UNA ANTIGUA ESCULTURA DE SAN ROQUE DE MONTPELLIER RECUPERADA EN CANARIAS

José Cesáreo López Plasencia (17/08/2021)


 

 
 
Foto: José Nareme Rodríguez Hernández

 

Introducción

El 16 de agosto de 2021 se ha presentado y bendecido una efigie que representa a San Roque (Montpellier, Francia, 1295 - Voghera, Italia, 1327), en la parroquia matriz de La Concepción de Realejo Bajo (Tenerife).

Se trata de una escultura realizada en madera policromada y estofada (80 cm), sobre peana de madera en su color (29 x 12 cm), que muestra al santo ataviado con el atuendo de peregrino, denominado "sarrocchino", ya que no hemos de olvidar que Roque de Montpellier realizó peregrinaciones a Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Por este motivo, el sagrado simulacro se nos presenta con túnica, capa corta, calzas y tocado con sombrero de ala ancha. En su mano derecha porta el bordón de peregrino con la calabaza para el agua, mientras que con la mano izquierda levanta la túnica que permite ver en el muslo derecho el bubón pestilente o úlcera, signo de la peste que contrajo en la ciudad de Acquapendente (Lazio) cuando socorría a los apestados. En realidad, según relatan sus hagiógrafos, la úlcera de la enfermedad se localizaba en la ingle del peregrino, pero los artistas, por respeto o decencia, optaron por situarla en el muslo.

Junto a su pierna izquierda se sitúa un ser infantil que señala la úlcera, talla que ocupa el lugar del ángel enfermero que lo suele acompañar en sus representaciones desde el siglo XV, ser angélico enviado por Dios para que le curase y confortara en el bosque de Piacenza o Plasencia, capital de la provincia homónima en la región de Emilia-Romaña, lugar al que acudió para morir en soledad y no contagiar a nadie (1). Al no haber sido efigiada con alas la pequeña escultura, cabe la posibilidad de identificarla con una alegoría del alma cristiana, que acompaña al santo en estos difíciles momentos de su vida.

 

 
     
     
Fotos: José Nareme Rodríguez Hernández

 

Procedencia

En cuanto a la procedencia de la obra, la misma, según señalara el Dr. Castro Brunetto en su inédita tesis doctoral sobre la iconografía franciscana en Canarias (2), se localizaba en el retablo de San Roque que pertenece a la Casa de Alzola, en el antiguo convento de franciscanos descalzos de Santa Lucía, en Los Realejos, estando flanqueado por las tallas de San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Jesús.

Esta información figura en un inventario de los bienes conventuales, redactado en 1821 con motivo de la desamortización del cenobio realejero. Del referido documento se colige que el retablo de San Roque fue llevado a cabo por deseo del ilustre linaje de los Alzola, familia ligada al convento de Santa Lucía desde sus orígenes en 1610, al igual que al acontecer histórico, religioso y cultural de Realejo Bajo. No en vano, a principios del siglo XVII, Esteban del Hoyo Solórzano y Mesa, y su esposa Jerónima de Ayala Jovel y Guzmán fueron los propietarios de la rica hacienda y ermita de la Virgen del Socorro, ubicada en la costa del pueblo, cuyos retratos como donantes, junto a los de sus hijos, figuran en la predela del retablo manierista del citado eremitorio mariano, que ellos habían fundado (3).

Precisamente, fue el citado caballero Esteban del Hoyo, capitán de Infantería Española, quien trajo y colocó la talla de su devoto abogado San Roque en el retablo que al santo de Montpellier había dedicado en la iglesia franciscana con anterioridad a 1619, señalando en un codicilo, datado en Realejo Bajo el 19 de septiembre de ese año, lo siguiente:

 

se le diga en cada año perpetuamente una misa cantada en el convento del Señor San Francisco de este dicho lugar en el altar que a su costa tiene hecho, advocación del Señor San Roque, y a su advocación de en sus día y octavario (...) que tengo puesto al Señor San Roque, mi abogado (…) y también les di el bulto del que está en el dicho altar.

 

Por otra parte, su hija Juana del Hoyo-Solórzano y Ayala, en su testamento fechado el 25 de enero de 1639, declaró lo siguiente:

 

que por cuanto el capitán Esteban del Hoyo, mi padre, y doña Jerónima de Ayala, mi madre, y yo, tenemos devoción al bienaventurado San Roque, al cual hicimos traer de bulto y le tenemos en un altar que hicimos en el convento de mi Padre San Francisco; el cual mandaron los dichos mis padres hacer (...). (4)

 

Una vez clausurado el convento a raíz de la desamortización, la talla pasó a un domicilio cercano al cenobio, no teniéndose información sobre la misma hasta que la feligresa doña Isabel Albelo Hernández (+2000), que había recibido la efigie de sus padres, la entregó al entonces párroco de Realejo Bajo, Rvdo. D. Ramón Padilla Brito, a comienzos de la década de los ochenta del pasado siglo XX. El sacerdote depositó la imagen, en precario estado de conservación, en dependencias de la Casa Parroquial, según dimos a conocer en el estudio que dedicamos al convento desaparecido (5).

