LA EXPECTACIÓN DEL PARTO EN LA ICONOGRAFÍA MARIANA

Javier Prieto


 

 

La Solemnidad de Santa María. 18 de diciembre

El Concilio de Toledo del año 656 d.C. instauró el 18 de diciembre la fiesta de Santa María. Con esta celebración se quería conmemorar con la mayor solemnidad la maternidad de la Virgen María en los días previos a la Natividad del Señor, dado que la celebración de la Encarnación solía coincidir con la Cuaresma o la Pascua, no pudiéndose festejar con la solemnidad estimada la Encarnación del Hijo de Dios.

Según algunos investigadores en la fijación de esta fiesta mariana pudo intervenir San Ildefonso, atribuyéndole de igual manera las oraciones que enfocaron esta solemnidad hacia la conmemoración de la Maternidad Divina frente a la celebración de la Anunciación (1). La liturgia hispana guardaría con celo esta celebración de Santa María, que con el tiempo pasó a denominarse In Exspectatione Partus Beatae Mariae Virginis y que sigue siendo una fecha de gran relevancia en el calendario de la Liturgia Mozárabe.

Su memoria se conservó en España tras la implantación del rito romano, refrendada por distintos Papas a lo largo de los siglos XVI y XVIII como fiesta propia del ámbito hispánico. Así el Misal Romano del año 1962 incluye entre sus MISSÆ PRO ALIQUIBUS LOCIS la Misa del 18 de diciembre, In Exspectatione Partus B. Mariæ Virg., una celebración que desapareció con la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II.

 

 

La Advocación

La celebración durante casi trece siglos de la fiesta de la Expectación llevó consigo el nacimiento de varias advocaciones marianas vinculadas a la espera del parto y la preparación del nacimiento de Jesús. En primer lugar, la advocación de la Virgen de la Expectación, que asume directamente el título de la fiesta y que suele representarse con María encinta.

La advocación de la O resulta más controvertida respecto a su origen. La interpretación más común vincula este apelativo a las antífonas mayores del oficio de Vísperas de la última semana de Adviento, que comienzan con la invocación "Oh" (en latín "O"). Otras interpretaciones la relacionan con las representaciones iconográficas de la advocación, considerando que la O podría hacer referencia a la silueta redondeada de la Virgen encinta, al óvalo o sol con el Niño Jesús que portan algunas imágenes, o incluso a la silueta de las ráfagas y resplandores, aunque este elemento no siempre presenta forma ovalada fuera del área de influencia de Sevilla.

La advocación de la Esperanza resulta algo más tardía que las anteriores y en su significado se entrelazan junto a la expectación del parto, la virtud teologal de la Esperanza y su posterior interpretación en las imágenes dolorosas como expectación ante la Resurrección de Cristo.

 

 

La Iconografía Letífica

La advocación de la Expectación, la Esperanza o la O cuenta con un desarrollo iconográfico propio, aunque la expansión de la advocación hará que no sean pocas las imágenes de la Virgen María que, bajo la llamada iconografía de la Theotokos, ostenten la advocación de la Esperanza, como la Virgen de la Esperanza de la iglesia de San Cipriano de Toledo, o la patrona de Logroño.

La iconografía de la expectación parte del modelo bizantino de la Blacherniotissa, también denominada Platytera, que representa a la Virgen en actitud orante con los brazos hacia el cielo y un gran óvalo en el pecho que contiene una representación del Niño Jesús.

Otra de las fuentes iconográficas de las imágenes de la Esperanza es el pasaje de la mujer vestida de sol del Apocalipsis (Ap 12, 1-2) (2) pues San Juan la describe encinta y con grandes dolores de parto, dando lugar a que algunas representación de la Virgen de la Expectación guarden cierta semejanza con los simulacros de la Inmaculada Concepción: trono de nubes, media luna, serpiente bajo los pies, etcétera.

Se ha señalado (3) como una de las primeras representaciones iconográficas de la expectación en España el Altar de Santa María de Lluçà, conservado en el Museo Episcopal de Vic (Barcelona). En un lateral del mismo aparece la Virgen con los brazos extendidos y rodeada de los siete dones del Espíritu Santo. Sin embargo no aparece referencia alguna al nacimiento del Niño Jesús, lo que podría vincular la representación más al misterio de Pentecostés que a la Expectación del Parto.

