LA DIFUSIÓN DEL BARROQUISMO SEVILLANO EN EL PUERTO Y SU ENTORNO:
IGNACIO LÓPEZ Y ALONSO DE MORALES (I)
José Manuel Moreno Arana*
Este trabajo ofrece un primer acercamiento al estudio de las figuras de dos artistas sevillanos afincados en El Puerto durante el último cuarto del siglo XVII y principios del XVIII, Ignacio López y Alonso de Morales, con motivo de la documentación de su autoría sobre el retablo de Ánimas de la Iglesia Mayor Prioral.
Introducción
Durante la segunda mitad del siglo XVII, El Puerto de Santa María se convierte en una ciudad floreciente gracias al comercio con América y a la presencia en ella de los Duques de Medinaceli (1).
Paralelamente, Sevilla, a pesar de seguir mostrándose como la capital artística indiscutible de toda Andalucía Occidental, entra en un periodo de franca decadencia económica (2).
El arte hispalense llegará por estos años al pleno Barroco de la mano de artistas tales como Pedro Roldán o Bernardo Simón de Pineda, cuyas improntas se dejarán sentir hasta bien entrado el siglo XVIII en toda el área de influencia sevillana.
Los condicionantes económicos y la búsqueda de trabajo en un marco menos competitivo llevarán a instalarse en los principales núcleos de la actual provincia de Cádiz durante el último cuarto del XVII a diversos escultores y retablistas procedentes de Sevilla, que terminarán difundiendo en la zona las formas de Roldán y Pineda.
Este fenómeno, aún por estudiar de una manera global, se manifiesta en la presencia de artistas sevillanos como Francisco Antonio de Soto o Juan de Santa María Navarro en ciudades como Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda (3). A ellos unimos ahora los nombres de dos casi desconocidos artistas hispalenses instalados en El Puerto en estas fechas: el escultor Ignacio López y el ensamblador Alonso de Morales, autores del retablo de Ánimas de la Iglesia Prioral.
En las líneas que siguen abordaremos, junto al estudio de este retablo, un primer acercamiento completo a estas dos destacadas figuras del arte barroco portuense, tratando los diferentes aspectos biográficos y artísticos correspondientes a ambos.
1. Apuntes biográficos.
1.1. Ignacio López.
Muy escasas eran las noticias que sobre este escultor teníamos hasta el presente. Estas se reducían a referencias antiguas e inconexas aportadas por los investigadores Sancho de Sopranis y Bellido Ahumada (4). A partir de estas reseñas publicamos recientemente un breve artículo donde planteamos ya un primer redescubrimiento de su figura (5). Sobre esta escueta base hemos intentado reconstruir, en la medida de lo posible, su biografía a través de la consulta de los libros parroquiales y de los protocolos notariales portuenses.
Según se reconoce en su acta matrimonial (6), nace en Sevilla, siendo hijo de Jerónimo López y María Barba. Desconocemos su fecha de nacimiento aunque, por los datos que sobre su vida se tienen, creemos que podría situarse aproximadamente en torno a la década de los 50 del siglo XVII.
Nada se sabe tampoco de su formación artística. Aún así, ya tuvimos la oportunidad de proponer un posible aprendizaje en el taller de Pedro Roldán, basándonos en las características formales de su obra y en su procedencia sevillana (7). Más adelante profundizaremos en un nuevo elemento a favor de esta teoría: su estrecha relación con Alonso de Morales.
Probablemente por las razones que expusimos al principio, pudo decidir trasladarse a El Puerto a finales de los años setenta, apareciendo en la ciudad a partir del 25 de Agosto de 1680, fecha en la que se documenta su intervención junto a Morales en la más temprana de sus obras conocidas, el retablo de Ánimas de la Prioral, que luego analizaremos.
El 8 de Junio de 1681 contrae matrimonio con la portuense Tomasa Rendón, hija de Tomás Rendón y María Sánchez, apareciendo como testigo del enlace el propio Alonso de Morales (8). La pareja permanecerá avecindada en la calle Santa Clara desde al menos 1689, año en que se inicia el padrón parroquial en el cuartel del mismo nombre (9). De esta unión nacerían varios hijos (10). No obstante, por ahora sólo tenemos datos claros de uno de ellos, Jerónimo Tomás, que no debió de continuar el oficio paterno, ya que sabemos que llegó a ejercer de presbítero en la propia iglesia Prioral (11).
El 4 de Noviembre de ese mismo año aparece como fiador en el arrendamiento de unas "casas asesorías" por parte de Alonso de Morales. En dicho documento lo encontramos por primera vez nombrado con su nombre de pila completo, Ignacio Francisco (12).
Curiosamente, durante estos primeros años de actividad parece que López gozaría ya de un cierto nivel económico, ya que consta que en 1682 era propietario de un esclavo (13).
De finales del siglo XVII son, por otra parte, las dos únicas referencias a su actividad que se conocían hasta el momento, siendo la primera su intervención en el año 1695 en la talla del grupo de la Santa Ana que se venera en la parroquia de la Oliva de Lebrija (Sevilla), obra que tendremos ocasión de estudiar más adelante. La segunda es una declaración posterior de su viuda inserta en los autos formados para la aprobación de un convenio entre las cofradías portuenses del Dulce Nombre de Jesús y de Santiago de los Canteros. En ella Tomasa Rendón manifiesta que la imagen del santo titular de esta última fue realizada por su difunto marido, quien la realizó algunos años antes del saqueo angloholandés (1702), momento en el que, desgraciadamente, fue destruida (14).
