NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE SAN FERNANDO,
UNA POSIBLE OBRA DE FRANCESCO GALLEANO
Jesús Garrido Pérez y Manuel Pérez Estrada
1) ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Nuestro Padre Jesús Nazareno es el Titular cristífero de la Hermandad homónima (1), con sede canónica en la Iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando. La autoría del Nazareno ha estado siempre ligada a la leyenda, ya que el archivo corporativo parece que ha sido desgraciadamente expoliado a lo largo de los años.
Esta tradición oral la publicó en 1895 el historiador local Ramón Monfort Corrales, que textualmente dice “dicha imagen fue encontrada en un cajón cerrado que dejaron abandonado unos italianos, que pasando por esta ciudad para la de Cádiz, alojaron en el antiguo Parador del Duque, del cual se ausentaron precipitadamente con motivo de una riña en él acaecida de la que resultó un homicidio. La justicia se apoderó del cajón y lo deposito en el sitio conveniente; pero pasado algún tiempo lo abrió y encontró la bella imagen de referencia que se remitió a esta Iglesia Mayor, entregándola a la Hermandad de su nombre…” (2)
Los documentos existentes revelan que la Imagen pertenecía a la fábrica parroquial y no a la hermandad. El propio Obispo de Cádiz, fray Tomás del Valle, denomina en 1766 (3) a la sagrada talla como “alhaja propia” de la Iglesia. No obstante, se tiene noticia (bien documentada) de la existencia de hermandades o cofradías de Jesús Nazareno en 1743 (Iglesia parroquial del castillo) y 1751 (Iglesia conventual del Carmen) (4).
2) LA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO: ICONOGRAFÍA, MORFOLOGÍA Y ESTILISMO
La venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno representa la iconografía de Jesús con la cruz a cuestas, camino del Monte Calvario. La Imagen posee un cuerpo totalmente anatomizado, en madera de pino de Flandes, realizado por el escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte en el año 1977. La cabeza y las manos (las únicas piezas originales del siglo XVIII) son de cedro. (5)
Respecto a su morfología, se presenta como un hombre de mediana edad, levemente inclinado por el peso del madero de la cruz, el cual abraza benignamente mediante unos brazos articulados (6). La cabeza aparece con una doble inclinación, hacia la derecha y hacia abajo, sin estar excesivamente hundida hacia el torso y la pierna izquierda aparece en una posición adelantada respecto a la derecha, confiriendo la sensación de movimiento.
El rostro tiene forma ovalada, y plasma a través de sus facciones una marcada expresión de ausencia. Presenta la frente tapada casi en su totalidad por la peluca de pelo natural, el entrecejo fruncido, finas cejas levemente arqueadas, abultados párpados que enmarcan unos ojos de cristal. Los pómulos están pronunciados, la nariz es recta y levemente puntiaguda, con finos rebordes laterales de los orificios nasales, anchos en la base y finos en la punta. La boca, enmarcada por finos labios, aparece entreabierta, mostrando sutilmente los dientes del maxilar superior. El maxilar inferior aparece notablemente hundido. La barba es bífida, realizada mediante finos y estriados gubiazos, rematada a su vez por unos finos bigotes casi dibujados en el rostro.
El tallado del pelo, posiblemente hubiera sido similar al de la barba, con el mismo tratamiento minucioso de las gubias. Este seguramente fue sustituido por la peluca de pelo natural, típica de la moda dieciochesca. En cuanto a las manos, aparecen marcando tendones y venas y poseen unos dedos alargados, con uñas en forma de tejas. Los pies aparecen descalzos.
La policromía de la Imagen seguramente ha sido alterada a lo largo de la historia. En el rostro se reproduce la sangre producida por la corona de espinas mediante pequeñas gotas, la policromía de manos y pies aparece desgastada debido a su carácter devocional.
Con respecto al análisis estilístico de la obra, presenta las características propias de la estética barroca de influencia italiana, con el rostro alargado o la carencia de dramatismo y la serenidad del tratamiento del martirio de Cristo, cuyas facciones no reflejan dolor pero si ausencia y tristeza.
Parece que en sus más de doscientos años de existencia, la Imagen ha sufrido alguna que otra modificación (7). De los retoques del siglo XX conocemos los de el imaginero local Bey Olvera, quién le talló unos pies en 1940; Castillo Lastrucci, quién reparó las manos en 1953, y el mencionado Álvarez Duarte, quién le talló un cuerpo anatomizado en 1977 (sustituyendo el antiguo candelero).
3) ATRIBUCIÓN DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
Muchos expertos han relacionado esta hermosa talla con la producción de la escuela genovesa afincada en Cádiz durante el siglo XVIII, si bien algunos otros la identifican con la producción de los artesanos del Arsenal de la Carraca, artesanos que aprendieron el arte del gubiado de mano de maestros y modelos genoveses, cuya “escuela” (8), la carraqueña, ha sido denominada por el historiador local Fernando Mósig Pérez, como “una singular rama del fértil árbol de la escuela gaditano-genovesa”. Incluso hay autores que la relacionan con la “escuela granadina”, señalando su parecido con el Nazareno de Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
Actualmente no existe constancia documental del artista que realizara esta venerada Imagen. Los datos estéticos y artísticos nos ponen en la pista de la posible autoría, concretamente nos remiten a la obra de insigne imaginero genovés Francesco Galleano (9), discípulo del célebre maestro Anton Maria Maragliano y hermano del también imaginero, Pietro Galleano.