La vinculación de las fiestas de la Expectación y la Encarnación, desde la implantación de la primera de ellas, tuvo un importante reflejo en el arte. Así resulta común la unión de ambas iconografías en los grupos de la anunciación de finales del siglo XIII, en los que Virgen aparece ya con un abultado vientre mientras conversa con el arcángel San Gabriel. Se trata además de un conjunto de obras en las que se enlaza la ternura del gesto con que la Virgen acaricia su vientre y la majestad con que se representa a la Madre de Dios. Ejemplos de esta iconografía son la Virgen de la Esperanza de la Catedral de León, o los grupos zamoranos de la Anunciación que reciben culto en la Colegiata de Toro, la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente y el del Santuario de la Hiniesta, con notables similitudes entre todos ellos.

Partiendo de las representaciones de la Anunciación se empiezan a tallar imágenes exentas de la Virgen encinta. Así, en la iglesia de Santiago del municipio vallisoletano de Medina del Campo encontramos la Virgen de la Expectación, denominada anteriormente como "Nuestra Señora la Preñada de la Anunciación" pese a que no se conocen noticias de la existencia de imagen del ángel San Gabriel en ninguno de los emplazamientos en que ha estado la imagen (4). Otro ejemplo destacado es la Virgen de la Expectación conservada en el museo de la Catedral de Tuy (Pontevedra), que partiendo de los modelos góticos pone en el énfasis en el vientre de la Virgen como señal del inminente nacimiento del Hijo de Dios.

A partir del siglo XVI la representación de la Expectación del Parto adquiere un componente más espiritual. Las imágenes de la Virgen se representan en piadosa oración, entroncando de nuevo con la iconografía de la Encarnación, y las formas abultadas se remplazan por elementos simbólicos, como el óvalo o sol con el Niño Jesús o sus iniciales, volviendo de esta forma a la iconografía primitiva. Ilustran, por ejemplo, esta tipología la tabla de la Virgen de la Esperanza de Juan Sariñena, conservada en el Museo de Bellas Artes de Valencia, o la Virgen de la O atribuida a Francisco de Ocampo que se venera en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).

 

 

Cofradías de la Esperanza (Gloria)

El desarrollo iconográfico de la Expectación fue aparejado a una creciente devoción hacia este misterio de la vida de la Virgen, especialmente vinculado a las mujeres embarazadas. Este fenómeno no tardaría en institucionalizarse a través de varias cofradías y fundaciones pías repartidas por el territorio español bajo la protección de Nuestra Señora en sus advocaciones de la O, la Expectación y especialmente La Esperanza.

Las primeras cofradías letíficas bajo la protección de la Esperanza surgen a partir del siglo XV en el marco del desarrollo de los gremios, estas corporaciones formulaban las pautas para desarrollar la religiosidad de sus miembros siendo en su mayor parte el origen de las cofradías más antiguas conocidas hoy en día. Una de las primeras se fundó en Triana y es el germen de la actual Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, Santísimo Cristo de las Tres Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista. La Hermandad de Luz de Nuestra Señora de la Esperanza se fundó en 1418 por el gremio de ceramistas del barrio de Triana en la Real Parroquia de Santa Ana, desconociéndose la imagen titular de dicha corporación. La corporación gremial se fusionaría con varias hermandades trianeras adquiriendo su carácter penitencial a partir de su fusión con la Hermandad de las Tres Caídas de Cristo y Nuestra Señora de la Salud en 1616.

