EL NAZARENO DE LA MANO TENDIDA.
UNA APORTACIÓN DE LA IMAGINERÍA CASTELLANA

Javier Prieto (08/11/2013)


 

 

La iconografía en la Escuela de Valladolid

Frente a la propuesta más común, la escuela de imaginería procesional vinculada a la figura de Gregorio Fernández consagró a comienzos del siglo XVII un Nazareno o Cristo con la cruz a cuestas más cercano a las propuestas del teatro barroco tan propias de la Semana Santa vallisoletana.

En líneas generales, se representa a un Jesús más portentoso con la carga expresiva, ya no en la actitud hacia la cruz sino en su dialogo con el espectador mediante un detalle común: la mano derecha extendida hacia el público o los personajes que representan al pueblo cristiano; por lo general, la Santa Mujer Verónica.

En la concepción de esta representación de Jesús con la cruz al hombro tuvieron gran peso los grabados de la Pasión de Cristo contenidos en los libros litúrgicos que circulaban por España.

Por ejemplo, la obra De Imitatione Christi, escrita por Tomás de Kempis, contenía ilustrativas representaciones de la vida de Cristo en las que el pasaje del camino del Calvario era muy recurrente. Uno de los grabados que pudo servir de inspiración a los imagineros castellanos fue el realizado por el grabador y pintor alemán Martin Schongauer hacia el año 1480 y que formó parte de alguna de las ediciones de la obra de Kempis. En este grabado se representa a Cristo con la cabeza erguida y ligeramente ladeada hacia la multitud, su brazo izquierdo se muestra alzado para sostener la cruz mientras con el derecho agarra el paño de la Verónica.

Las primeras plasmaciones de esta representación de Jesús Nazareno las encontramos a comienzos del siglo XVII, en obras realizadas por los artistas Pedro de la Cuadra y Francisco del Rincón; sin embargo, la creación clave en la propagación de esta iconografía es el paso Camino del Calvario que encargará la Cofradía de la Pasión al célebre escultor Gregorio Fernández en el año 1614. Se trata, curiosamente, de un paso cuyo Nazareno original no se conserva, pero cuyo esquema gozo de gran difusión por distintas localidades del entorno de la ciudad de Valladolid, tanto en los grupos escultóricos como en las imágenes individuales.

 

 

 

Las obras de Pedro de la Cuadra y Francisco del Rincón

La imagen de Jesús Nazareno (imagen superior izquierda) que hoy día compone el paso Camino del Calvario, conservado en el Museo Nacional de Escultura (MNE) de Valladolid, fue realizado, según la mayor parte de los investigadores, por Pedro de la Cuadra para la cofradía de Jesús Nazareno en torno al año 1600.

En origen se trataba de una imagen de vestir, tallándose el cuerpo actual con túnica en el año 1697 (por lo tanto, de confirmarse la atribución, solo quedarían de Pedro de la Cuadra la cabeza y las manos). Su presencia en la actual composición del conjunto se debe a la reconstrucción del mismo en torno a 1920, año en que se aprovechó está obra de la parroquia vallisoletana de San Agustín, donde permanecía desde el año 1676 tras un conflicto entre el templo y la cofradía, que se vio obligada a reemplazar su titular por uno nuevo.

Aunque arrodillado sobre el suelo, el Nazareno presenta la posición de los brazos que hemos identificado como característica de esta escuela (según Luis Ortega, Pedro de la Cuadra fue un artista a lomos de los siglos XVI y XVII, que sintetizó las tres corrientes que confluyeron en la ciudad castellana: las escuelas de Alonso de Berruguete, Juan de Juni y Jerónimo de Anchieta): el izquierdo erguido para sujetar la cruz y el derecho dirigido hacia el espectador; en este caso, remarcado por la necesidad de sujetarse en la caída.

La actual imagen titular de la cofradía de Jesús Nazareno de Valladolid, encargada en 1676 como se señalaba anteriormente, sigue al detalle la composición del Nazareno de Pedro de la Cuadra, aunque con una túnica original de talla que sería estofada a mediados del siglo XX.