Estética y artísticamente comparte los grafismos (10) de las tallas gaditanas atribuidas al insigne imaginero ligur. La desaparecida Imagen del Ecce Homo (11) del Monasterio de Santa María es quizás la que más nos recuerde al bello Nazareno isleño, con esa expresión de tristeza y ese minucioso gubiado del pelo y de la barba, patentes en obras como el Resucitado de San Francisco de Cádiz, la Santa Bárbara (12) de San Francisco de San Fernando, San José del Hospital de San Fernando o los Misterios Dolorosos del Museo de Cádiz.
El rostro del Nazareno recuerda también en su expresión y sus rasgos estilísticos a la bella Titular de la Tercera Orden de Servitas, la Virgen de los Dolores (13), al Arcángel San Miguel y a la Dolorosa de San Juan de Dios de Cádiz, compartiendo esa peculiar expresión de ausencia que transfiere un misticismo muy particular..
4) CONCLUSIÓN
El notable parecido que nos ofrece el rostro de este bello Cristo, Titular de la Venerable Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con las obras de Francesco Galleano nos pone en el buen camino para formalizar en un futuro una atribución fidedigna.
Los datos técnicos de la Imagen así como las futuras investigaciones de los historiadores serán fundamentales para sustentar esta hipótesis que se ha defendido. Quizás en un futuro no muy lejano podamos decir que “camina un Viejo Nazareno de Galleano por las calles de la Real Isla de León”.
NOTAS
(1) Creada por el gremio de montañeses de la Isla de León, aprobada y erigida canónicamente por el Obispo fray Tomás del Valle en un decreto fechado en Cádiz el 24 de Agosto de 1768.
(2) En el libro del historiador Fernando Mósig Pérez, Historia de las Hermandades y Cofradías Isleñas, podemos ver un magnífico capítulo dedicado a la Hermandad del Nazareno.
(3) La fecha de fundación de la Hermandad se sitúa entre marzo de 1766, fecha de colocación de la Imagen en el Templo, y agosto de 1768, fecha de su aprobación y erección canónica.
(4) Cabe la posibilidad de que la Imagen corresponda a la venerada en alguna de estas corporaciones.
(5) Material utilizado con frecuencia, junto al tilo y el pino, por los imagineros gaditano-genoveses del XVIII.
(6) Quizás la Imagen no fue concebida para esta iconografía de Cristo.
(7) La pérdida de los archivos de la corporación nos impiden conocer este dato fehacientemente.
(8) Realmente se trataba de un movimiento artístico generado en el Arsenal de la Carraca de San Fernando.
(9) Francesco Galleano nace en Génova en 1713 y fallece en Cádiz en 1753.
(10) Estos grafismos han sido descritos al hablar de la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
(11) Esta bella Imagen se perdió el 11 de Mayo de 1931, en la quema y saqueo del convento de Santa María. La fotografía existente pertenece al Archivo Mas.
(12) El Resucitado y la Santa Bárbara son las dos únicas obras documentadas que existen en la actualidad del genovés Francesco Galleano
(13) Esta hermosa talla sustituyó a la Imagen fundacional de José Montes de Oca y fue colocada en su altar con toda solemnidad el Viernes de Dolores, 25 de Marzo del año 1774. La imagen fue atribuida a Galleano por el restaurador Pedro Manzano, tras los exhaustivos análisis que realizó en el proceso de restauración de la talla.
BIBLIOGRAFÍA
FERNANDO MÓSIG PÉREZ, Historia de las Hermandades y Cofradías isleñas, San Fernando, 2005.
SANGUINETI Y CERVINI, Han tutta l'aria di Paradiso. Gruppi processionali di Anton Maria Maragliano tra Genova e Ovada, Turín, 2005.
SANGUINETI DANIELE, Antón María Maragliano, Génova, 1998.
SANCHEZ PEÑA, JOSE MIGUEL, Escultura Genovesa. Artífices del Setecientos en Cádiz, Cádiz 2006.
JESÚS ABADES, La obra de los imagineros genoveses y su presencia en Andalucía, portal La Hornacina, 2005.
NOTA DE LOS AUTORES: Nuestro agradecimiento a Fernando Mósig Pérez,
por su inigualable
aportación histórica así como a los colaboradores gráficos de Islapasión y
La Mirada Cofrade.
Fotografías
de
Andrés Quijano, Fernando Fossati, José María Gutiérrez, José Luis Cardoso,
Jesús Conejero, L.M. Gómez Pozo C.J. García Jarana, Jesús Guerrero Alba y Archivo Más.
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