El gremio de pellejeros de Sevilla tomaría también a la Virgen de la Esperanza como titular de su cofradía fundada en 1444, eligiendo una antigua imagen que se veneraba en el hospital de la Correduría. El Hospital de de la Expectación o de la O había sido erigido en 1249 por San Fernando, y estaba presidido por una imagen mariana que, por su fama de milagrosa entre los enfermos del hospital, recibía el nombre de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera. Aunque la cofradía gremial llegó a extinguirse la imagen siguió recibiendo culto en la iglesia de San Martín donde se fundaría en 1666 una nueva cofradía letífica: la Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza. Tras muchas vicisitudes históricas la Hermandad de la Divina Enfermera se fusionó con la penitencial de la Sagrada Lanzada en los años 70 del siglo XX, garantizando así el sostenimiento de sus cultos y su salida procesional. Aunque se presume una continuidad histórica en la imagen de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera desde la cofradía gremial a la actualidad, la talla ha sufrido diversas alteraciones en su iconografía y aspecto: la iconografía original parece responder al modelo Theotokos según los cánones de las imágenes fernandinas -Virgen de los Reyes, Virgen de las Aguas del Salvador, etcétera- pues desde antiguo se constata la presencia de una imagen del Niño Jesús exento con gran devoción en la colación del hospital. La imagen primitiva sería alterada durante el siglo XVI, sabiendo que era de talla y portaba al Niño entre sus brazos. A finales del XVII encontramos una representación de la Divina Enfermera en la que se muestra a la imagen exenta en actitud de oración: un cuadro de grandes dimensiones que se conserva en la iglesia de San Martín en el que se representa el misterio de la Purificación (5). El cuadro de la Purificación es un trampantojo a lo Sagrado y en él se representa el altar de la Virgen de la Esperanza adornado para la festividad de la Purificación, fiesta que celebraba la cofradía al menos desde 1754. Llama la atención la alteración de la iconografía tradicional de esta imagen, representándola sin el Niño y portando un libro de horas entres sus manos, en un simulacro a medio camino entre la iconografía popular sevillana de la Encarnación y la Concepción (6) -llegándose incluso a identificar la imagen del cuadro con la Inmaculada Concepción del convento de Regina Angelorum-. En cuanto al ajuar de la imagen aparece vestida según los gustos españoles del XVII -saya acampanada, justillo y amplios mangales, todo ello adornado con lazos y joyas (7)- tal y como se le representa en el grabado de 1743, aunque en esta ocasión ya bajo su iconografía de Madre Dios luciendo rostrillo, ráfaga y sosteniendo al Niño Jesús entre las manos. En 1766 la imagen estrena una pieza simbólica de gran interés, un óvalo de plata con la representación del Niño Jesús que la imagen porta en su vientre durante los días previos a la Navidad en sustitución de la imagen del Divino Infante. La Divina Enfermera sufrirá una importante remodelación en 1786 para adaptar su iconografía al modelo de la Virgen del Amparo, bajo la iconografía de la Hodigitria. Desde ese momento la Virgen portará al Niño sobre su brazo izquierdo, tal y como se representa en el simpecado dieciochesco que conserva la hermandad.

En 1494 se funda en Valladolid una cofradía bajo el título de Nuestra Señora de la O y bendito Isidro Labrador en la iglesia de San Andrés. Con la canonización del santo madrileño en 1622 la cofradía erigió una capilla para el culto a San Isidro y Santa María de la Cabeza perdiéndose la referencia a Nuestra Señora de la O.

A comienzos del siglo XVI se funda en Toledo la Esclavitud de Nuestra Señora de la Esperanza de San Lucas. Esta cofradía, de la que se tiene constancia ya en 1513, se fundaría por Diego Hernández tras presenciar el milagro de la Salve. En la parroquia mozárabe de San Lucas se habría conservado desde tiempos de la dominación musulmana la costumbre de consagrar el sábado a la veneración de la Virgen ante una imagen advocada de la Esperanza. La tradición cuenta que doña Ana Romero, devota encargada de costear este culto, falleció dejando como responsable del sostenimiento de la salve de los sábados a su sobrino Diego Hernández, un joven de vida desordenada que abandonó esta piadosa costumbre. Al poco tiempo se extendió por Toledo el rumor de que, aunque la iglesia ya no se abría cada sábado, se oían los cánticos propios de la sabatina. Ante las habladurías Diego Hernández decidió acudir a comprobarlo. Al abrir el templo halló a la Virgen acompañada de varios ángeles que entonaban la Salve. La milagrosa aparición propiciaría la conversión de Diego Hernández, quien proveería del sostenimiento durante todos los sábados de la Salve a la Virgen de la Esperanza. La cofradía erigiría capilla propia en 1612 para acoger a la Virgen de la Esperanza -imagen vestidera siguiendo el canon de las glorias toledanas- en la parroquial de San Lucas, donde se asumirían obras de mejora aparejadas al auge de la cofradía durante el siglo XVII. El crecimiento de la esclavitud llevó aparejado la presencia entre sus hermanos de miembros de la nobleza durante el XVIII, especialmente entre los Grandes de España (8). La iglesia de San Lucas, uno de los templos más antiguos de Toledo, permanece cerrada al culto desde el año 2002 a la espera de las obras de rehabilitación. En fechas recientes la Virgen de la Esperanza ha sido sometida a un proceso de restauración, siendo presentada el día 18 de diciembre en la iglesia de Santa Justa y Rufina, sede de la Ilustre y Antiquísima Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanza San Lucas de la Imperial Ciudad de Toledo, que la asume como patrona de la comunidad mozárabe de la ciudad.