Tras estos datos tenemos un gran vacío documental en el que sólo podemos constatar su residencia en la ciudad de El Puerto de Santa María por los citados padrones parroquiales. Las únicas noticias que conocemos se limitan ya al año de su muerte.
Así, el 24 de Marzo de 1718 lo encontramos ante el escribano Andrés Rodríguez de León otorgando dos fianzas a favor del presbítero Andrés de la Espuela Tobón, documentos en los que aparece nombrado como "Ignacio Francisco Lopez maestro escultor" (15).
Finalmente, el 13 de Diciembre recibe sepultura en la propia capilla de las Ánimas de la iglesia Prioral (16), descansando así a los pies del que sin duda fue uno de sus trabajos más importantes. Cuarenta años de actividad portuense se resumen de este modo entre sus viejos muros. Un sugerente epílogo a la vida de este injustamente ignorado artista, del que aún se nos escapan múltiples detalles, que deberán ser estudiados en próximas investigaciones.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Sancho de Sopranis (1943, pp. 335-353).
(2) Domínguez Ortiz (1974).
(3) Quizás proceda también de Sevilla el holandés Peter Relingh, afincado asimismo en Sanlúcar y cuya obra muestra innegables puntos de contacto con la escultura hispalense de su época. Sobre Relingh véase: Sánchez Peña (2003). Sobre Soto: VV .AA. (1999, p.92); Jácome González y Antón Portillo (2000, p. 188); Jácome González y Antón Portillo (2001, pp. 115-116); Jácome González y Antón Portillo (2002, p. 124). Sobre Juan de Santa María Navarro y su familia: Halcón et alii (2000, pp. 170-1); Moreno Arana (2003); Moreno Arana (2005); Serrano Pinteño (2006) (Anteriormente a su instalación en Lebrija, Juan de Santa María debió de trabajar para Sanlúcar, donde sabemos que nació su hijo Matías José el 18 de Abril de 1691: Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Fra., Parroquia de Sanlúcar de Barrameda, libro 48 de Bautizos, f. 180v).
(4) Sancho de Sopranis (1935, pp. 18-19). Bellido Ahumada (1985, pp. 202 y 204).
(5) Moreno Arana (2006b).
(6) Archivo de la Parroquia Mayor Prioral de Ntra. Sra. de los Milagros de El Puerto de Santa María (en adelante: A.P.P.P.S.), Libro de Casamientos n° 27 (1681-1682), f. 53.
(7) Moreno Arana (2006b). Ya anteriormente habíamos apostado por el carácter roldanesco de sus obras en: Moreno Arana (2006a, pp. 349-350).
(8) Véase nota 6.
(9) A.P.P.P.S., caja 576, Padrón Cuartel Santa Clara (1689-1701), libro 1 (1689), f. 47.
(10) Hay que recordar que estos padrones cumplían la función de cuidar por el cumplimiento pascual en lo concerniente a la comunión y la confesión de los feligreses. Por ello, no encontraremos aquí referencias a niños de corta edad. Aún así, podemos rastrear la existencia de hijos de la pareja a través de los mismos. De este modo, con el apellido López encontramos en el hogar familiar a Josefa, Jerónimo, Diego y Juan José (véase: A.P.P.P.S., caja 576, Padrón Cuartel Santa Clara (1689-1701): libro 13 (1701), f. 59v. A.P.P.P.S., caja 577 (1703-1717), libro 20(1709), f. 48v; libro 21(1710), f. 50v; libro 25(1715), f. 36).
(11) El 4 de Septiembre de 1761 otorga ante el escribano Juan Ramos de la Vega poder para testar a otros dos presbíteros de la Prioral, Luis Miguel de Peña y Hierro y Juan José Izquierdo, a los que igualmente nombra como sus albaceas y herederos. Declara ser natural de El Puerto e hijo de Ignacio López y de Tomasa Francisca Rendón. Una copia de este poder aparece recogido en su testamento, otorgado tras su muerte ante el mismo escribano el 16 de Julio de 1762. Inserto en este documento aparece un memorial escrito y firmado por el propio Jerónimo Tomás, donde afirma que ocupaba el cargo de maestro de ceremonias en dicha iglesia Prioral. (Archivo Histórico Provincial del Cádiz (en adelante: A.H.P.C.), Protocolos Notariales de El Puerto de Sta. María, legajo n° 669, ff. 623-630).
(12) Véase la nota 27.
(13) El día 8 de Marzo de dicho año vende junto a su mujer un esclavo turco, de nombre Francisco, al sargento Juan González de Herrera por precio de 100 pesos (A.H.P.C., Sección de Protocolos Notariales, El Puerto de Sta. María, legajo n° 334, f. roto).
(14) Sancho de Sopranis (1935, pp. 18-19). Se especifica que la obra costó 30 pesos escudos de plata. La fecha de 1764 no es, lógicamente, la de la declaración, que debió de realizarse muchos años antes, sino la de la conclusión del pleito.
(15) A.H.P.C., Sección de Protocolos Notariales, El Puerto de Sta. María, legajo n° 476, f. roto. Ambas fianzas, una de la Ley de Toledo y otra "de estar a derecho", son emitidas para poder ejecutar una definitiva sentencia de remate a favor de dicho presbítero, como capellán de la capellanía que fundó Benito de Grageda Tobón, contra Isabel de Beas Puerto, heredera del presbítero Jerónimo de Pedrosa y Oliver, por una cierta cantidad de maravedíes de réditos de un censo sobre casas en la calle del Postigo.
(16) A.P.P.P.S., Libro de Entierros n° 6 (1711-33), f. 118v. Como prueba este documento, seguía aún viviendo en la calle Santa Clara.
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