EL PALIO DEL TRASPASO DE JEREZ DE LA FRONTERA, OBRA DE MIGUEL DEL OLMO

Antonio de la Rosa Mateos


 

 

Las cofradías de Jerez de la Frontera tuvieron un difícil siglo XIX. La desamortización de Mendizábal y Madoz, los embates revolucionarios y la Primera República habían dejado a unas hermandades de penitencia que, más que subsistir, sobrevivían.

Llegados a la última década de la citada centuria, procesionaban las cofradías del Mayor Dolor, de Jesús Nazareno, del Cristo de la Expiración y del Santo Entierro, y se reorganizan las del Prendimiento (1893), de la Soledad (1895), y, en el año 1896, las de la Coronación de Espinas y los Judíos de San Mateo. El patrimonio había quedado muy mermado y las cofradías tenían que recomponerlo.

En el año 1894, la popular Hermandad de Jesús del Prendimiento realiza la primera salida procesional tras más de cuarenta años sin hacerlo. La cofradía tuvo que adquirir casi la totalidad de sus enseres no escatimándose en gastos. Fue sin duda un año importante, con numerosos estrenos, todos de muy buen gusto y extraordinario valor.

El 27 de febrero expone un nuevo manto para la Dolorosa y una nueva túnica para el Señor del Prendimiento, confeccionados en Sevilla por la casa de los señores Olmo. El manto de terciopelo, con bordados en oro de Olmo, procesionó por última vez en Jerez en el año 1940, siendo vendido al año siguiente a la Hermandad sevillana de la Quinta Angustia por 8.500 pesetas.

Si hacemos una pequeña biografía sobre su autor, podemos decir que el establecimiento de Miguel del Olmo, estaba situado en número 1 de la sevillana calle Zamudio, y era de galonería, pasamanería y cordonería. La verdad es que en dicho establecimiento se vendía todo tipo de ornamentos sagrados, aunque su especialidad eran los bordados para el vestido de las imágenes. Su propietario, Miguel del Olmo Rodríguez, estaba casado con Josefa Hurtado Martín y de esta unión nacieron seis hijos: Jerónimo, Miguel, Josefa, Salud, José y Manuel.

La familia del Olmo Hurtado trasladó el negocio a principios del siglo XX a la calle Francos 46, años después continuó su viuda y su hijo Miguel. José y Manuel del Olmo Hurtado fundaron sobre los años 1912-1913 un establecimiento similar en la calle Francos n.º 24 y 26 como Hijos de Miguel del Olmo, que se mantendría hasta, aproximadamente, el año 1931. Allí tendrían como maestra bordadora a Concepción Fernández del Toro, verdadera artífice de las obras del mismo, no muy numerosas pero de gran calidad, valga como ejemplo, en 1923, el palio de malla de la Virgen del Patrocinio de la sevillana Hermandad del Cachorro.

 

 

Suponemos que estas dos nuevas obras de bordado de la Hermandad del Prendimiento no pasarían desapercibidas en las corporaciones jerezanas. La Cofradía del Nazareno pensaba por aquella fecha en una remodelación de su paso de palio. En su libro de actas del 9 de febrero de 1896 figura lo siguiente:

 

"(...) y finalmente expuso que había recibido de los tres albaceas testamentarios de la Sra. Dª Josefa de Bertemati (…) la suma de mil quinientas diez pesetas que conservaba en su poder con el fin de destinarla a bordar el palio del paso de la Virgen, pues con las cantidades que obraban en su poder de los dos años anteriores que estaban destinados a reformas y no se habían llevado a cabo, había podido comprar el terciopelo fleco y borlas para dicho palio según consta en las cuentas generales que estaban de manifiesto".

 

En la Madrugada del Viernes Santo, la cofradía estrenaría las caídas del nuevo palio. El periódico El Guadalete del 31 de marzo del año 1896 acopiaba las siguientes líneas:

 

"La venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, celosa siempre por el esplendor del culto a las sagradas imágenes, ha enriquecido este año el paso de la Stma. Virgen del Traspaso con un nuevo palio, de terciopelo morado, riquísimamente bordado en oro y que constituye una verdadera obra de arte, que ha de llamar poderosamente la atención de los fieles en la procesión del Viernes Santo.

Este artístico palio ha sido bordado en Sevilla en la acreditada casa del Sr. Olmo, cuya reputación es universalmente conocida."

 

Este nuevo palio trajo algunos problemas económicos a las arcas de la Corporación, como se puede leer en el libro de actas del 27 de mayo del año 1896, una vez pasada la Semana Santa:

 

"(…) el Sr. Mayordomo expuso si la consideración de la junta que, como el palio que se ha bordado para las andas de Nuestra Madre no era reforma que podía acometerse en varios años sino que traía consigo el aumento de tamaño del paso y por lo tanto hacer los dos varales nuevos de plata, había hecho de una sola vez la reforma y que aun cuando los Estatutos establecen que el déficit lo abonen los Hermanos mayores solo se repartirían entre ellos este año la suma de dos mil cuarenta y ocho reales quedando un saldo contra la Hermandad de diez y siete mil quinientos reales que en los sucesivos años se iría amortizando."

 

De aquellas caídas podemos decir que el trazo principal era un zarcillo del que brotan hojas de acanto, tenacillas y ornamentación menuda, teniendo bordado en la parte central de la caída frontal el escudo de la Corporación.

Como suele ocurrir a veces por falta de desconocimiento o simplemente por dar una autoría al más conocido, en los años treinta se podía leer que el palio había sido realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, lo cual era un error que se ha repetido hasta nuestros días. Queda claro que el palio fue confeccionado por el taller de Olmo y estrenado en 1896. Además hay que señalar que este palio ha sufrido dos importantes remodelaciones.

La primera de éstas se inicia a principios de la década de los 40, cuando se amplió de diez a doce varales, y en 1947 la Hermandad comienza a trabajar para la ampliación de sus dimensiones. Es en la Semana Santa del año 1948 cuando se estrena el pasado a nuevo terciopelo, que cambia de morado a rojo, siendo, como hemos apuntado, ampliado y enriquecido, todo por el taller de las Hermanas Carmelitas de Jerez de la Frontera según contrato firmado el 6 de noviembre de 1947 por la cantidad de 37.000 pesetas. La segunda remodelación es a partir de 1983, cuando se le vuelve a cambiar el terciopelo por uno de color morado, se le añaden bordados en la parte superior de la crestería y se elimina el escudo de la hermandad de la caída frontal. Estas reformas fueron realizadas por las bordadoras jerezanas Encarnación López Estévez y Rosario Santano González, concluyéndolas en 1992.

 


 

Nota de La Hornacina: Antonio de la Rosa Mateos es integrante del Centro de Estudios Históricos Jerezano. Artículo publicado en Jerez Información (15/03/09).

 

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