DOMINGO SÁNCHEZ-MESA MARTÍN. MISCELÁNEA
Domingo Sánchez-Mesa Martín (17/11/2013)
La Escultura en los Panteones Reales Españoles Destaco el enterramiento del rey de León Ordoño II, que asentó la capital del reino en León, vencedor en San Esteban de Gormaz, y que se hizo enterrar en la primitiva catedral que él habría mandado construir. Una vez levantada la nueva catedral en el siglo XIII, se colocó su sepulcro en el trasaltar, en la girola, frente a la capilla central de la misma. La riqueza escultórica en figuras exentas y en relieves del XIII al XV, desarrolla un rico programa iconográfico con especial apoyo en las inscripciones. Bajo la triple arquivolta se representa la escena de la Transfiguración con Cristo en pie, con la bola del mundo y bendiciendo, entre Moisés y Elías y dos ángeles laterales que de rodillas soportan cirios en candelabros. La escena está resuelta en horizontal sobre una cornisa que divide los dos registros. Bajo la escena triunfante, dos momentos del Calvario: el Descendimiento y la Lanzada, con un total de diez figuras. Bajo ella, la escultura del rey vencedor yacente, sobre urna adosada, portando el globo del mundo y vestido con galas reales y tocada su cabeza con corona. La belleza y suavidad del modelado del rostro supera en calidad al resto de la decoración escultórica, aún la ampliada en el siglo XV, en las columnas laterales con San Pedro, San Pablo y un monje dominico en el lado izquierdo, que alecciona en los deberes para con Dios, el rey y el prójimo. A la derecha, un heraldo que recuerda sus victorias sobre los moros: ambos señalan sendas inscripciones referidas al monarca fundador del templo. La expresividad y naturaleza de estas figuras de mediados del XV, sus vestiduras con rica policromía, así como sus ademanes, han sido puestos en relación con Juan de Malinas, que se ocupó también de la portada de la Capilla del Rey Casto en Oviedo.
Artículo publicado en las actas del simposium La Escultura en el Monasterio |
Lo Múltiple en Alonso Cano Escultor La profunda expresión, el amplio y seguro modelado y el dibujo de la cabeza de San Juan de Dios del Museo de Bellas Artes de Granada es singular muestra de esto que afirmamos. Publicada en 1926 por Gómez-Moreno Martínez, apunta la posibilidad de que perteneciera al antiguo convento de la Victoria, donde el santo fue primeramente sepultado y donde recibía culto. Pasó al Museo tras la recogida de imágenes de los conventos cuando la exclaustración. Según se deduce por el acabado de la talla del cuello perteneció a una imagen de vestir, sin que este destino aminore en absoluto la calidad artística de la cabeza, que resulta, sin lugar a dudas, una de las más afortunadas representaciones de este llamado Santo de la Caridad, tan arraigado en la historia de la ciudad de Granada. Una vez más la profundidad y agudeza del arte de Cano alcanza una ejemplar y única versión iconográfica plena de serenidad de espíritu y hondura de pensamiento. Nada encontramos aquí del arte de Pedro de Mena, como apunta Wethey, que en sus versiones del tema camina por otros senderos. Bien se puede hablar de toda una categoría de retrato romano que llega desde el naturalismo a la idealidad. La policromía ennoblece la forma y la relaciona cercanamente con cabezas pintadas en los lienzos de esta etapa como su San Juan de Capistrano del mismo museo. Coincidiendo con este espíritu y tipo, encontramos en colección particular granadina una escultura de pequeño tamaño, tallada al completo, pero hecha para vestir. Todo en ella, pero en especial la cabeza, nos lleva a Cano y como tal la dimos a conocer en 1984.
