LLEGADA DE LA NUEVA TALLA DE SAN JUAN BAUTISTA A LA PARROQUIA
HOMÓNIMA DE PUNTALLANA (LA PALMA - SANTA CRUZ DE TENERIFE)

Texto y fotografías de José Guillermo Rodríguez Escudero


 

 

 

LA LLEGADA

En el archivo municipal del municipio palmero de Puntallana- más concretamente en el Libro de Actas del 11 de septiembre de 1904-, encontramos el relato del secretario del Ayuntamiento acerca de la llegada de la nueva imagen del Patrón, San Juan Bautista. Esta bella escultura es la que actualmente preside el retablo mayor y desfila procesionalmente en sus fiestas.  Dice así:

“… en vista de la nueva efigie del Patrón de este término municipal San Juan Bautista, adquirida en Valencia, de la clase superior extra y donada a nuestra parroquia por el hijo de este pueblo Don Antonio Ibarria Guerra y su señora esposa Doña Fermina Váldez, natural de La Barrilla del Encomendador (Cuba), y de otra devota imagen de San Amaro o Mauro acabada de obtener también para la misma iglesia por el Sr. Cura Don Tomás Brito Rodríguez, el cual con motivo de la conducción al templo parroquial de dichas imágenes ha hecho y organizado en el día de hoy la mejor procesión que se recuerda haber visto en este lugar, con asistencia del clero, autoridades, hermandades y niños de ambos sexos de las escuelas, llevando de la Parroquia las imágenes de la Virgen del Rosario, San José, San Antonio de Padua, a la ermita de Santa Lucía, bendiciendo allí solemnemente dicho Venerable Sr. Cura por delegación del Exmo Sr. Obispo, la referida imagen de San Juan , que acto continuo con la de San Mauro y demás mencionadas y extraordinario acompañamiento de personas de este pueblo y forasteros, fueron trasladadas al mencionado templo parroquial entre banderas y flores que conducían y tiraban los niños de las escuelas, multitud de cohetes y música religiosa, celebrándose misa de clase con exposición de S. D. M., vestuarios y panegírico alusivo a la fiesta y donación de la efigie del titular que elocuentemente pronunció el Sacerdote de la Congregación de la Misión de San Vicente Paúl, Don Carlos Gardeazábal”.

El párroco don Silvestre extrajo los siguientes datos del archivo parroquial de Puntallana: “La imagen de San Juan Bautista fue comprada en Valencia en casa José Tena; embarcada en el Vapor J.M. Villa Verde; mide 1, 30 cms de altura; su coste fue de 425 ptas; su corona de metal bruñido 15 ptas; y su caja de embalaje 14 ptas.; fue bendecida por Don Tomás Brito Rodríguez el 11 de septiembre de 1904”.

 

 



ANTIGUAS IMÁGENES

Una antigua imagen del Santo Patrón aparece inventariada en 1526. Don  Manuel Garrido Abolafia, en su detallada obra sobre el municipio titulada "Puntallana. Historia de un pueblo agrícola",  también recoge lo que allí aparecía escrito, siendo Mayordomo Don Pedro González y Visitador Don Juan Leivas: “… una imagen de San Juan de bulto de madera, dorada en parte y en parte de pintura colorada el qual tiene escrito un Agnus Dei en la mano”. También en el mismo trabajo de investigación histórica, el autor informa de que se colocó en el fabuloso altar mayor de la parroquia a partir de 1558, añadiéndosele posteriormente un cordero que sostiene en una mano. Las andas procesionales para esta primitiva talla se adquirieron en 1628 por un precio total de 480 maravedíes.

Años más tarde, en 1672, en “El inventario de los Bienes de la Iglesia de Señor Sant Juan deste Lugar de Puntallana” , se relacionan todas las imágenes que en esa época estaban entronizadas en el templo: “Primeramente una ymagen de S. Juan” . Esta escultura se custodia, apartada de culto, en la sacristía del mismo templo.