Respecto a Francisco del Rincón, figura clave para la trayectoria artística de Gregorio Fernández, en la provincia de Valladolid se conservan dos Nazarenos de su mano: uno de ellos fue labrado en 1606 para la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias del municipio vallisoletano de Medina del Campo. Se trata de una talla de tamaño mayor que el natural, concebida para vestir pero tallada en su integridad, erguida, con la cabeza girada hacia la derecha siguiendo el gesto de la mano tendida, el brazo izquierdo de nuevo se eleva por encima de la cabeza para sostener la cruz. Esta imagen siempre ha desfilado en solitario, demostrando que desde los primeros planteamientos el Nazareno con la mano extendida era respuesta común a esta iconografía, con independencia de que formara parte de un grupo escultórico, en el que se exige una mayor teatralidad.

En el año 1607 Francisco del Rincón llevó a cabo una escultura de Jesús Nazareno, de similares características, para otra localidad vallisoletana: Nava del Rey (imagen superior derecha).

Volviendo a Pedro de la Cuadra, la imagen de Jesús Nazareno de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de León se halla también atribuida a su mano. Sin embargo, no se conocen datos ciertos sobre su origen y ejecución; además, aportaciones del año 2011 por parte de los historiadores César García Álvarez y Eduardo Álvarez Aller han señalado incluso la gubia de Gregorio Fernández para su autoría. En cualquier caso, las sucesivas intervenciones sobre la obra hacen muy difícil su catalogación, así como su estudio iconográfico. Las fotografías más antiguas (imagen inferior izquierda) sí permiten situarlo en el marco de este estudio.

El Nazareno de León presentaba, antes de la importante intervención efectuada en 1944 por Víctor de los Ríos (quien recompuso la cabeza, retalló la cabellera e hizo nuevo cuerpo), los rasgos característicos que hemos enunciado anteriormente, si bien en este caso con la mano diestra ligeramente levantada. Su configuración barroca le hacía llevar túnica de terciopelo suelta desde los hombros, como era común en las representaciones castellanas de Jesús Nazareno, así como peluca de pelo natural. La imagen se acompañaba de un Simón Cirineo atribuido al artista vallisoletano Francisco Díez de Tudanca, fechable a mediados del siglo XVII, una figura secundaria que será fundamental en la configuración de los grupos escultóricos del Camino del Calvario.

 

 

 

La clave aportación de Gregorio Fernández

Como hemos dicho antes, el grupo escultórico Camino del Calvario consagra definitivamente la representación de Jesús Nazareno con la mano tendida como pasaje principal de la Calle de la Amargura.

Siguiendo los cánones de los grabados del siglo XV y XVI se representa a Jesús en el centro del paso (la imagen original de Gregorio Fernández no está localizada en la actualidad). Delante del Nazareno, a su izquierda, un sayón lo conduce con una soga, y a su derecha la Santa Mujer Verónica le ofrece el paño para enjugar su rostro. Tras el Cristo, a su izquierda, el Cirineo sostiene el último tramo de la cruz, al igual que en el paso de León, y a su derecha un sayón lo conmina a avanzar.

El paso original evolucionaría a finales del siglo XVII. En primer lugar, se sustituiría el Nazareno de Gregorio Fernández por otro de vestir, en el marco de las reparaciones llevadas a cabo por Juan Antonio de la Peña y Juan de Ávila en el año 1697. Dicha escultura ha sido recientemente recuperada por la cofradía vallisoletana de Pasión (imagen superior derecha); curiosamente, ya no respeta los cánones de los Nazarenos de comienzos del siglo XVII, abrazando la cruz con ambos manos en el tramo bajo del patibulum.

En las reformas efectuadas a finales del siglo XVII también se alteraron en cierta manera los sayones que acompañan al Nazareno, añadiendo una característica trompeta al de la soga y ampliando la lanza del soldado que se clavaba en el costado de Cristo. Estas transformaciones han sido fruto de numerosos estudios debido a las erróneas interpretaciones de la composición y su evolución.

 

 

 

Obras en Palencia y Salamanca

La importancia de la imaginería de Valladolid en la Semana Santa de los centros de población de su entorno fue crucial. Un buen ejemplo de ello es el paso de La Verónica o Jesús Camino del Calvario de Palencia. Las imágenes son obras de varios autores: la Verónica y el sayón que alza el palo son de Antonio Vázquez (1694), el Cirineo y el sayón de la soga, de Bernabé López Frías (1696), y el Nazareno es de José de Rozas (imagen superior izquierda, 1694). La hechura cristífera recoge todos los planteamientos señalados en este análisis: giro de la cabeza en actitud comunicativa, brazo izquierdo elevado para sostener la cruz y brazo derecho extendido con la mano tendida hacia la Santa Mujer Verónica. La constatación de esta iconografía hace entender que también así sería la imagen de Gregorio Fernández en Valladolid, de cuyo paso es el de Palencia una copia fiel.

