LA IDENTIDAD HISTÓRICA EN LA VIRGEN DE LA SOLEDAD DE HELLÍN

Antonio Cabezuelo (16/07/2023)


 

 
 
Foto: Juan A. Marín

 

A través de siete textos breves, como siete son los llamados "Dolores de la Virgen María", y tres fotografías relacionadas con cada uno de ellos, nos aproximaremos a los orígenes y consolidación de la devoción a una escultura mariana que, sin duda, se ha convertido en uno de los grandes iconos marianos de la Semana Santa en la provincia de Albacete. Os invito a conocer la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de Hellín.

 

 

I. ORÍGENES.


"En la Villa de Hellín, a 16 de Marzo de 1882, reunidos los individuos que componen la Hermandad de la Efigie de la Soledad, cuyos nombres al margen constan, bajo la presidencia del Mayordomo Don José Marín Salazar, nombrado por el Sr. Cura Párroco, así como el Estante Don Ginés Molina López con el fin de nombrar la Junta Directiva de aquella..."

 

 

II. TRADICIÓN.

Respecto al párrafo anterior, se trata de las primeras líneas del acta fundacional de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad. En esa misma acta se nombra mayordomo a don José Joaquín Marín Salazar y se designa camarera de la Virgen a doña Presentación Valcárcel Rodríguez de Vera, esposa del anterior, indicándose además que venía realizando esta tarea desde hacía varios años.

Y es que, en 1882, se organiza formalmente la Hermandad, pero esta ya venía funcionando varios años, al menos desde mediados del siglo XIX, bajo el mecenazgo de doña Soledad Salazar Chico de Guzmán, (a la izquierda en la fotografía) heredera de dos dinastías familiares de gran tradición y abolengo en Hellín y Cehegín, respectivamente, muy vinculadas ambas a la Orden Franciscana (en el caso de Hellín, la casa-palacio familiar, situada en la misma plaza que el convento franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles, templo donde se fundaría la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad).

El primer mayordomo y presidente, don José Marín Salazar (hijo de la citada benefactora), fue sucedido por su hijo don Ramiro Marín Valcárcel en 1904 (ambos en la fotografía central), y la saga de la familia Marín fue sucediéndose hasta nuestros días, en los que las camareras de la Virgen (doña Soledad Ladrón de Guevara Marín y doña Pilar Torres Silvestre e hijas) son todavía descendientes de los fundadores.

 

 

III. VOLVER.

La hermandad siguió creciendo a medida que pasaban las décadas, pasando de los 23 hermanos fundadores de 1882, a contar con más de 150 en 1928, según recogía el semanario ¡Adelante! en su edición especial con motivo de la Semana Santa. Tal fue el auge de la hermandad, que en 1926 la imagen de la Santísima Virgen de la Soledad empezó a participar en la Procesión del Calvario, además de en la Procesión del Santo Entierro, ante la presión del gran número de hermanos que querían portarla.

La Guerra Civil fue devastadora para el patrimonio cultural y religioso en la provincia de Albacete; así, Hellín perdería la práctica totalidad de las imágenes que participaban en sus procesiones de Semana Santa. Sin embargo, de forma casi milagrosa, pudieron salvarse "in extremis" de la destrucción la cabeza y manos de la Santísima Virgen, gracias a la valentía de doña Juana Simarro García y don Rafael Sánchez López.

 

"Recuerdo ver una multitud de gente y escuchar: "Los santos los han tirado de los nichos, van a quemar la Iglesia", me acerqué, y me encontré aquella estampa, aquella imagen de pie, que aunque los brazos no los llevaba ya, y sólo llevaba la cabeza, me impresionó, y entones uno de los señores que llamaban los milicianos, le dio un empujón, y al caer, se desprendió la cabeza del tronco, y la cabeza fue rodando hasta la pila del agua bendita. Aún no sé cómo me abrí paso entre la gente, y es que me llamó tanto la atención la cabeza, que le dije a aquel señor, oiga, por qué no me la echa, que quiero jugar al fútbol con mis amigos... le dio con el pie, y vino rodando hasta mí, la cojo, me la guardo dentro de la blusa, recuerdo escuchar a la gente decir "¡Mira el chiquillo este lo que lleva aquí!" " ¡Dios mío que llevas ahí!" y me fui corriendo a casa de mi maestro."

 

Este es el emocionante testimonio de don Rafael Sánchez, publicado en 2003 por la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad en un audiovisual cuyo fragmento puede verse en la red social Youtube, sobre como salvó de la destrucción la cabeza de la Virgen.