También en Toledo existe desde la segunda mitad del XVI otra cofradía de la Esperanza, en este caso en la iglesia de San Cipriano. Se trata de una Virgen románica de finales del XIII revestida al modo de las glorias de Toledo y con un rico ajuar de orfebrería y mantos. Esta imagen no era en origen denominada de la Esperanza, adquiriendo esta advocación por su intervención milagrosa durante una plaga de peste en la ciudad.

En 1612 se funda en el Convento de Santo Domingo de la Calzada de Logroño la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, cuyo primer libro conservado data de 1641, donde se señala que es de la "cofradía de Nuestra Sra. de la Esperanza, llamada antiguamente Nuestra Sra. La Toledana, sita en la capilla de Ámese Juan de Mendizábal que al presente es de Doña Isabel Ibáñez en la Iglesia de Sr. Santiago el Real de esta ciudad de Logroño". La imagen de la Virgen de la Esperanza es la patrona de la ciudad de Logroño y se conocen datos de la presencia de la talla en la capital de La Rioja desde el siglo XIV. Se trata de una imagen de líneas románicas, sedente según la iconografía de la Theotokos pero muy intervenida a lo largo de los siglos.

Ya avanzado el siglo XVIII se crea en Madrid, bajo la protección de la Virgen de la Esperanza, la Santa y Real Hermandad de María Santísima de la Esperanza y Santo Celo de la Salvación de las Almas, fundada por el rey Felipe V en 1734. Su principal función era dar asilo durante el embarazo a las prostitutas acogidas en el hospital del Pecado Mortal. Solo el secretario de la corporación conocía el nombre de las acogidas. La hermandad del Pecado Mortal, como era conocida popularmente, tuvo un importante papel en el Madrid del XVIII, asumiendo a partir de 1800 la asistencia a las mujeres solteras que, sin ser prostitutas, quedaban embarazadas.

 

 

Cofradías de la Esperanza (Penitencia)

La dedicación de hermandades de sangre a la veneración del misterio de la Expectación no tardará en surgir en la Sevilla del siglo XVI. En 1560 se funda en el hospital de Santa Brígida, Santa Justa y Santa Rufina de la calle Castilla una hermandad de gloria (9) que rendía culto a la Santísima Virgen en su advocación de la O. En 1566 se aprueban sus reglas como hermandad de sangre saliendo en procesión en la noche del Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. La floreciente Hermandad de la O adquirió la propiedad de la iglesia del hospital tras su fusión con la hermandad de Santa Brígida, erigiendo a comienzos del siglo XVIII la actual iglesia de la Virgen de la O. La hermandad, sin contar con la Dolorosa roldanesca recuperada hace unos años tras la restauración de José Manuel Cosano, posee dos imágenes bajo la advocación de la O: la gloriosa anónima del siglo XVI -bajo la iconografía de Virgen orante- y la Virgen de la O dolorosa, tallada por Antonio Castillo Lastrucci para sustituir a la profanada en 1936.

En Málaga se funda la Hermandad de los Setenta y Dos Hermanos de la Madre de Dios de la Esperanza, agregada a la Archicofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús -aunque con procesión y gobierno propio-, en 1641, fecha en la que se encargaría la imagen de la Virgen de la Esperanza. La dolorosa de candelero pudo haber sido tallada por el granadino Pedro de Mena según algunos autores, sin embargo las sucesivas restauraciones tras el incendio de la iglesia de Santo Domingo en 1931 han desvirtuado considerablemente sus rasgos.

Pero si una Hermandad ha marcado la proliferación de cofradías penitenciales en torno a la Virgen de la Esperanza es sin duda la Hermandad de la Macarena. La Cofradía "de nra señra de la esperança y hermandad de penitencia" se funda en el Colegio de San Basilio de Sevilla en 1595, con un marcado carácter caritativo propio del carácter de la orden basilia. El promotor, Hernando de la Cruz, ya había demostrado su devoción por la Virgen de la Esperanza al fundar bajo su protección el hospital de Posadas. A partir de 1624 la hermandad comienza a hacer estación a la Catedral, titulándose a partir de 1654 "cofradía De la Sentencia de muerte que dieron a christo nro. Redemptor y Nra. Srª. de La Esperanza". La hermandad del barrio de San Gil, a cuya parroquia se trasladó en 1653, se fusionará con la Hermandad del Rosario a finales del siglo XVIII dentro del proceso de supresión y reformas de cofradías de 1788. Tras una etapa de declive a lo largo del XIX, desde comienzos del XX la Hermandad de la Esperanza Macarena se convertirá en una de las corporaciones de referencia de la Semana Santa hispalense, tanto a nivel devocional como estético, lo que promoverá el desarrollo de la devoción a la Virgen de la Esperanza Macarena como advocación e iconografía a nivel nacional.

