UNA TALLA DE SANTIAGO APÓSTOL
DEL SIGLO XVI EN PUNTALLANA

Texto y fotografías de José Guillermo Rodríguez Escudero


 

Estamos ante una original escultura en madera policromada y papelón, de 120 cms de altura el Santo, y 80 cms de altura el caballo blanco. Según el profesor Pérez Morera, es del siglo XVI y, como hemos comprobado en otras ocasiones, tristemente retirada del culto y olvidada durante muchos años en un trastero. Afortunadamente, esta talla, la más antigua imagen del santo a caballo existente en el Archipiélago Canario, después de su abandono y de sufrir desfiguraciones bajo bastos repintes e incorrectas manipulaciones, ha sido restaurada por Domingo Cabrera Benítez (1998) gracias una loable iniciativa emprendida por el Ayuntamiento de Puntallana.

Aquí no vemos al Apóstol vestido de peregrino, ni lleva en su indumentaria conchas, ni bordón, ni esclavina, ni la filacteria o su inscripción característica y diferenciadora según sus atributos personales: “Credo in Jesum Christum, filium eius unicum Dominum nostrum”. Tampoco lleva túnica ni paño apostólico, ni aparecen moros despedazados a sus pies. Sin embargo, aquí se le representa vestido de guerrero, combinando elementos medievales y clásicos, en recuerdo de la célebre Batalla de Clavijo. Está montado sobre un caballo blanco de papelón (más ligero para los recorridos procesionales) aunque no lleva el estandarte con la cruz roja, llamada de Santiago (pudiera ser que la llevara antaño en la izquierda, al mismo tiempo que sujetaba las riendas del animal, pero no ahora). Tampoco lleva el zurrón, ni el sombrero de alas, ni la calabaza. Sí lleva botas o “coturnos a la romana, faldellín, peto abombado y festoneado en su parte inferior y casco morrión con penacho de plumas”. Como atributo personal, y como referencia a su triple personalidad de apóstol, militar y peregrino: la espada. Se cuenta que con ella mató moros (“Santiago Matamoros”, capitán de las milicias cristianas en su larga lucha de siete siglos contra los moros) y con ella fue decapitado en Jerusalén en el año 42. Su onomástica se celebra el 25 de julio.

La imagen podría también confundirse con San Millán o San Emiliano, ya que, según la transmisión oral, aparecieron montados a caballo con espada desenfundada en la mano para ayudar a las huestes cristianas en su encarnizada batalla  contra los moros. Si no fuera porque se encuentra en una iglesia, podríamos pensar que se trata de una estatua ecuestre de un “Señor de la guerra”, no de la representación del Patrón de España. Representa, más bien, la viva imagen de aquellos españoles que conquistaron Canarias y América en los siglos XV y XVI, y quienes, al grito de “Santiago”, se erigían como el brazo armado de Dios para combatir a los nativos y lograr su sumisión. Pérez Morera nos informa también de que “su ejecución muestra gran calidad técnica, patente en el correcto tratamiento del rostro y en la minuciosidad y el verismo con que se representan los detalles de la armadura”.

El mismo profesor palmero también sugiere la idea de que estemos ante una efigie que, teniendo en cuenta su filiación artística, pudiera ser de procedencia sevillana. Aunque tampoco desdeña que pudiera haber sido obra de algún taller isleño, “pero ello resulta difícil de comprobar dado el desconocimiento que existe acerca de la escultura canaria de esta época”. La primera hipótesis parece avalada por otras noticias documentales. El prestigioso investigador  concluye su estudio sobre esta talla, diciendo que “ en 1625 -según el investigador Lorenzo Santana-, se mandó traer de España, una imagen de bulto para la ermita de Santiago de Candelaria (Tenerife)”.

Es probable que esta figura ecuestre, única existente en la Isla de La Palma, hubiera pertenecido a la Parroquia Matriz del Salvador de la capital palmera hasta el siglo XIX, como otras impresionantes y numerosas tallas que salpican toda la geografía insular. En este fabuloso templo sí consta la existencia de “vna ymagen de bulto grande de San Santiago en un caballo” (Archivo Parroquial, Libro I de relaciones, inventario de 20-VIII-1603). En sucesivos inventarios de 1686 y 1719 se señala que era de talla completa en madera, dorada y estofada.

El Beneficiado Manuel Díaz era un sacerdote liberal y un convencido militante de la estética clásica. Consideraba “bárbaras y sin mérito artístico” a algunas de las maravillosas piezas que se hallaban entronizadas a lo largo y ancho del bello templo matriz. Inició la polémica reforma neoclásica de El Salvador cuando la imagen de Santiago se hallaba en la capilla colateral de la Epístola. De ahí su primitiva denominación.

El Licenciado Juan Pinto de Guisla escribía en 1686 que se llamó de Santiago porque en ella “estaua colocada la ymagen del santo”. Aquel visitador también informaba de que, en su festividad, la imagen desfilaba procesionalmente por la Calle Real hasta el Puerto, donde recibía los honores militares y las salvas de artillería desde el desaparecido Castillo de San Miguel. Regresaba a la iglesia por la Calle Trasera. La imagen pasó antes de 1676 a la capilla de Santa Ana. Según Pérez Morera, “se dice en una nota marginal puesta con posterioridad al inventario efectuado en 1782, fue mandada recoger”. Pudiera ser que fuera entonces cuando se envió a Puntallana.


BIBLIOGRAFÍA

FERRANDO ROIG, Juan: Iconografía de los Santos. Ediciones Omega, Barcelona, 1950.

LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista: Noticias para la Historia de La Palma, La Laguna- Santa Cruz de La Palma, t. I, 1975.

PÉREZ MORERA, Jesús: Santa Cruz de La Palma. Conjunto histórico artístico. Excmo. Cabildo de La Palma, Madrid, 1988.

-, «Santiago a caballo», en Arte en Canarias [siglos XV-XIX] Una mirada retrospectiva, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 2001.

-, Magna Palmensis. Retrato de una Ciudad, CajaCanarias, Litografía Romero, S/C de Tenerife, 2000

MARTÍN RODRÍGUEZ, Fernando Gabriel. Santa Cruz de La Palma, ciudad renacentista. [S.L.]: Cepsa, D.L. 1995

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RÉAU, L. Iconografía del Arte Cristiano, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1997

 

 

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