Respecto a la ciudad de Salamanca, de nuevo las desafortunadas intervenciones llevadas a cabo sobre la imaginería procesional dificultan el análisis del paso de La Caída, perteneciente a la Cofradía de la Vera Cruz (en la imagen superior derecha, fotografía del año 1898 en la que se puede observar el paso antes de las intervenciones llevadas a cabo en el siglo XX). La documentación de la cofradía recoge a finales del siglo XVII la existencia de un paso denominado "Nuestro Señor con la Cruz a cuestas" que parece identificarse con el actualmente denominado La Caída. Las fotografías antiguas no dejan ninguna duda sobre la inspiración de la obra en el paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández, si bien con las intervenciones llevadas a cabo en Valladolid a finales del siglo XVII; de este modo, el Nazareno, que presidía el grupo escultórico, se presentaba con la posición de brazos según el canon de principios de dicho siglo, aunque en actitud casi genuflexa.

 

 

 

Otros Nazarenos. El caso sevillano

Aunque parece que a finales del siglo XVII se extiende definitivamente el modelo más tradicional dentro de la iconografía de Jesús con la cruz a cuestas, llevando el Cristo las dos manos en torno al brazo del madero, se conservan algunas representaciones más del Nazareno con la mano tendida que son fechables en el difuso marco de finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Sin fecha ni autor conocido se encuentra el antiguo Nazareno de la Cofradía de la Vera Cruz de Fuentesaúco (Zamora). Pese a su pésimo estado de conservación (imagen superior izquierda) se adivina la posición de las manos, cercana a las reproducciones del paso de Gregorio Fernández, especialmente la de Salamanca.

En Híscar y Cuenca de Campos (este último en la imagen superior derecha), municipios ambos de la provincia de Valladolid, también se conservan sendos Nazarenos de vestir que poseen esta misma tipología.

Por último cabe citar el Nazareno de Palencia, realizado en el año 1717 por Tomás de la Sierra, siguiendo el autor como modelo la imagen cristífera del paso de La Verónica.

Por último, la imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, titular de la cofradía sevillana del Valle se halla atribuida a la escuela de Pedro Roldán (segunda mitad del siglo XVII). Su configuración original seguía los cánones más clásicos de la escuela sevillana: mirada baja y las manos en el extremo inferior del patibulum; sin embargo, su remodelación en el año 1909 alteraría su composición para resaltar la comunicación con las mujeres y la Verónica que figuraban en la cabecera del misterio.

Dicha intervención en el Cristo separó el brazo diestro de la cruz para disponerlo en actitud de consolar a las mujeres, tomando así la propuesta de la escuela castellana para representar la figura del Nazareno con la mano tendida. Curiosamente, en el proceso de reforma se pierden gran parte de las figuras secundarias que acercaban la composición del paso al realizado por Gregorio Fernández en 1614 para representar dicha escena.

Por último, a modo de conclusión, podemos decir que la imaginería de Castilla en el siglo XVII aportó a la española está representación de Nazareno con la mano extendida. Pronto superada por la representación más clásica de los Nazarenos para capillas y oratorios, la representación castellana de este misterio en el Seiscientos es una fiel reflejo de la búsqueda de la comunicación con el espectador y la teatralidad de las escenas en la Semana Santa de la ciudad de Valladolid y su entorno durante dicha centuria.

 


 

Fotografías de http://artevalladolid.blogspot.com.es, www.jhsleon.com y Javier Prieto

 

FUENTES: MARTÍN HERNÁNDEZ, Rafael. "Breve síntesis de la evolución de la iconografía de Jesús con la Cruz al hombro"; VASALLO TORANZO, Luis. "El paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández; URREA, Jesús. "Escultores coetáneos y discípulos de Gregorio Fernández en Valladolid (II)".

 

Nota de La Hornacina: extracto modificado del artículo homónimo
publicado por Javier Prieto en el blog http://patrimoniocofrade.blogspot.com.es.

 

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