 

 

La Iconografía Dolorosa de la Virgen de la Esperanza

El auge de la devoción a la Virgen de la Esperanza Macarena a lo largo del siglo XX supuso la proliferación de cofradías y hermandades que tomaron a la talla sevillana como referente devocional y estético, siendo la época de mayor auge de este movimiento durante el período de la postguerra, al amparo del nacionalcatolicismo y la recuperación de las cofradías tras la guerra. Nace así una nueva iconografía en la que jugará un papel clave la forma de vestir a la Virgen, ideada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, en la transición del gusto romántico a un modelo más castizo. En consecuencia la iconografía se identificará principalmente por el ajuar, al igual que ocurrió en el siglo XVIII con la Soledad de la Victoria de Madrid. Así se extenderá un modelo de imagen de bastidor, conforme a los cánones del barroco sevillano, revestida de manto verde, tocado de encajes y repitiendo en ocasiones piezas del ajuar de la Virgen como el fajín militar, la corona o las propias "mariquillas".

La expansión de este modelo iconográfico tuvo varias vías. Por ejemplo, se conoce la participación del general Queipo de Llano en la fundación de nuevas cofradías bajo la protección de la Esperanza. Pero fue la cultura popular quien contribuyó sin duda a la conversión de la Esperanza Macarena en el referente devocional de la España de mediados del siglo XX. La vinculación de importantes personajes del panorama nacional a la cofradía sevillana atraía la atención de los medios de comunicación sobre la participación de la Macarena en la afamada Semana Santa sevillana, de la que ya era por entonces una de las principales referencias. Además cabría señalar también la promoción de la devoción macarena a través de la música popular. Las populares composiciones de los maestros León, Quintero y Quiroga introdujeron en los hogares españoles los referentes devocionales de la Sevilla de mitad de siglo al formar parte de las letras de muchas de sus composiciones, sirva como ejemplo la estrofa final del popular Romance de Valentía:

 

"Por él ninguna serrana lloró de luto vestida...
Por él ninguna campana dobló amaneciendo el día.
Pero en cambio entre azucenas y entre velas enrizas,
en San Gil, la Macarena,
sí que lloraba de pena por la muerte del chaval."

 

Al amparo de este contexto en el que la Virgen de la Esperanza Macarena había pasado a formar parte del devocionario de los españoles empiezan a surgir cofradías que, tomando como referente la corporación sevillana, promueven la devoción a la Virgen de la Esperanza encargando nuevas imágenes bajo el patrón iconográfico de la Esperanza Macarena. Las primeras nacen en Andalucía: en 1927 se funda en Jerez de la Frontera la del Santísimo Cristo de la Yedra y Nuestra Señora de la Esperanza, y en 1928 en Granada la de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza -tomando por titular una talla portentosa de José Risueño del año 1718-. El 28 de febrero de 1940 se erige en Córdoba la del Santo Cristo de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza, en clara alusión a la hermandad sevillana, siendo la titular de Juan Martínez Cerrillo (1947).

La Hermandad del Gran Poder y la Esperanza Macarena de Madrid fue fundada en 1940 por un grupo de sevillanos, que encargó al año siguiente la realización de su imagen titular al imaginero Antonio Eslava. Cuatro años después se funda en Salamanca la Hermandad Dominicana del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Nuestro Padre Jesús de la Pasión, Nuestra Señora de los Dolores y Nuestra Señora de la Esperanza; esta última de González Macías (1945), si bien fue sustituida en 1952 por otra de Damián Villar que acabó retallada por Javier Roán en 2001. También en 1944 se funda en Badajoz la Cofradía del Descendimiento, María Santísima de la Piedad y Nuestra Señora de la Esperanza, la cual fue tallada por Castillo Lastrucci en 1945.