Otra talla de la misma advocación se menciona en el Inventario de 1724. En esta ocasión: “… una imagen de talla dorada y estofada de nuevo del Sr. San Juan Bautista, con su peana y cruz dorada en la mano, que esta en el nicho principal del retablo.”  Está así recogido en el Archivo Parroquial. Libro de Mandatos, folio 64.

 

 

 

LA PARROQUIA

A este magnífico templo no se le conoce fecha exacta de su fabricación, por haberse quemado el archivo parroquial, según la tradición, si bien parece que debió haber sido en los primeros años después de la Conquista de La Palma. Efectivamente, fue uno de los primeros templos erigidos en esta Isla. Se constata su existencia desde la primera década del siglo XVI, cuando aún era un recinto de paja, construido gracias a la generosidad de los vecinos. También estos sufragaban los gastos de las misas celebradas por clérigos asalariados.

Así, en 1515, ya se declaraba iglesia parroquial y bautismal, juntamente con la de San Andrés en las Sinodales del Iltmo. Sr. Obispo Fernando Vázquez de Arce. El motivo por el que se eligiese esta iglesia y no otra fue que el término había visto aumentado su censo, especialmente en sus alrededores.  Esta declaración, según apunta el Alcalde Constitucional de la capital palmera, Juan Bautista Lorenzo Rodríguez: “ fue confirmada posteriormente por Real Cédula del Emperador Carlos V de 15 de Diciembre de 1533”. Se crearon así los tres Beneficios de la Parroquia Matriz de El Salvador, el de San Andrés y Sauces y el de Puntallana, conformando los cinco Beneficios que hubo en la isla.

Un hijo del municipio, concretamente del Barrio del Granel,  Melchor Pérez Calderón, afincado en La Habana, contribuyó con sus dádivas a la rehabilitación del templo, que había llegado a un estado de grave precariedad, debido al abandono al que fue sometido. Así, entre 1717 y 1730, la parroquia es reedificada. Se añadieron dos capillas colaterales a la mayor, conformando así la forma de cruz latina a la planta. También se hicieron en esta ocasión los cuatro arcos de medio punto que sostienen el crucero y se cubren los habitáculos resultantes con artesonados de estilo mudéjar. El maestro cantero palmero don Domingo Fernández Crespo, fue el artífice de estas obras así como de la fabricación de la espadaña.

La preciosa ornamentación interior fue supervisada por el capitán don Matías Rodríguez Carta, quien contrató los servicios de Bernabé Fernández, el mejor ensamblador de la época, además de gran amigo. Gracias a la perfección de este trabajo, en los tres retablos que hizo en dos años, podemos admirar uno de los conjuntos barrocos más importantes de Canarias. En las seis hornacinas que se sitúan en los dos cuerpos del fabuloso retablo mayor de columnas salomónicas triples en su calle central, encontramos las siguientes imágenes: en el nicho principal al Santo Patrón San Juan Bautista, flanqueado por San Miguel y San Antonio de Padua. En la superior central está entronizada la efigie de Nuestra Señora de Candelaria y a ambos lados, los Apóstoles San Pedro y San Pablo.

Esta iglesia, de cortas dimensiones, fue agrandada en 1728, siendo  su Beneficiado Don Jerónimo Marques de Aguiar. Los maestros fueron Pedro Bernabé Fernández, carpintero, y el alférez Domingo Fernández Crespo, pedrero, que ajustaron la obra en 1.000 pesos, poniendo éstos tan sólo dos peones y los vecinos todo lo demás. En 1777 se doró el fabuloso altar mayor y se colocaron en él las dos preciosas esculturas del Arcángel San Miguel y San Antonio de Padua, que allí se veneran, salidos de la gubia del imaginero sevillano Benito de Hita y Castillo.


BIBLIOGRAFÍA

GARRIDO ALBOLAFIA, Manuel: Puntallana. Historia de un pueblo agrícola. Ilmo. Ayuntamiento de Puntallana. Servicio de Publicaciones de CajaCanarias, núm 281 historia 39, 2002.

 

 

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