EL ÁGUILA DE SAN JUAN. LOS GRUTESCOS

José María Ruiz Montes. Fotografías de Ruperto Leal (20/02/2017)


 

 

El Águila de San Juan

Símbolo predilecto del evangelista San Juan; sus orígenes se remontan a las visiones del tetramorfo del profeta Ezequiel (Ez 1, 5-10). Sus textos recogen el momento donde el profeta cuenta lo siguiente:

 

"Del carro de Dios aparecían cuatro figuras que eran el toro, el león, el águila y el hombre".

 

El cristianismo posterior identificó a esas cuatro figuras como las prefiguraciones de los cuatro evangelistas. Mas, en concreto, con el símbolo del águila. La causa es la que se interpreta en semejantes identificaciones: Juan se había detenido de manera especial en parte de la divinidad de Cristo y, por lo tanto, se podría afirmar que se había remontado teológicamente a las alturas, como si de un águila se tratara.

 

 

Este símbolo en las culturas antiguas era el ave de los dioses. En el cristianismo se convirtió en imagen de Dios Padre y de Cristo. En el primer caso, el rey de las aves encarna la fuerza y la soberanía todopoderosa de Dios. En el segundo caso se relaciona con la ascensión del Salvador.

La iconología utilizada por el escultor malagueño José María Ruiz Montes en la trasera central del trono de la Redención para esta heráldica es la que habitualmente se ha representado en la Edad Media, nimbado con la cruz de los caballeros de Malta, orden que se fundó en el año 1084, cuando mercaderes de Amalfi fundaron en Jerusalén un hospital para peregrinos.

Su postura es de línea serpentinata, siguiendo este mismo curso la filacteria que sujeta con el pico y que recorre la longitud de la pieza hasta la pata izquierda, y en ella se inscribe el nombre de San Juan en latín: "Sanctvs Ioannes". Por último, decir que el águila va posada sobre el Libro del Apocalipsis escrito por Juan.

 

 

Grutescos

Motivos ornamentales de los ocho paños o cuarterones que recorren el perímetro del trono malagueño de la Redención. Van ocupando los espacios que van dejando los formatos circulares de los tondos y los fanales.

Del italiano "grotesco", que a su vez deriva de "grotta" (gruta), donde sus orígenes se remontan a los hallazgos pictóricos realizados en 1490 en las grutas del monte Esquilineo. Precisamente en una gruta de Patmos, según la tradición, San Juan Evangelista compuso su Libro del Apocalipsis. La gruta era también el palacio de Nerón, llamado Domus Aurea, construido con gran lujo después del incendio de Roma.

Este tipo de ornamentación es caprichosa y fantasiosa. Se representan figuras de animales, seres mitológicos, flores, figuras humanas, formas vegetales y frutas, entrelazados entre ellos, dispuestos en la característica composición llamada "a candelleri", de candelabros.

 

 

Su término se adapta a grotesco, por definir una categoría estética diferenciada de la idea clásica de la belleza, donde se solía representar personajes chabacanos, vulgares, ridículos, y donde cobra mayor protagonismo e importancia este tipo de representación ornamental entre finales del Gótico y principios del Renacimiento; naciendo un estilo denominado Plateresco, pero sobre todo, cuando toma mayor énfasis es en la última época renacentista, es decir, a los inicios del Manierismo. Unos ejemplos los tenemos en la Biblioteca Laurenciana o en la ornamentación del monumento a Julio II, ambas obras de Miguel Ángel.

En los grutescos que se han realizado en el trono de la Redención, trabajos que he compartido con mi compañero de viaje Manuel Toledano, se representan, diferenciados en gestos y personajes, según su ubicación a izquierda o derecha: frontal derecho: pareja de figuras aladas con gesto sosegado; luego, el primer cuarterón derecho: cuarteto de efebos alados en actitud de bienestar; siguiente paño: cuatro cabezas de ángeles niños con expresión también de sosiego y felicidad; y en la trasera, según vamos recorriendo el trono: pareja de figuras femeninas en actitud orante.

En el mismo lugar, pero en el lado izquierdo opuesto: pareja masculina con expresión de tormento; en el primer paño lateral izquierdo: cuatro figuras con morfología de macho cabrío, iconografía ligada a la cohorte satánica; la siguiente se corresponde a otro conjunto, pero de dragones; y por último, en el mismo lugar delantero: un par de ángeles llorando o en actitud de lamento.

 


 

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