En 1950 la Cofradía del Vía Crucis de Zamora encarga a Víctor de los Ríos una talla de la Virgen de la Esperanza, adaptando el modelo macareno a los gustos castellanos. Su devoción propicia una sección de damas dentro de la cofradía que, desde 2010, ostenta el título de Cofradía de la Virgen de la Esperanza.

En 1953 la recién fundada Cofradía de la Esperanza de Lugo encargó a Ángel Rodríguez Puente la realización de su imagen titular conforme al modelo de la dolorosa sevillana.

Por otro lado, la declaración de la Esperanza Macarena como patrona de los Agentes Comerciales supuso el germen de la fundación de una cofradía de agentes comerciales en Ávila en torno a una imagen de la Virgen de la Esperanza, realizada por Manuel Romero en 1954.

Muchas de las nuevas cofradías asumen incluso el título de la Esperanza Macarena como advocación titular: la Cofradía de Jesús Cautivo y la Esperanza Macarena de Santa Cruz de Tenerife (1959), la Hermandad Del Gran Poder y la Esperanza Macarena de Barcelona (1965), la Hermandad de la Sagrada Pasión y la Esperanza Macarena de Santa María de Bulacán en Filipinas (1991), o la Hermandad de Jesús de Medinaceli y la Esperanza Macarena de Miami (1996), estando detrás de muchas de ellas grupos de emigrantes sevillanos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

(1) DE LA CAMPA CARMONA, Ramón. "La Conmemoración de María en el Tiempo de Adviento: La Fiesta de la Expectación del Parto, Primitiva Memoria Mariana de la Iglesia Hispánica", ponencia del congreso María Signo de Identidad de los Pueblos Cristianos. Religión, Antropología, Historia y Arte, 2010.

(2) NOGALES MÁRQUEZ, Carlos Francisco. "Las Vírgenes de la Esperanza en Sevilla", artículo publicado en La Navidad: Arte, Religiosidad y Tradiciones Populares, 2009.

(3) CRUZADO, Ana. Iconografía de la Virgen de la Esperanza, artículo publicado en la revista Miriam.

(4) MUSEO DE LAS FERIAS. La Virgen de la Expectación. Esta obra fue nombrada Pieza del Mes en junio del año 2001 por dicha entidad de Medina del Campo (Valladolid).

(5) ESCUDERO MARCHANTE, José María, y MARTÍNEZ DEL VALLE, Gonzalo José. "La pintura de la Purificación de la Divina Enfermera. Recuperación de una notable obra pictórica del barroco sevillano del siglo XVIII", artículo publicado en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 586, 2007.

(6) Frente a la iconografía de la Pura y Limpia Concepción, más tradicional en la capital hispalense, se conservan en Sevilla algunas imágenes marianas vinculadas a la Inmaculada Concepción en actitud de oración, tal y como aparece la Divina Enfermera en esta pintura. Es el caso de la Inmaculada Concepción que preside el Convento de San Buenaventura, apodada "La Sevillana", o la Virgen del Voto de la Colegiata del Salvador, de la que se conserva un grabado en la edición impresa del Voto Concepcionista de la Sacramental del Salvador que posee una gran similitud con dicha pintura de la Divina Enfermera.

(7) El artículo de Escudero Marchante y Martínez del Valle constata numerosos elementos consignados en el inventario de la cofradía de 1767, entre ellos varias de las joyas, como el rosario de coral rematado en un ancla, o los lazos de plata que adornan las guirnaldas de las mangas y la mantilla.

(8) GUERRERO VENTAS, Pedro. La Archidiócesis de Toledo y su Piedad Popular, 2004.

(9) La Hermandad de la O (Sevilla) está consignada en el apartado de hermandades penitenciales por el breve espacio de tiempo de su conversión en hermandad de sangre.

 

OTRAS FUENTES CONSULTADAS

MARÍAS, Fernando. La Arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631), CSIC, 1986.

MARTÍNEZ-BURGOS GARCÍA, Palma, y RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Alfredo. La Fiesta en el Mundo Hispánico, Ediciones de la Universidad de Castilla la Mancha, 2004.

 

 

Nota de La Hornacina: extracto, con ligeras modificaciones, del artículo "IN EXPECTATIONE PARTUS: La devoción a la "Expectación del parto" en las cofradías de España, religiosidad popular en torno a las advocaciones de La Expectación, La O y la Esperanza", publicado por Javier Prieto Prieto el 18 de diciembre de 2013 en el blog El Patrimonio Cultural de las Cofradías.

 

 

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