 

"Nene, a ver si llevo cinco duros, tómalos y dame las manos, que tengo una muñeca rota y se las voy a poner".

 

Doña Juana Simarro se encontró a unos niños que iban pegándole patadas a las manos de la Virgen, y cuando las reconoció, se las compró, para llevarlas a su casa y esconderlas guardadas en una caja.

Pasada la Guerra Civil, en 1939, se entregaron la cabeza y las manos al Mayordomo de la Hermandad, don Ramiro Marín Valcárcel, quien las llevó al escultor murciano don José Sánchez Lozano, para que restaurase la imagen de la Virgen de la Soledad. Como anécdota, una vez finalizado el trabajo, la imagen volvió a Hellín en tren, ocupando un compartimento de pasajeros completo, pues su mayordomo se negó a que fuera tratada como mercancía y adquirió para ello los billetes necesarios.

Así, se confeccionó rápidamente un terno adornado con los agremanes de las antiguas túnicas de los nazarenos, se realizaron unas sencillas andas, y en la tarde del Viernes Santo de 1940, la Virgen de la Soledad volvía a las calles de Hellín acompañada por sus hermanos supervivientes a la Guerra Civil; en aquella ocasión, vestidos de paisano.

 

 

IV. CULTO PRIVADO.

Una vez finalizada la Guerra Civil, afloraba el miedo a que hubiera un nuevo conflicto militar en el que pudiera perderse la imagen de la Virgen de la Soledad para siempre, por lo que no volvió al culto público durante mucho tiempo. Así, entre marzo de 1940, y hasta el 8 de marzo de 1997, esta dolorosa se encontraría en distintos domicilios de la familia Marín, quienes, como hemos comentado antes, y como se recoge en la sesión del libro de actas del 18 de Marzo de 1883, eran los propietarios de la imagen, ocupando las mejores y más distinguidas estancias, como puede observarse en las fotografías adjuntas.

El hecho de que sólo pudiera admirarse durante los días de Semana Santa en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, así como que fuera la única imagen anterior a la Guerra Civil conservada, fueron motivos más que suficientes para que se creara un halo de misterio en torno a la imagen de la Virgen de la Soledad, hecho que le dio misticismo y relevancia en las procesiones de Semana Santa de Hellín, pero que también hizo que se viera como una imagen poco accesible por parte de los devotos durante décadas.

 

 

V. IDENTIDAD.

Fueron años en los que se trabajó por recuperar al máximo el esplendor truncado por la pérdida patrimonial sufrida en la Guerra Civil. El esfuerzo por parte de la hermandad, así como de su mayordomo, dio sus frutos, con la recuperación primero de la diadema realizada en 1868 por el orfebre catalán Federico Novas y Ballvé, que había sido decomisada y se recuperó en el puerto de Barcelona, así como el encargo de un nuevo terno bordado en oro por las Monjas Adoratrices de Madrid entre 1950 y 1952, y un nuevo trono del reconocido tallista murciano Antonio Carrión Valverde en 1953, junto al que se adquirieron cuatro ángeles con atributos de la Pasión, que habían acompañado desde 1803 a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia.

Uno de los elementos más llamativos del trono son sus ocho árboles de luz. De la base de las tulipas isabelinas de cristal rizado que los coronan (algunas de ellas centenarias), parten chorrillos de cristal, conocidos en Hellín como lágrimas, que a medida que avanzan chocan entre sí, creando un sonido inconfundible, de una popularidad tal que no es descabellado decir que estamos ante uno de los elementos más característicos de su Semana Santa. Del mismo modo, en 1955 se encargó un nuevo estandarte en la Casa Flandes, y en 1959 estrenó una nueva corona imperial adquirida en Madrid.

Todo ello fue clave para acabar de conformar la identidad estética de la imagen de la Virgen, que cuenta con un estilo propio fácilmente reconocible, partiendo de los colores iconográficos de la Soledad, con sus característicos pecherines abullonados realizados a mano con mantilla, que le han dado una personalidad propia, la cual, a pesar de la evolución en la forma de vestir, tiene coherencia y la hace fácilmente reconocible en todas las fotografías que pueden verse de la imagen, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. Sin duda, en la consolidación de un icono devocional como la Soledad de Hellín, es importante la continuidad en el tiempo de un estilo propio que le otorgue un carácter inconfundible.

 

 

VI. CRECER.

La muerte de don Ramiro Marín Valcárcel, en 1961, coincidiría con una etapa complicada para la sociedad hellinera, tras unos esplendorosos años 50 en los que el cultivo del azafrán y el trabajo del esparto habían traído cierta bonanza a la ciudad, motivo por el cual durante los siguientes años la hermandad mantiene su presencia en las procesiones de Semana Santa, sin noticias positivas, ni negativas, que reseñar.