Artículo publicado en Archivo Español de Arte, tomo 74, nº 296, Madrid, 2001, pp. 371-372. |
La Escultora Carmen Jiménez No son estos desnudos meros ejercicios de ritmos y de volúmenes, más o menos dinámicos, más o menos acompasados, sino expresión de internos contenidos y sentimientos que tanto afloran en la suavidad rítmica de las siluetas, como en las expresiones de los rostros. Un intento de transmisión de las emociones recibidas en la continua búsqueda de lo bello en la Naturaleza y del carácter del propio hecho vital de la existencia, traducido al lenguaje plástico de las formas y de los volúmenes.
Artículo publicado en el rotativo Diario de Granada, Granada, 24-03-1983. |
El Monumento al Marqués de Larios en Málaga y la Problemática de la Escultura Decimonónica El monumento, tal y como lo concibe Benlliure, según una fotografía que de la maqueta publica Carmen de Quevedo, se resuelve montando sobre un gran pedestal, colocado sobre escalinata, la figura del marqués de Larios, Manuel Domingo Larios y Larios, vestido en traje de levita con sombrero de copa en la mano derecha, mientras la izquierda la ocupa en el bolsillo del chaleco, lo que hace que la figura tome una actitud de elegante y gallarda actitud rígida e inmóvil, muy propia de las fotos de la época tan castizamente fijas y compuestas. El modelado en barro, se mantiene en su factura en el bronce. Bajo el pedestal, en su cara frontal, la alegoría a la ofrenda y la gratitud de la ciudad, encarnada en el sensible tema de la maternidad. Una robusta matrona, al estilo de las mujeres de Courbet, aupa un rollizo y gracioso niño que, con sus gordezuelas manos, escribe en el frente del pedestal "Málaga agradecida". Las dos figuras esculpidas en mármol de Italia, aparte del contenido, se expresan en la escala del más acentuado realismo, alcanzando tanto la parte desnuda de la mujer, que se cubre desde la cintura hacia abajo, como en las telas que arrastran por los escalones, el realismo teatralizado propiamente decimonónico.
Artículo publicado en Mariano Benlliure regresa a Málaga, Universidad de Málaga, 2011, p. 64. |
La Infancia de Jesús en el Arte Granadino: la Escultura Sobre la circuncisión del Niño Jesús, la escultura granadina nos ofrece dos versiones, una en el estilo de Vázquez el Joven en el retablo de San Jerónimo, y la otra más granadina, entre el estilo de Bernabé de Gaviria y de Pablo de Rojas, en el retablo del Altar Mayor de la iglesia albaicinera de Santa Isabel la Real, costeado por Sor María de Mendoza, hija del almirante D. Bernardino de Mendoza, en los últimos años del siglo XVI. El relieve del Monasterio de San Jerónimo, colocado en el segundo piso del retablo, representa el momento en que la Virgen entrega al Sacerdote su hijo. Todo el retablo tiene como tema central la vida y pasión de Jesús, siendo este pasaje de la circuncisión el comienzo de dicha pasión, en su más tierna infancia, ocurrida según los Santos Padres, a los ocho días de su nacimiento. Aquí solo se representan tres personajes junto al Niño: la Virgen, San José y el Sumo Sacerdote. No aparece la mujer anciana con la vela encendida, ni la criada con los palominos. Ni en este ejemplo ni en el otro relieve de la Iglesia del convento de Santa Isabel la Real, se acepta la forma que Pacheco propone, y que hace a la Virgen ministro de este Sacramento, practicado en la misma cueva, para así cumplir el previo precepto de la purificación y presentación en el templo, pasajes que el arte granadino por otra parte representa muy bellamente en los lienzos de Alonso Cano y Pedro Atanasio Bocanegra, de la Catedral y Cartuja, respectivamente.
Artículo publicado en Cuadernos de Arte e Iconografía. Revista Virtual de la |
Varias de las fotografías son de Lola Díaz Somodevilla, Antonio Barrero y José Francisco Pujazón.
Nota de La Hornacina: recopilación de escritos en memoria del Historiador del Arte.
www.lahornacina.com