Posteriormente, en 2006, la talla figuró en el catálogo de una exposición dedicada a los santos protectores de la peste en Canarias, celebrada en la Villa y Puerto de Garachico, indicando el autor de la ficha catalográfica que la imagen se encontraba en la Casa Parroquial de La Concepción de Realejo Bajo, y que es ahora cuando se da a conocer historiográficamente su existencia (6). Nada más lejos de la realidad, puesto que, según indicamos en líneas precedentes, en el año 2000 ya habíamos informado de su existencia, procedencia y entrega al párroco de Realejo Bajo, referencia que inexplicablemente no fue incluida por el autor en su texto.

 

 
 
Foto: José Cesáreo López Plasencia

 

Restauración

Hace unos dos años, y merced a una subvención concedida por el Área de Cultura del Excmo. Cabildo de Tenerife, así como a los desvelos de la parroquia por su recuperación, la escultura fue retirada del templo para ser sometida a un proceso de restauración-conservación, labores que le fueron encomendadas a la restauradora-conservadora doña Patricia Padrón Sosa, Licenciada en Bellas Artes y Máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la Universidad Politécnica de Valencia.

Esta profesional, tras un meticuloso y paciente trabajo de limpieza, ha logrado recuperar la policromía y los estofados en oro y plata que ennoblecen la efigie en su atuendo y carnación. Asimismo, fue necesaria la realización de algunas piezas lignarias que habían desaparecido, caso de la mano derecha del santo, el bordón, la calabaza y parte de la efigie del niño.

 

 
     
     
Fotos: José Cesáreo López Plasencia

 

Autoría

Con respecto a su filiación artística, hemos de indicar que relacionar la obra con algún artista o taller en concreto, en principio, se convierte en tarea harto compleja, puesto que, según nos ha manifestado el doctor en arte José Luis Romero Torres (7), la policromía actual no es la original y los plegados de la vestimenta parecen haber sido retallados. A esto hay que añadir, como hemos apuntado, que algunos elementos originales, como la mano derecha del santo y parte del niño, se han perdido y han tenido que ser tallados de nuevo.

Por estos motivos, en una primera visión de la talla, tan solo podemos señalar que nos hallamos ante un simulacro que, debido a su rigidez un tanto arcaizante y otros grafismos, pudo haber salido de un obrador hispalense hacia la segunda mitad del Quinientos.

No obstante, al analizar más detenidamente la efigie, a nuestro juicio, la misma evoca en cierto modo la manera de laborar y los tipos iconográficos de ascendencia medieval de Roque de Balduque (documentado entre 1534 y 1561), el insigne maestro flamenco afincado en Sevilla, un artista que supo combinar sabiamente el naturalismo gótico del Norte con las novedades que arribaron de la Italia renacentista, y que tiene el honor de ser considerado el fundador de la escuela sevillana de escultura (8).

Los modelos de Balduque, especialmente los de la Virgen con el Niño en brazos y el Crucificado, tuvieron gran arraigo en el antiguo Reino de Sevilla, y fueron difundidos por todo el territorio hispalense y Ultramar, durante la segunda mitad del siglo XVI, por miembros vinculados a su obrador y otros seguidores que admiraron su estilo; es el caso, entre otros, de Pedro de Heredia, Juan de Villalba o su discípulo más aventajado, Juan de Giralte (documentado entre 1561 y 1574), maestro también flamenco que finalizó los trabajos que el escultor de Hertogenbosch dejó inconclusos cuando acaeció su óbito en 1561 (9).

En la escultura que estudiamos, algunos estilemas como la postura recta del cuerpo, rota por la pierna derecha que flexiona y adelanta ligeramente, marcando un suave contrapposto; las vestiduras de verticales pliegues que no hacen sino incrementar la esbeltez de la figura, recordando la estatuaria del francés Lorenzo Mercadante de Bretaña (documentado entre 1446 y 1468); la talla de la cabeza, característica del comedio del Quinientos hispalense; el rostro ovalado, de progenie nórdica y grandes ojos de expresión melancólica, nariz recta y boca pequeña; así como algunos rasgos perceptibles en el modelado del cabello y barba -también presentes en la manera de laborar de algunos escultores castellanos de la época- (10), hacen factible vincular el San Roque realejero a la plástica balduquiana, cuyas resonancias llegaron al último tercio de la centuria.