La participación de la imagen de la Virgen en sendas exposiciones de imaginería realizadas en 1985 y 1990 mostraba una clara voluntad aperturista de la hermandad, la cual, de la mano de su presidente, don José Tomás Ladrón de Guevara Marín, y su junta directiva, llevarían a la hermandad a la cúspide de la Semana Santa de Hellín en los años 90.

En 1988 se recuperarían las antiguas túnicas de terciopelo, sustituidas en posguerra por unas más sencillas de raso, se estrenarían nuevos báculos, se reorganizaría la hermandad en 1993 con estatutos democráticos, se instalaría una campana en las andas del paso para llamar a los costaleros (siendo pionera en ello entre las hermandades de Hellín, así como también lo sería en encargar su medalla para participar en las procesiones y cultos de la hermandad), se empezarían a repartir miles de velas entre el público para que iluminaran el paso en la noche de Viernes Santo, se encargarían unas nuevas andas de aluminio con capacidad para que pudieran portar a la Virgen el doble de hermanos (con artísticas cabezas de plata realizadas en la orfebrería malagueña de don Cristóbal Martos) y, sobre todo, se restauraría su capilla en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y la Virgen de la Soledad volvería al culto público de sus fieles el 8 de marzo de 1997.

Paralelamente a esta fecha, se recuperaría la tradición del siglo XIX de la "Vela a la Santísima Virgen", tradición que se empezó a realizar en 1872, cuando el arzobispo de Zaragoza, Monseñor Manuel García Gil, dio licencia para imprimir el libro La Soledad de María Santísima, concediendo 80 días de indulgencia a quien siguiera las meditaciones del ejercicio. Así, en 1998 se recuperaría la vela a la Virgen, en este caso en la jornada de Sábado Santo, escoltada por dos hermanos vestidos de nazareno, en turnos de media hora desde las 14:00 hasta las 21:00 horas.

Todos estos actos, sin duda, han sido claves para fomentar la devoción a la Virgen de la Soledad en Hellín, y convertirla en uno de los grandes referentes marianos de la Semana Santa en la provincia de Albacete.

 

 

VII. ESPLENDOR.

Aquellos años de esplendor continuaron con la instauración del Premio "Hermandad Nuestra Señora de la Soledad", creado para distinguir a aquellos colectivos que realizaran una labor desinteresada por la Semana Santa de Hellín, y la adquisición, reforma, y bendición en 2006 de una Casa de Hermandad, presentada al pueblo de Hellín con la Exposición Lágrimas, todo un acercamiento a la historia de la hermandad y a la figura de la Virgen, ya bajo la presidencia de don Pascual Valcárcel Sánchez.

En 2013, se presentó la restauración integral del trono de la Santísima Virgen, y en 2016, bajo la presidencia de doña Soledad Serrano Ladrón de Guevara, la restauración, al fin, de la imagen de Nuestra Señora, llevada a cabo por don Pablo Nieto Vidal, recuperándose su policromía original, que se encontraba oculta por la suciedad y algunas intervenciones puntuales realizadas a lo largo del siglo XX. Desgraciadamente, no fue posible dar con la autoría de la imagen, adscrita a la escuela murciana o caravaqueña (finales del siglo XVIII o principios del XIX) por varios historiadores del arte, debido a sus valores plásticos y características formales. Esta restauración fue toda una puesta en valor de su valía artística, sumando así al incalculable valor devocional e histórico de la imagen decana de la Semana Santa de Hellín.

En la actualidad, la hermandad, bajo la presidencia de don Jorge Valcárcel González, tiene ambiciosos proyectos relacionados con el patrimonio textil de la Virgen de la Soledad. También está pendiente de estreno la marcha "Lágrimas", del compositor don Diego Mayo Santiago, de Los Palacios y Villafranca (Sevilla).

 


 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

"Informe Histórico-Artístico" elaborado por Alexis Armengol hacia 2010.

"Origen y desarrollo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de Hellín en el último tercio del S. XIX", Revista "Mvrgetana", n º 126, año LXIII, 2012, pp. 55-78, don José Cañabate Cabezuelos.

Libro de actas de la hermandad.

"El patrimonio del S. XIX de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad", Revista "Redoble", n º 36, 2015, pp. 136-141, don Antonio Cabezuelo López.

"Rincón de Soledades: Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, Hellín", Revista "Soledad" (Cartagena), año XI, n º 10, 2016, pp 25-33, don Pablo Sánchez Lucas.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com