LA VIRGEN DE FÁTIMA EN ORIHUELA
Texto y fotografías de Manuel Bernabé Belmonte
La Virgen de Fátima, cuya onomástica celebramos estos días, es una de las advocaciones marianas más conocidas y veneradas en el orbe católico tras su aparición en Cova da Iria (Portugal) en el año 1917.
Juan Pablo II, tras sufrir el atentado en la Plaza de San Pedro, el 13 de Mayo de 1981, comentó que había salvado la vida gracias a la intervención de la Virgen de Fátima. Un año después, con motivo del aniversario de dicho atentado, el pontífice viajó a Fátima y allí hizo patente su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario la bala que le extrajeron. Desde el año 1984, la Virgen la lleva engastada en la corona real que porta.
La imagen de la Virgen de Fátima de Orihuela (Alicante) fue realizada por el escultor e imaginero José Sánchez Lozano en el año 1963. En un principio, estaba destinada a la Iglesia parroquial de San Martín Obispo, de la vecina localidad alicantina de Callosa de Segura, pero acabó siendo venerada en la Iglesia parroquial de las Santas Justa y Rufina de Orihuela, donde sigue recibiendo culto en la actualidad.
Destacar que son muchos los devotos que cada año se reúnen en torno a la Virgen y forman parte del Ejercito Azul de María-Apostolado Mundial de Fátima, asociación encargada de difundir su veneración y culto.
La imagen de la Virgen fue llevada a Orihuela por el Reverendo Don Manuel Cayuelas. Según cuentan testimonios orales, al llegar la Virgen a la localidad alicantina, se le hizo una bienvenida en la Iglesia de los Padres Capuchinos, y desde allí se trasladó en romería hasta la Parroquia de Santa Justa y Rufina. Desde ese momento, tiene su fiesta el tercer domingo del mes de Mayo.
La capilla lateral, en la que recibe culto la imagen, es la segunda del lado del Evangelio de la Parroquia de Santa Justa y Rufina, partiendo desde el presbiterio. En ella podemos observar a la Virgen situada en el centro de un retablo de estilo neogótico, donde se recogen seis pinturas con motivos de las apariciones que se produjeron desde el 13 de Mayo hasta el 13 de octubre del año 1917 en Cova da Iria (Portugal).
Según las crónicas de las apariciones, la Señora se presentó a los tres pastorcillos sobre una encina como la Virgen del Rosario y en su mensaje pedía la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón.
La imagen de Sánchez Lozano, que es una talla de madera completa, muestra los caracteres propios de esta reciente iconografía mariana: viste traje y manto de tonos blancos y beiges, cuyas cenefas están decoradas con motivos de carácter vegetal, realizados mediante la técnica del estofado que aplica también el artista levantino en las nubes sobre las que se aposenta. En uno de los pliegues de los ropajes lleva la firma del autor. La Virgen de Fátima posee una corona como presea, y sobre las manos, unidas en posición orante, el santo rosario.
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