 

 
     
     
Foto: José Nareme Rodríguez Hernández
 
Foto: José Cesáreo López Plasencia

 

Conclusiones

A modo de conclusión, no queremos finalizar este texto sin agradecer al investigador D. José Luis Romero Torres, doctor en Historia del Arte, Conservador de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía y gran conocedor de la escultura andaluza, sus apreciaciones sobre la obra aquí estudiada; así como al Excmo. Cabildo de Tenerife, al Obispado de San Cristóbal de La Laguna y a la parroquia matriz de La Concepción de Realejo Bajo el interés mostrado por la recuperación y reposición al culto de esta interesante imagen del terciario franciscano de Montpellier, que forma parte del rico legado devocional y artístico que dejaron en la Villa de Los Realejos los hijos de San Francisco de Asís, que moraron en su humilde casa de Santa Lucía.

 


 

 
 
Foto: José Cesáreo López Plasencia

 

FUENTES

(1) INTERIÁN DE AYALA, Fr. Juan, "San Roque", El pintor christiano, y erudito, ó tratado de los errores que suelen cometerse freqüentemente en pintar, y esculpir las Imágenes Sagradas. Madrid: Joachín Ibarra, 1782, T. II, lib. 7, cap. 5, nº 9-11, pp. 348-350; VORÁGINE, Santiago de la, "San Roque, confesor", La leyenda dorada. T. II. Madrid: Alianza, 1997, p. 954, nº CCXXI; RÉAU, Louis, Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos. De la P a la Z. Repertorios. T. 2, Vol. 5. Barcelona: Serbal, 1998, pp. 147-153; TORRICO LORENZO, Iván, "San Roque, el peregrino antipestífero de Montpelier", Revista Digital de Iconografía Medieval, Vol. IX, nº 18 (2017), pp. 105-116.

(2) CASTRO BRUNETTO, Carlos Javier, Iconografía franciscana en Canarias. Escultura y pintura. Universidad de La Laguna, 1993, p. 469 (Tesis doctoral inédita).

(3) FERNÁNDEZ DE BÉTHENCOURT, Francisco, Nobiliario y Blasón de Canarias. La Laguna de Tenerife, 1959, T. III, pp. 911-912; GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, Estanislao, La indumentaria en pinturas en Tenerife de los siglos XVI, XVII y XVIII. Universidad de La Laguna, 1997, pp. 24-34, láms. I-IV (Tesis doctoral inédita).

(4) SANTANA RODRÍGUEZ, Lorenzo, "La huella de San Roque en Tenerife. El Santo de lo nuevo", en VV.AA., Roque de Montpellier. Iconografía de los santos protectores de la peste en Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Gobierno de Canarias, 2006, p. 58.

(5) LÓPEZ PLASENCIA, José Cesáreo, "A propósito del V Centenario de San Pedro de Alcántara (1499-1999). La advocación mariana de Los Afligidos y los franciscanos descalzos de Santa Lucía en la historia religiosa de la Villa de Los Realejos", Revista de Historia Canaria, nº 182 (2000), p. 144.

(6) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel Jesús, "San Roque", en VV.AA., Roque de Montpellier. Iconografía de los santos protectores de la peste en Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Gobierno de Canarias, 2006, p. 230, Cat. 66.

(7) Información facilitada por el Dr. D. José Luis Romero Torres al autor de este texto el 12-VIII-2021.

(8) ROJAS-MARCOS GONZÁLEZ, Jesús, "Flandes-Sevilla-Lima: Roque de Balduque (+1561) y la expansión de sus modelos iconográficos en el mundo hispánico", en VV.AA., Arte y globalización en el mundo hispánico de los siglos XV al XVII. Granada: Universidad de Granada, 2020, pp. 407-425, con bibliografía precedente.

(9) GÓMEZ SÁNCHEZ, Juan Antonio, "Santiago de Pesquera y Juan Giralte en el Ayuntamiento de Sevilla (1541, 1571)", Laboratorio de Arte, nº 19 (2006), pp. 74-78; SANTOS MÁRQUEZ, Antonio Joaquín, "Un retablo del entallador Juan Giralte y el pintor Juan de Zamora", Laboratorio de Arte, nº 20 (2007), pp. 83-86; ROJAS-MARCOS GONZÁLEZ, Jesús, op. cit., pp. 418-423.

(10) BERNALES BALLESTEROS, Jorge, "Esculturas del círculo de Roque de Balduque en Sevilla", en VV.AA., Actas del I Congreso Nacional de Historia del Arte (1977). Madrid: Comité Español de Historia del Arte, 1977, pp. 36-38; TORRE RUIZ, María Faustina, "Una probable obra de Roque Balduque", Atrio. Revista de Historia del Arte, nº 4 (1992), pp. 31-33; PORRES BENAVIDES, Jesús, "A propósito de un nuevo San Juan Bautista atribuido a Roque Balduque", Trocadero. Revista de historia moderna y contemporánea, nº 30 (2018), pp. 317-340.

 

 
 
Estado de la talla antes de la restauración

 

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