UNA OBRA DE ANTONIO BIDÓN EN CARTAYA (HUELVA)

Sergio Cabaco


 

 

Su advocación es la de Nuestra Señora de los Dolores y es titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Cartaya (Huelva). Fue realizada en 1937 por el escultor e imaginero sevillano Antonio Bidón Villar con el fin de reemplazar la segunda titular mariana que poseyó la sevillana Cofradía de la Hiniesta, obra de Antonio Castillo Lastrucci (1933) que pereció en el incendio del templo de San Marcos, en 1936.

Lógicamente, a la hora de realizar la nueva Dolorosa, Antonio Bidón no siguió el modelo de Castillo Lastrucci, levemente inspirado en la primitiva titular de la corporación -perdida también por el fuego en el templo de San Julián, sede original de la cofradía, el 8 de abril del año 1932-, pero tampoco ofreció una inspiración libre de la misma ni una imagen surgida íntegramente de su propio estilo. Por el contrario, el fruto del trabajo de Bidón fue una copia bastante fiel de la antigua Dolorosa que, desde siempre, ha estado atribuida con muy discutible criterio a la producción del maestro jiennense Juan Martínez Montañés.

Por tanto, la imagen que presentamos es una angustiada representación de María en sus Dolores, de facciones idealizadas e intensa expresión de dolor que no deforma su dulce belleza. Muestra las cejas fruncidas, los ojos de cristal y la boca entreabierta, insinuando la lengua y la dentadura superior.

La Virgen, de candelero para vestir, reclina la cabeza a la derecha, mostrando la clásica nariz semítica, de tipo afilado. Tres lágrimas de cristal corren por sus mejillas, una en la izquierda y dos en la derecha. Las manos están abiertas, y suelen portar un manípulo de encaje en la derecha y un escapulario en la izquierda. Las carnaciones han sido aplicadas siguiendo un suave tono sonrosado. Mide 150 cm de altura.

 

 

Como queda repetidamente dicho, la composición sigue el modelo de la Dolorosa de la Hiniesta dudosamente montañesina, llamando la atención el detallismo de la copia a la hora de reproducir partes como el juego de manos, con el meñique derecho en fuga y dedos rectos sin caer en la rigidez del tipo tenedor. Se modera un tanto el rictus marcadamente dolorido de la efigie mariana de Sevilla y se introduce un gubiado personal a la hora de resolver los labios, de líneas más simplificadas y rectas que el tipo picudo y trabajado que ofrecía la imagen lamentablemente destruida por el incendio intencionado.

Sin embargo, pese a la voluntad del escultor y al evidente recuerdo de la titular primigenia, la imagen no fue del agrado de los integrantes de la Cofradía de la Hiniesta, quienes encargaron el 14 de agosto del año 1937 la ejecución de una nueva Dolorosa a Antonio Castillo Lastrucci, que como hemos apuntado ya había realizado la anterior que apenas duró tres años. El prolífico artista también realizó una nueva hechura de Crucificado, siguiendo los tipos mesinos, para reemplazar al Crucificado anónimo que sustituyó a su vez al primitivo titular cristífero de la hermandad en San Julián, obra del siglo XVII atribuida popularmente a Felipe de Ribas.

Ante ello, la imagen permaneció en el taller de Antonio Bidón, que por aquel momento se hallaba trabajando en el antiguo misterio sevillano de la Sagrada Cena que hoy se conserva en Puente Genil (Córdoba), donde poco tiempo más tarde fue adquirida por la camarista Dolores Carrasco para la cofradía de Cartaya por un precio de 400 pesetas. A Bidón se le encomendó también la ejecución de una nueva efigie de Jesús Nazareno, pues, al igual que la hermandad sevillana, la corporación cartayera había visto destruidas sus imágenes en los disturbios que asolaron España entre los años 1931 y 1936. La obra se entregó en 1938.

 

Fotografías a color de Sergio Cabaco y Alejandro Cerezo

 

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