dotación para la fiesta con una misa solemne cantada, con sermón y posterior procesión con el santo en sus andas y confirió su patronato a su sobrina, doña Luisa de Silva y Santa Cruz y a sus descendientes, los Fierro Santa Cruz, patronos, asimismo, de la ermita de San Vicente de Velhoco.
La imagen actual del santo sostiene en su mano izquierda un crucifijo redondeado de madera pintada en negro con Cristo clavado en ella y de cara al observador, y en su mano derecha una filacteria de plata con la siguiente inscripción:
“Timete Dominum et date illi honores quia venit hora judicii eius” (“Temed al Señor y dadle honor, pues se acerca la hora del Juicio”). Viste el hábito de la Orden de Predicadores, escapulario y esclavina con capuchón, de damasco con fondo blanco y dibujos en oro. Capa ancha y larga con otra capucha que cubre el anterior, de color negro. Ancha tonsura que ocupa la parte superior de la cabeza, que se inclina levemente hacia la derecha. Tiene una mirada melancólica y perdida. Sus manos están perfectamente talladas y tiene el pelo negro ensortijado al igual que su corta barba y bigote. Cuelga desde su cuello un valioso “Rosario de Siete Misterios”, de 75 cms y del siglo XVII. Es de oro, azabaches y esmaltes, con Cruz igual y tres medallas de oro esmaltado con iconografía de la Eucaristía, la Virgen y varios Santos.
ANTIGUA IMAGEN DE SAN VICENTE
Según el investigador Alberto José Fernández García, la primitiva imagen titular de esta ermita se venera actualmente en el magnífico retablo mayor de la Iglesia de San Telmo de esta ciudad. Concretamente está entronizado en la hornacina lateral a la izquierda de Nuestra Señora de La Luz. Porta en su mano derecha un crucifijo. Más que sostener, parece más que lo muestra, con el brazo ligeramente levantado. En su mano derecha, también extendida, pende un rosario.
El santo viste hábito blanco de los dominicos y gran capa negra con capucha. Sobre su cabeza surge una enorme aureola dorada. Se le presenta con gran tonsura y una muy bien tallada barba.
NUESTRA SEÑORA DEL PINO
Existe otro altar, el del Evangelio, donde está entronizada Nuestra Señora del Pino, talla neoclásica de vestir, de mediados del siglo XIX y de procedencia catalana. Es una pequeña efigie que porta en su mano derecha un ramillete de hojas frescas de pino y en su derecha al Niño Jesús. Sobre su cabeza lleva una corona imperial rematada con una cruz. Desfila procesionalmente en unas andas de baldaquino de madera, acompañando al Santo durante las fiestas patronales del barrio en el último fin de semana del mes de agosto, con amplios ropajes y gran manto que le dan mayor volumen.
PARROQUIA
En la demarcación del Real Santuario Insular de La Patrona, Nuestra Señora de Las Nieves, aparte de esta Parroquia existían también otros dos
templos: la ermita de San Vicente de Velhoco, y la de la Virgen de Candelaria de Mirca. Ambas comunidades y vecindarios, con el apoyo del
Rector de Las Nieves, Pedro Manuel Francisco de Las Casas, elevaron solicitud al Obispo Luis Franco Gascón, para la concesión de tales fundaciones. Por decreto del 1 de febrero de 1977, ambas ermitas se erigieron en parroquias.
Tras un largo período de estancia en el Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las Nieves mientras duraron las obras de mejora y rehabilitación de la ermita, ambas imágenes regresaron a la misma en agosto de 2002, coincidiendo en la celebración del 280 aniversario de su fundación.
BIBLIOGRAFÍA
LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma, La Laguna-Santa Cruz de La Palma, t. I y II, 1975 y 1997.
FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto José. Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las
Nieves, Everest, León, 1980.
FERRANDO ROIG, Juan. Iconografía de Los Santos, Omega, Barcelona, 1950.
PÉREZ MORERA, Jesús. «Ermita de San Vicente Ferrer», en Magna Palmensis. Retrato de una
ciudad, CajaCanarias, 2000.
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